Emir Olivares Alonso
Domingo 22 de mayo de 2011, p. 36
Aun cuando el mundo está inmerso en la llamada sociedad del conocimiento, las opciones de desarrollo profesional en México para jóvenes preparados en los sistemas de posgrado son pocas. De acuerdo con datos de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), de cada 3 mil doctores que egresan al año en el país, sólo mil consiguen un empleo o la oportunidad para continuar con sus trabajos de investigación.
Frente a ese panorama, estudiantes de posgrado afirmaron que si bien la situación es complicada, no pierden la esperanza de que gracias a su capacidad y esfuerzo logren concretar sus metas.
En el cierre del primer Congreso de Estudiantes de Posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) –donde por tres días hubo mesas de discusión, foros, la participación de mil 400 ponencias, lo que culminó con una carrera atlética–, José Ramón Mejía, del posgrado en Estudios Latinoamericanos, planteó que la difícil situación a escala mundial ha generado pobres oportunidades para la juventud, incluidos aquellos que tienen mayor preparación académica.
Para quienes optamos por dedicarnos a la investigación, como para muchos otros sectores de la juventud, el panorama no es alentador. Esto genera cierta desesperanza pues hoy no basta estar preparado al más alto nivel para desarrollarte. Lo vemos con los que se van (fuga de cerebros); no creo que haya plazas suficientes para todos los investigadores que vamos a salir. Hoy, la mayoría sobrevive con una beca, pero cuando nos graduemos la realidad será compleja.
Mejía, de 34 años, consideró que un ejemplo de hartazgo en la ciudadanía, en particular entre los jóvenes, se está manifestado en España, donde miles de personas han salido a las calles para expresar su rechazo al modelo económico y político. Aunque, subrayó, en México
también hay movilizaciones importantes.
Sara Reyes tiene 28 años y actualmente estudia la especialidad en enfermería del adulto en estado crítico. Si bien consideró que la situación en el futuro inmediato es complicada, “nosotros también tenemos que empujar y propiciar nuestro desarrollo.
Las oportunidades las tenemos que generar nosotros mismos. La UNAM nos da una formación. Cada día en el posgrado se profundiza en el conocimiento y la investigación; es bueno compartir experiencias, como lo hicimos durante el congreso. La idea es que nuestro país mejore, y creo que ir todos los días a las aulas y echarle ganas es una contribución importante para la solución de los problemas del país.
Por su parte, Héctor Hernández Bringas, coordinador de Estudios de Posgrado de la UNAM, lamentó la falta de opciones para los jóvenes que egresan de este nivel.
El tema del mercado de trabajo es complejo y aquí nos remite al asunto de quién define las necesidades de una sociedad. Nuestro mercado de trabajo presenta dos serias distorsiones: no se está desarrollando y si bien ha crecido en el número de empleos, éstos son precarios y no atienden las necesidades más importantes de una sociedad como la mexicana.
Sin embargo, dijo, la escasez de oportunidades para los graduados de este nivel académico
es diferencialde acuerdo al área de estudios.
En las biológicas y de la salud los niveles de empleo son muy altos al egresar del posgrado, de entre 70 y 80 por ciento. Pero existen otras áreas donde las oportunidades laborales son muy restringidas.
A diferencia de lo que sucede en Estados Unidos, señaló, donde las empresas ubican y seleccionan a jóvenes investigadores e inclusive los becan para que terminen sus estudios y después contratarlos; en México en el sector privado
no se ve un compromiso real para tener una visión de largo plazo dirigida a la formación de cuadros altamente capacitados para la propia industria.
En la UNAM existen 25 mil estudiantes de posgrado: 9 mil en maestría, 5 mil de doctorado y el resto de especialidades. Cada año se gradúan de esta institución alrededor de 2 mil 500 maestros y 600 doctores; de la UNAM surge uno de cada cuatro graduados en doctorado en el país.
De acuerdo con las cifras de la AMC, por cada investigador que no encuentra empleo en México, el país pierde 2 millones de pesos en su capacitación. Recientemente, el presidente de esa agrupación, Arturo Menchaca Rocha, aseveró que la escasez de plazas para investigadores también se presenta en el sector público. Recordó que en los centros de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología desde 2006 se ha contratado a un investigador joven cada cuatro días, esto es menos de 100 científicos por año.