Autor: Álvaro Cepeda Neri * | Sección: Conjeturas | 3 JULIO 2011
Con la voz, no quebrada por la emoción –pues la “maestra” Gordillo, con 20 años en el monopolio magisterial, es una antigua máquina Singer de pedales para zurcir sus cotos de poder– pero sí con sus cuerdas bucales muy desgastadas por tanto servilismo (como medio para lograr sus poderes de las sobras del presidencialismo al que se ha arrimando desde su creador, Salinas-Camacho, hasta hoy con Calderón al que cubrió con sus boba zalamería), apenas alcanzó a balbucear: “¡Señor presidente, no hay duda, es usted el presidente de la educación!”, como consignaron, entre otros reporteros, Claudia Herrera y Karina Avilés (La Jornada, 1 de junio de 2011). Y Calderón, con su sonrisita de “no te creo nada Elba”, se le fue encima, la abrazó y le puso un beso en la regordeta mejilla.
Resulta que Elba Esther le dio permiso a Calderón para que su 1 millón 200 mil maestros sean examinados cada tres años. Y es que la cacique chiapaneca, en lugar de dedicar para cursos de actualización algo de los 100 millones de pesos que recibe mensualmente de las cuotas que les quita a sus esclavos, se los embolsa para sus mansiones en Miami, sus departamentos de lujo en Houston, para estar a tiro de pichón de los hospitales y curar sus males y las constantes cirugías para “modernizar” su rostro y parecerse al retrato de Dorian Grey (la novela de Oscar Wilde) y para su partido electorero que igual apoya al Partido Revolucionario Institucional que al Partido Acción Nacional y al Partido de la Revolución Democrática, siguiendo aquello de “no es que la veleta cambia de dirección… es el viento que hace que cambie”.
Calderón también hace como que le interesa renovar la enseñanza básica, pero es archisabido que como panista religioso, odia la educación pública, a la que ha estado minando en su arista laica (con sus incondicionales: Josefina Vázquez y Alonso Lujambio). Y sabiendo que la Gordillo (ahora sí que está gordita) es otro poder fáctico (como Televisa, la Confederación de Trabajadores de México y apéndices del presupuesto sindical y los subsidios, como el sindicato de Petróleos Mexicanos, donde despacha el compadre de la maestra, Romero Deschamps), la consiente a cambio de que ella y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación lo apoyen a salir mejor librado en vísperas de que el sexenio termine. En la fotografía de Marco Peláez (en La Jornada citada), al entusiasmarse y alzar el acuerdo que suscribió, se alzó, también, la lujosa blusa y mostró parte de su abdomen, lo que provocó comentarios entre los asistentes que presenciaron el show.
Calderón dijo mantener su complicidad-alianza con ella (no obstante que en la competencia electoral del Estado de México, la Gordillo tiró a loco al Partido Acción Nacional y se comprometió con Peña Nieto). Y los dos festejaron este lapsus cuando, con aclaración no pedida, dijo que su “alianza con el SNTE no es política ni oportunista”, burlándose uno del otro, como que saben cuál es su juego. La Gordillo se mofó de la precandidatura presidencial del secretario aparente de Educación Pública (el auténtico titular es el subsecretario yerno de Elba) y vitoreó a Lujambio, pero ésta coquetea con la Vázquez Mota, Santiago Creel… Total, otra fiesta de falsedades.