viernes, 10 de diciembre de 2010

Esparza entra a la sucesión

Rubén Cortés
La toma de nota a Martín Esparza como líder del SME lo convierte en pieza esencial de las elecciones presidenciales de 2012, porque puede apoyar la campaña de sus aliados PRD-PAN con 15 mil millones de pesos prohibidos de fiscalización por el IFE, y con una aguerrida banda de 30 mil personas para llenar actos y acosar al candidato del PRI.
En un Estado de Derecho como México es irrebatible, desde el punto de vista judicial, la decisión de la Secretaría del Trabajo de avalar la elección de Esparza por estar amparada en los estatutos del gremio y la Ley Federal del Trabajo. Si aceptamos la ley en unos casos, hay que aceptarla en otros.
También es irrebatible que la unción de Esparza responde a un acuerdo político, lo que tampoco está mal, pues la política es el arte de lo posible y por lo general carece de ética, ya que se mide en la función de las circunstancias en que se practica: el fin justifica los medios.
Perfecto. Aceptados los dos escenarios, el legal y el político. Sin embargo, no olvidemos quién es Martín Esparza:
—Lideró actos de barbarie contra la casa del secretario del Trabajo, Javier Lozano, en presencia de la familia de éste, y hasta abolló coches blindados en los que viajaba el funcionario.
—Llevó su odio contra el secretario hasta Ginebra, donde a golpes intentó interrumpir un discurso que daba durante una conferencia mundial.
—Amasó una fortuna incuantificable, sacada de 432 millones de pesos anuales al descontarle el tres por ciento de cada quincena a sus agremiados.
—Ganaba oficialmente 12 mil pesos mensuales, pero por fuera se pagaba 372 mil pesos: 163 mil más que el Presidente de la República.
—Mientras sus agremiados hacían ayunos y boteaban, conducía un Jaguar de 123 mil dólares, pagaba facturas de 20 mil pesos en restaurantes y vacacionó en Ixtapa-Zihuatanejo pagando 34 mil 260 pesos en reservaciones de avión y hospedaje.
—Posee un rancho con lienzo charro, gallos de pelea y caballos pura sangre comprados en Europa.
—Es titular de los bienes del SME, valuados en seis mil millones de pesos, entre edificios, escuelas, centros de recreación, gimnasios, áreas deportivas y una duela de bambú de 103 millones de pesos, que sólo existen en la súper profesional NBA de Estados Unidos.
No olvidemos, por favor, que ése es Martín Esparza, a quien nadie caracterizó mejor que Javier Lozano, víctima principal de su odio visceral, cuando el 6 de enero pasado expresó:
“Lo que le duele es que le quitamos la gallina de los huevos de oro, que acabamos con una fuente brutal de corrupción”.
Lo deplorable es que la recuperó. La gallina, pues.