sábado, 15 de octubre de 2011

Hoy, marchas en 951 ciudades para repudiar el neoliberalismo

El movimiento de los indignados se hará patente en 82 países
Armando G. Tejeda Corresponsal / Periódico La Jornada Sábado 15 de octubre de 2011, p. 25
FotoMadrid, 14 de octubre. La revolución de los indignados tomará las calles de 951 ciudades del planeta. Será la primera gran manifestación global contra el neoliberalismo, en protesta contra una crisis financiera y económica que ha provocado en sólo tres años 50 millones de desempleados más y un aumento desbocado de la pobreza, tanto en los llamados países desarrollados como en el resto del mundo.
Desde Madrid, el epicentro de la revuelta popular que inició en mayo pasado y que reunió a jóvenes, adultos, niños y ancianos con el mismo ánimo reivindicativo, se esparció el espíritu de la revolución de los indignados, que hoy se hermanará con el mismo grito de rabia y desesperación en 81 países más.

Los datos de la primera gran marcha global son elocuentes: a la convocatoria que surgió de la Puerta del Sol en junio pasado para convertir el 15 de octubre (15O) en una expresión popular contra los políticos, los empresarios y los banqueros se han sumado ya 951 ciudades. La semilla de la revolución de los indignados ha llegado hasta 82 países, que han debatido y sometido a votaciones popular –siempre desde la asamblea horizontal y democrática– las iniciativas y propuesta para luchar contra los efectos de la crisis económica, que está golpeando con especial crudeza a la Europa integrada en el euro y que vive días de incertidumbre ante un eventual colapso.


Bajo el mismo lema –consensuado en 951 asambleas y votada por decenas de miles de personas– se manifestarán centenares de miles, quizá millones de personas: Unidos por un cambio global. En general las coincidencias de los movimientos populares de los 82 países son comunes: reclaman una democracia más participativa, en la que el pueblo tenga una incidencia directa en las grandes decisiones que hipotecan el futuro de varias generaciones (como los rescates bancarios); un cambio profundo en el modelo neoliberal, una vez constatado su rotundo fracaso tanto por esta crisis sin precedentes como por los resultados en materia de aumento de la pobreza y ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres; que se agilicen una serie de reformas para frenar que los grandes consorcios, banqueros y especuladores se sigan enriqueciendo con la crisis, sobre todo lo relativo a una nueva legislación financiera que grave las operaciones bursátiles y que redistribuya esa riqueza a través del Estado; y, entre otras, la recuperación de la calle como el espacio para que el ciudadano exprese en libertad y de forma pacífica su rechazo a un sistema que, a su juicio, ha fracasado.

El movimiento de los indignados tiene su matriz y mayor fortaleza en España, sobre todo en las grandes urbes, donde se prevén grandes movilizaciones y jornadas de protesta social y de debate de futuras iniciativas. Así lo expresan en la convocatoria general: El 15 de octubre personas de todo el mundo tomarán las calles y las plazas. Desde América a Asia, desde África a Europa, la gente se está levantando para reclamar sus derechos y pedir una auténtica democracia. Ahora ha llegado el momento de unirnos todos en una protesta no violenta a escala global.

Y añaden que los poderes establecidos actúan en beneficio de unos pocos, desoyendo la voluntad de la gran mayoría, sin importarles los costos humanos o ecológicos que tengamos que pagar. Hay que poner fin a esta intolerable situación. Unidos en una sola voz, haremos saber a los políticos, y a las élites financieras a las que sirven, que ahora somos nosotros, la gente, quienes decidiremos nuestro futuro. No somos mercancía en manos de políticos y banqueros que no nos representan.