lunes, 16 de noviembre de 2015

Bailleres: el Estado lo creó, el Estado lo premia

Si bien todos los presidentes de México, desde Gustavo Díaz Ordaz, lo consintieron y lo ayudaron a escalar, fueron los panistas quienes lo catapultaron hasta convertirlo en el tercer hombre más rico de México. En el actual sexenio sus expectativas aumentan: la reforma energética le abrió las puertas de los hidrocarburos. Es Alberto Bailleres, uno de los muchos golpeadores del Excélsior de Julio Scherer y personaje acusado de envenenar pueblos enteros con los residuos tóxicos de sus minas. A él se le acaba de otorgar la medalla Belisario Domínguez, presea pensada para honrar a mexicanos por sus servicios a la patria o a la humanidad.
15 noviembre 2015 | Arturo Rodríguez García | Proceso
MÉXICO, DF (Apro).- Hace una década Alberto Bailleres González empezó a abandonar la casi mítica oscuridad que caracterizaba su trayectoria, para publicar sus impresiones en un libro ("Visión de país: de la pobreza a la prosperidad para todos"), aparecer en muy exclusivos foros y pronunciar discursos ante las élites del medio académico, empresarial y político. La ocasión más reciente, para recibir la Medalla de Honor Belisario Domínguez.

Se trata del mayor reconocimiento que el Estado otorga a sus ciudadanos "para premiar a los hombres y mujeres mexicanas que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de la Patria o de la Humanidad", según el decreto de creación de la medalla, expedido el 3 de enero de 1953 por el presidente Adolfo Ruiz Cortines.

La medalla es apenas un símbolo de lo mucho que —con los negocios posibles por las reformas estructurales y la continuación de los que ya tenía— ha acumulado su imperio: Grupo Bal —compuesto por Industrias Peñoles y las diferentes divisiones del Grupo Nacional Provincial (GNP)— y otras empresas que van de servicios financieros a emergencias médicas, de El Palacio de Hierro a ganaderías de toros de lidia y organización de espectáculos taurinos, pasando por la operación de servicios de agua potable.

La diversificación que de origen tienen sus negocios se amplió en los últimos tres años con su incursión en el sector energético, cuando en febrero pasado creó Petrobal, que pronto consiguió asociarse con Pemex al ganar su primer contrato el pasado 30 de septiembre.

Petrobal, en asociación con la estadounidense Fieldwood Energy, consiguió sin competencia el área contractual número 4 de la segunda fase de la Ronda Uno, ubicada en la provincia petrolera Cuencas del Sureste. Dicha asignación abarca 58 kilómetros cuadrados e incluye dos campos, Ichalkil y Pokoch. Las reservas estimadas de esos dos campos son de 68 millones de barriles de crudo ligero y 92 mil millones de pies cúbicos de gas.

Las reformas del gobierno de Enrique Peña Nieto le abrieron otra oportunidad de negocios. Se trata del fondo Energía e Infraestructura de México (Fondo Exi), creado el pasado 25 de junio y cuyo objetivo es utilizar fondos de las afores —entre éstas, la de GNP—, para fondear contratos en el sector energético.

Las dos nuevas empresas están dirigidas por ex funcionarios públicos. Petrobal, por Carlos Morales, quien trabajó 40 años en Pemex y durante el gobierno de Felipe Calderón fue director de Pemex Exploración y Producción. Fondo Exi, por Mario Gabriel Budebo, ex presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro.

Pero no es todo. Una consulta al portal de Obligaciones de Transparencia, donde se coloca la información gubernamental, permitió localizar 130 contratos con GNP; en lo que va del sexenio la aseguradora ha obtenido del gobierno 9 mil 184 millones de pesos, la mayor parte en contratos con la Secretaría de Hacienda.

Al anunciarse que la medalla Belisario Domínguez se le entregaría a Alberto Bailleres, las redes sociales y algunas mantas colocadas en torno a la antigua sede del Senado, la Casona de Xicoténcatl, donde se realizó la ceremonia solemne el jueves 12, mostraban la imagen del prócer liberal chiapaneco con la frase: "Soy totalmente Palacio", eslogan publicitario de la cadena departamental del empresario.

PLATA Y PLOMO

Si los animalistas podrían escandalizarse por las aficiones taurinas y de cazador de Alberto Bailleres, su riqueza fundada en el daño a la salud de la infancia detonaría procesos judiciales en otro país. No en México, donde las autoridades de todos los niveles le brindan protección.

Es el principal productor argentario del mundo y por ello se le conoce como el Rey de la Plata. Su producción refinada se concentra principalmente en el complejo Met-Mex Peñoles en Torreón, Coahuila.

Aunque se supo desde 1962, no fue sino hasta 1999 cuando se admitió que ese complejo, cerca del centro de Torreón, había contaminado mucho a través de un siglo y lo seguía haciendo: más de 11 mil niños, poco más de mil mujeres embarazadas e incontables ancianos tenían plomo, cadmio y arsénico en la sangre.

Con impunidad, la empresa de Bailleres pactó una atención de la salud a la que, anunció, destinaría varios millones de dólares. A 16 años, apenas en junio pasado, la Secretaría de Salud de Coahuila confirmó tres casos de niños con plomo en la sangre; si bien es una cifra inferior a la de 15 años antes, es evidencia irreprochable de que su planta sigue contaminando.

Ese tipo de contaminación afecta a los sistemas endócrino, cardiovascular, respiratorio, inmunológico, neurológico y gastrointestinal, además de piel y riñones. En casos extremos causa convulsiones, colapso e incluso la muerte.

A los impactos ambientales se suma la posición antisindical de Bailleres, documentada desde hace décadas. Mientras estuvo al frente de la Cervecería Moctezuma —la cual vendió en 1985—, fue expuesto pero jamás sancionado por frecuentes violaciones a los derechos laborales y la directriz de despedir trabajadores cuando intentaban organizarse. (Proceso 363 y 399).

El 28 de abril pasado, ex trabajadores de la Fresnillo PLC, en Caborca, Sonora, denunciaron que la empresa (de Bailleres) los hostigó y despidió luego de exigir al sindicato rendición de cuentas. Los acusaron de querer crear un nuevo gremio, intentar promover una huelga y afectar la estabilidad laboral.

La Red Mexicana de Afectados por la Minería tiene en sus registros numerosas quejas por operaciones del empresario.

Sólo por lo que toca al último año, los ejemplos abundan: El 1 de enero se inundó la Unidad Minera Naica, en Chihuahua, afectando durante meses su operación en un claro reflejo de las condiciones inseguras en que opera. El 22 de julio, Acciones Colectivas de Sinaloa demandó a Peñoles por contaminar el arroyo Milpillas, la presa del Comaquito y el río Magdalena, en Sonora. La empresa lo negó.

AL AMPARO DEL PODER

En una de las pocas entrevistas de Bailleres, concedida a la revista Expansión y citada por la periodista Blanche Petrich en el libro "Los amos de México", el magnate cuenta que en 1967, al heredar intempestivamente las empresas de su padre, Raúl Bailleres, el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz lo mandó llamar.

Su padre, miembro de una familia de hacendados de Silao, Guanajuato, había creado un corporativo empresarial diverso, pues a las empresas mineras sumaba Banca Cremi y Cervecería Moctezuma, entre otras. Alberto Bailleres, cuyo capital heredado era ya de tanta importancia como para despertar el interés de Díaz Ordaz, le informó que pensaba mantenerse al frente. El mandatario le deseó éxito. La cercanía con los presidentes de México se mantuvo desde entonces.

A principios de los setenta fue un activo promotor del boicot publicitario al Excélsior de Julio Scherer, encargado por el presidente Luis Echeverría al ideólogo empresarial Juan Sánchez Navarro. Fue Bailleres quien firmó la famosa carta a los magnates mexicanos, en la que se reprobaba un supuesto antinacionalismo de Excélsior, entre otras cosas por considerarlo socializante, enemigo de la empresa privada y del "sistema democrático".

Al parecer, la carta había sido redactada por Sánchez Navarro y no por el solícito Bailleres. El plan de los magnates era dejar de anunciarse en Excélsior varios meses de 1972 y 1973 para asfixiar al diario. En su libro "Los presidentes", Julio Scherer reproduce un diálogo posterior con Sánchez Navarro, quien cuenta que Bailleres y Max Suberville (Liverpool) tenían dudas sobre el boicot y le pidieron desistir, lo que hicieron al descubrir un doble juego echeverrista.

Las intrigas fraguadas en el ámbito presidencial son notables en la trayectoria de Bailleres. Por ejemplo, en diciembre de 2008 fue detenido Carlos Pavón, entonces secretario de Asuntos Políticos del sindicato minero que dirige desde el extranjero Napoleón Gómez Urrutia.

En medio de la crisis del gremio, debido a una serie de embestidas judiciales contra el dirigente que a final de cuentas no se sostuvieron, Pavón hablaba por Gómez Urrutia, era crítico al gobierno de Felipe Calderón y encabezaba diferentes acciones en las secciones sindicales para frenar las escisiones que fraguaba desde la Secretaría del Trabajo Javier Lozano Alarcón, convertido hoy en uno de los senadores panistas que más defendieron la entrega a Bailleres de la medalla Belisario Domínguez.

La detención de Pavón y su estancia de varios meses en prisión le cambiaron la postura y al salir fue él quien creó su propio sindicato, al que le puso por nombre Napoleón Gómez Sada, una afrenta por ser el padre del dirigente autoexiliado. Ahí agrupó a los trabajadores de Bailleres.

Por ello el sindicato que dirige Gómez Urrutia rechazó la entrega de la medalla considerándola indignante y deshonrosa; acusó a Bailleres de represor por la muerte de un trabajador durante una protesta en Fresnillo en 2009 y recordó algunos de los episodios recientes de injusticia laboral.

El Estado lo creó, el Estado lo premia.

Fuente: Proceso