Tonatiuh Bringas Tobón
Jueves, 19 de Mayo de 2011
La publicidad gubernamental presenta a la Comisión Federal de Electricidad como una empresa de clase mundial, y claro que lo es, es de clase mundial como en su momento fue la compañía Enron, dicha empresa también ofreció sobornos a cambio de contratos millonarios en países latinoamericanos, africanos, etcétera. Los tribunales norteamericanos encontraron como culpables de prácticas fraudulentas a Kenneth Lay, presidente de Enron y Jeffrey Skilling, su ex director ejecutivo.La semana pasada, los tribunales norteamericanos han condenado a la empresa Lindsey Manufacturing Co., y a dos de sus directivos, Keith Lindsey y Steve Lee por violar la Ley sobre Prácticas Corruptas en el Extranjero al dar sobornos a altos funcionarios de la CFE. Los tribunales norteamericanos ya dictaron sentencia. La pregunta es ¿qué harán las autoridades mexicanas?
La corrupción es una práctica que no escapa a la forma de hacer negocios en todos los niveles y en todos los países, sólo que en algunos países es más discreta que en otros, es decir, no sólo en México hay corrupción, las prácticas corruptas se encuentran en todas latitudes, ejemplo de ello es el lavado de dinero, actividad que no se puede entender sin la complicidad de la banca financiera y la autoridad encargada de regularla.
La corrupción bajo el régimen priista era una práctica que formaba parte del juego político; la expresión más grotesca de la corrupción priista, está representada en la figura de Arturo “El Negro” Durazo. La corrupción era el mecanismo que aceitaba los engranes de su maquinaria. Los negocios carreteros, la construcción de complejos turísticos, etcétera, para su realización, había una serie de complicidades entre la autoridad y el capital que quería hacer negocios, sin embargo los empresarios alentaba esas prácticas puesto que era parte de las reglas no escritas para hacer negocios, eran pues, los “usos y costumbres” priistas. La corrupción era parte de la negociación entre los grupos subalternos y la clase dirigente, en ese sentido, las prácticas corruptas tenían y tienen una aceptación social.
Bajo la alternancia las prácticas corruptas se han profundizado. Los escándalos de corrupción en el gobierno foxista alcanzaron a los hijos de su esposa. Los hermanos Bribiesca, hijos de Sahagún Jiménez han sido acusados de prácticas fraudulentas y contar con información privilegiada para hacer negocios con créditos para casas de interés social, esto, al amparo de la sombra presidencial; el caso más pusilánime de actos corruptos fue el que le costó la vida de cuatro trabajadores de PEMEX en la plataforma petrolera de Sonda Campeche.
El gobierno calderonista tenía en Juan Camilo Mouriño a la figura representativa de la corrupción de su sexenio; a Mouriño Terrazo, se le comprobaron actos de corrupción al otorgarse a sí mismo contratos entre su empresa y PEMEX siendo él subsecretario de energía con Calderón Hinojosa; más aun, la extraña forma en la cual perdió la vida.
La corrupción es lo que caracterizó al régimen priista y es lo que está caracterizando a los gobiernos panistas. El caso de la CFE es reflejo de cómo se comportan los distintos grupos políticos y las relaciones con el capital, es decir, la forma en la cual operaron los funcionarios de la CFE es la regularidad en la cual han operado diversos funcionarios en otras áreas de la administración pública, las concesiones en PEMEX, CONAGUA, la SCT y en las distintas dependencias federales, a través de esas prácticas corruptas se tejen relaciones de complicidad entre los funcionarios, los partidos, las empresas y el aparato administrativo de procuración de justica, ya que hasta ahora, el principal acusado de aceptar sobornos por parte de la CFE, Néstor Moreno no ha sido molestado por las acusaciones en su contra en nuestro país; a éste funcionario se le dio como parte del soborno, un yate y un Ferrari, muestra de la opulencia y la podredumbre del régimen vigente en el país.
La alternancia política no ha cambiado las reglas del juego sobre los negocios multimillonarios con la construcción de puentes, hospitales, carreteras, etcétera, ya que los panistas hicieron suyas las reglas heredadas del priismo. Hoy más que nunca, el aparato corporativo sigue vigente, es así como se entienden las alianzas políticas que los panistas han tejido con los restos de lo que queda de organización sindical, expresados en los dirigentes del SNTE o el sindicato petrolero; es decir, la alternancia no rompió con las viejas formas en las cuales actúan impunemente los diferentes grupos políticos.
El caso de la CFE nos muestra un caso, entre muchos, de cómo son las relaciones entre los funcionarios públicos del gobierno mexicano y las complicidades con el capital. Sin embargo esa forma de hacer negocios no es extraña a la dinámica de las relaciones entre el poder público y el capital, ya que la multa aplicada a la empresa representa el 10% de las ganancias obtenidas por ese negocio, una multa ridícula que no desalienta en lo sustancial a que ese tipo de prácticas no vuelvan a ocurrir.
Lo que ha caracterizado a este país durante el último siglo, ha sido la corrupción en los diferentes niveles de la sociedad. El arribo de los panistas a la presidencia de la republica ha profundizado el deterioro de las instituciones políticas, puesto que profundizaron las prácticas corruptas. La desconfianza en el sistema jurídico mexicano es el producto de la corrupción entre los funcionarios jurídicos, el aparato político y la policía.
El actual clima de violencia que vive el país es el reflejo de las relaciones entre el estado y la sociedad. La corrupción y la desigualdad social están sustentadas en un aparato burocrático, militar y policiaco. El ejército tuvo que salir a las calles para sostener la farsa de la alternancia política. El caso de la CFE nos muestra que la corrupción no es caso aislado, sino que es parte de la forma en la cual se hacen negocios privados con recursos de una empresa pública. Desigualdad y corrupción son la característica fundamental del estado mexicano, y para su realización, se hace necesario el aparato burocrático, el cual está sostenido sobre el uso de la violencia política, esto es, en el uso del ejército y la policía.