En días pasados, Marco Rascón publicó dos lamentables artículos sobre el SME. Bajo una supuesta visión crítica de izquierda, Rascón termina haciéndose eco de la campaña en curso contra la prolongada lucha de los trabajadores electricistas.
El supuesto "repaso histórico" –superficial, lleno de imprecisiones y en el que sólo recoge las inconsecuencias de algunos dirigentes del SME, pero ninguna de las luchas históricas de este sindicato– es sólo un relleno y un distractor para barnizar el verdadero fin: contribuir al descrédito de la dirigencia actual del SME en momentos cruciales para esta centenaria organización y para más de 16 mil trabajadores, miles de jubilados y sus familias que se sostienen con enormes sacrificios en la resistencia.Opinar –porque carece de cualquier elemento para siquiera llamarla acusación– que quien encabeza esa resistencia, el secretario general Martín Esparza, es un liquidador del SME es una barrabasada que sólo se explica por alguna intención oscura o por una gran irresponsabilidad. Pero lo preocupante no es la opinión de Rascón, sino que sectores otrora de izquierda puedan estar cediendo a la campaña de difamaciones del gobierno y de la mayoría de los medios.
El verdadero problema es el golpe autoritario del gobierno de Calderón contra el SME, contra el servicio público de electricidad, contra los derechos laborales y sindicales, contra las garantías constitucionales. ¿Dónde ha estado Rascón, y otros, frente a esto, antes de brindarnos su hueca crítica "democrática"?
Héctor de la Cueva