Mi nombre es Silvia Rosales, yo soy esposa de uno de los que están aquí en el movimiento y de uno de los que están como presos políticos, los últimos once que tomaron como reos, que en realidad ni lo son. Los acusan de motín, de robo, los acusan de otras cosas. Esto es muy crudo, muy duro.
Desde que empezó el movimiento ha sido tragedia, tras tragedia. Fue muy duro el día que yo alcancé a ver en la tele, mi marido acababa de salir de trabajar, estaba en la termoeléctrica, se había aventado dos turnos y yo vi en la televisión cómo nos arrebatan el trabajo.
Fue muy duro para nosotros, yo no entendía nada del sindicato, no sabía mucho de su trabajo.
Mi marido apenas iba a cumplir cinco años, él tardó 20 años para entrar. ¡No ganaba el mega-sueldo que ellos decían! Mi marido ganaba 174 pesos diarios y tenía una pocas prestaciones.
Nosotros no teníamos casa propia, todo mundo sabe que rentábamos. No tenemos el mega-coche que todo mundo dice que tenemos, no es cierto.
Fue muy duro para nosotros, yo no entendía nada del sindicato, no sabía mucho de su trabajo.
Mi marido apenas iba a cumplir cinco años, él tardó 20 años para entrar. ¡No ganaba el mega-sueldo que ellos decían! Mi marido ganaba 174 pesos diarios y tenía una pocas prestaciones.
Nosotros no teníamos casa propia, todo mundo sabe que rentábamos. No tenemos el mega-coche que todo mundo dice que tenemos, no es cierto.
Mi marido había veces que no lo veía para nada, el trataba de subir en el escalafón. Un hombre muy trabajador. Desde el primer día que nosotros tuvimos que enfrentarnos a eso, el agarró su cajita de botana para salir adelante.
Fue un golpe tan duro. En este momento estamos sufriendo las consecuencias del gobierno que nos acusa de muchas cosas. Es tan difícil ver que los tienen ahí encerrados. Ellos son inocentes. En ningún momento ellos agredieron a nadie. Los once que están ahí llegaron después que había pasado todo, dijeron que quemaron carros, no es cierto, alguien los mandó a quemar porque los carros eran de los compañeros. Eso es mentira, en ningún momento ellos agredieron a alguien. Cuando los acusan, a un ingeniero le robaron la computadora, le pegaron.
Para nosotros desde que les quitaron el empleo ha sido duro. Todos son hombres trabajadores, mi marido no toma, no fuma. Creo que en toda la colonia lo pueden ir a verificar. Él nunca golpea a nadie, nunca agrede a nadie, es un hombre trabajador y no se mete con nadie.
¿Cómo se llama él y dónde trabajaba?
Él estaba en la termoeléctrica de Lechería y se llama Hugo Medina Rodríguez.
Para mí es tan doloroso como no te puedes imaginar, ¡Y con una impotencia tan tremenda! Nosotros sabíamos en lo que nos metíamos, no nos arrepentimos. Ni modo, nos tocó esto y vamos a vivir con dignidad.
¿Desde que a él lo detuvieron…?
Lleva un mes
¿Cómo le han hecho para sobrevivir?
Nos han ayudado económicamente los compañeros, lo que pueden botear. El sindicato nos ha apoyado. Lo que tú vez, gracias a dios, aquí tenía una fuente de trabajo honesta que estábamos haciendo aquí. Junto con cuatro compañeros más hemos salido adelante.
¿Cuál es su situación jurídica?
Tiene abogados, pero todo esto es un proceso, no sabemos cuándo van a salir.
¿Qué le diría a la población en general de lo que está padeciendo su esposo?
Que no sigan en ese estado de confort, que no estén en una esfera y no se conformen a medio comer, medio vivir. Que tengan conciencia y tengan dignidad. Porque a lo mejor se conforman con lo que tienen, pero que piensen que tienen hijos, tienen nietos. ¿y qué queremos para ellos? La verdad, hay mucha gente profesional, y yo te digo porque tengo una hija profesional, que no encuentra trabajo. Tengo otras dos que también tienen profesiones y están desempleadas. Todo es porque no alzamos la voz, no nos unimos, nos agarramos de la mano y nos portamos como hermanos como tendría que ser para luchar por un México diferente
Fuente: Apia Virtual
Fuente: Apia Virtual