México SA-Carlos Fernández-Vega
A punto de concluir este agitado 2011, circula la buena nueva de que la economía brasileña desbancó a la británica de la sexta posición mundial. La noticia no es menor, porque casi una década atrás la primera ocupaba la posición número 15 en el ranking internacional y la segunda el número cuatro. En ese lapso, con Lula a la cabeza, los brasileños se dedicaron a buscar rutas alternativas para crecer a mayor ritmo y reducir los desequilibrios en el ingreso y la distribución de la riqueza, lo que rindió frutos. En ese lapso, el PIB por habitante se duplicó en Brasil, mientras que en Gran Bretaña reportó un descenso cercano a 7 por ciento.
Sólo con fines comparativos, en el mismo periodo la economía mexicana, aferrada al manual del modelito económico, cayó de la posición nueve a la 14, lo que confirma, por si alguien tuviera duda, que entre el discurso y la realidad la distancia es cada día mayor. Por ejemplo, en los últimos seis años la tasa anual promedio de crecimiento en México fue de 1.7 por ciento, contra 4.3 por ciento para el caso brasileño. Así, el valor de la segunda duplica el de la primera, con lo que los hijos de la samba y el jogo bonito reafirman su liderazgo latinoamericano, otrora perteneciente a esta República del discurso.
De acuerdo con el Centro de Investigaciones en Economía y Negocios (CEBR), un instituto de análisis con sede en Londres, en 2011 Gran Bretaña cayó al séptimo lugar entre las mayores economías del mundo, detrás de Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Francia y Brasil. De acuerdo con sus pronósticos, la economía británica superará a la francesa (actualmente, la quinta mayor del mundo) en 2016, mientras que en 2020 la rusa y la india ascenderán al cuarto y quinto, respectivamente. De las seis mayores economías del mundo, sólo China superó a Brasil en crecimiento (2010), con un alza del PIB de 9.5 por ciento, contra 7.5 por ciento, según el Fondo Monetario Internacional (La Jornada). De la economía mexicana, ni sus luces.
¿Cómo le fue a la economía brasileña a lo largo del presente año? La Cepal nos obsequia un paseo gratuito por el tema: en 2011 se desaceleró, al anotar una tasa de crecimiento cercana a 2.9 por ciento frente a 7.5 por ciento en 2010. El menor crecimiento obedeció al agotamiento de la capacidad ociosa de la industria y al impacto de las políticas para contener la fuerte expansión de la demanda interna y las consecuentes presiones inflacionarias. En el tercer trimestre del año, frente al deterioro del escenario internacional y la pérdida de dinamismo de la actividad económica, la política macroeconómica se orientó a mantener el crecimiento, en especial con la reducción de la tasa de interés y con el anuncio en los primeros días de diciembre de medidas de reducción de impuestos sobre algunos bienes de consumo y medidas de control del crédito menos estrictas, que se espera contribuyan a acelerar el ritmo de la economía en 2012, a una tasa cercana a 3.5.
En el año que está por concluir, apunta la Cepal, la política fiscal brasileña consolidó un ajuste para incrementar el superávit primario. De enero a octubre de 2011 se acumuló un superávit primario de 3.54 por ciento del PIB, frente al 2.88 registrado en el mismo periodo de 2010. El ajuste se debió al mayor crecimiento de los ingresos del gobierno federal (13.7 por ciento en términos reales en los primeros 10 meses de 2011 frente a igual periodo del año anterior, excluido el impacto de cesión de derechos con Petrobras en 2010) y mayor control de los gastos, con una variación real de 4.29 por ciento en el mismo periodo.
En la variación de los dos principales gravámenes correspondientes a los primeros 10 meses de 2011, destacan la fuerte expansión de los impuestos sobre las utilidades de las empresas, que alcanzó 17.6 por ciento en términos reales, y de las contribuciones para la previsión social, que ascendió a 9.4 por ciento. Además se observaron incrementos reales superiores a 8 por ciento en los 10 principales tributos federales. Esa evolución se atribuye sobre todo a la expansión real de la masa salarial y de las ventas de bienes de servicios. Por sector, se registró el doble de la recaudación real de los impuestos pagados por la minería, con 117.6 por ciento y una sustantiva ampliación de los impuestos federales pagados por el sector financiero (22.8 por ciento) y por la industria automotriz (15.1).
A inicios de diciembre de 2011, el gobierno anunció un conjunto de medidas fiscales y crediticias para estimular la producción interna frente a la incertidumbre derivada de la crisis internacional. Se redujo o eliminó el impuesto sobre los productos de línea blanca, como refrigeradores y cocinas, y sobre productos alimenticios como pastas. Asimismo, se anunció la eliminación del impuesto sobre operaciones de ingreso de capital extranjero para la compra de acciones y capital de riesgo y la disminución del impuesto sobre operaciones de crédito a personas, de 3 a 2.5 por ciento al año. La tasa media de desempleo en los primeros 10 meses de 2011 fue de 6.2 por ciento, casi un punto porcentual menos que la tasa observada en 2010. En igual periodo de 2011 se crearon 2.2 millones de empleos formales. El salario medio real en 12 meses a octubre de 2011 creció 3.4 por ciento.
En la cuenta de capital y financiera, y en igual periodo, se observan dos movimientos importantes de ingresos de divisas. La inversión extranjera directa creció 91 por ciento respecto del mismo periodo de 2010, al alcanzar 56 mil millones de dólares. Este incremento obedece tanto a la expansión de inversiones productivas como a cambios de posiciones de capital entre las subsidiarias brasileñas y sus matrices. Otra fuente de ingreso de divisas fue el mayor monto de préstamos bancarios ingresados a Brasil, al anotarse entradas netas por casi 40 mil millones de dólares, alza de 83 por ciento. La fuerte expansión de los ingresos de capitales posibilitó un aumento de las reservas cercano a 57 mil millones de dólares, 13 mil 600 millones más que en el mismo periodo de 2010. De acuerdo con estimaciones oficiales, el producto interno bruto brasileño supera los 2.4 billones de dólares.
Las rebanadas del pastel
Por cierto, hasta donde se conoce, el gobierno brasileño nunca ha presumido a su economía como un “navío de gran calado” (Calderón dixit) ni calificado a la crisis de simple “catarrito”… Un enorme beso para Marianita, en su décimo aniversario.