lunes, 19 de octubre de 2015

Ayotzinapa: sus propios peritajes desmienten a la PGR


Peritajes: en Cocula no hubo ni gasolina ni diésel
La versión del expediente del caso Ayotzinapa que la PGR hizo pública, hace incomprensible que la procuradora Arely Gómez sostenga las conclusiones heredadas de Jesús Murillo Karam. Los peritajes realizados desde finales de 2014 revelan que las conclusiones de ese funcionario –su “verdad histórica”– nunca tuvieron fundamento científico, por lo que a principios de este año se realizó un extraño dictamen de incendios y explosiones que torció los resultados de anteriores estudios.
18 octubre 2015  | Patricia Dávila | Proceso
MÉXICO, D.F., (proceso).- El 7 de noviembre de 2014, Jesús Murillo Karam, entonces titular de la Procuraduría General de la República (PGR), difundió a través de los medios la hipótesis de que los cuerpos de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, desaparecidos el 26 de septiembre anterior, fueron incinerados en el basurero de Cocula y sus restos arrojados al río San Juan.

Para ello, sus asesinos habrían utilizado acelerantes de fuego, como diésel o gasolina.

Sin salirse de esa línea, el 27 de enero de 2015 presentó lo que llamó la “verdad histórica” del caso. Sin embargo, en los 85 tomos de la versión pública del expediente no hay ningún dictamen técnico pericial que respalde esa conclusión.

El pasado domingo 11, después de muchas presiones de organismos no gubernamentales para tener acceso al expediente, la procuradora Arely Gómez González, quien ha sostenido la versión de su antecesor, puso a disposición de la ciudadanía aproximadamente 50 mil fojas del expediente del caso Ayotzinapa. Su contenido contradice la verdad que pretende imponer el gobierno federal.

A solicitud de Proceso, expertos de distintas especialidades de la UNAM y del Instituto Nacional de Ciencias Penales realizaron un análisis del voluminoso expediente público a fin de localizar los peritajes en que se basa el dictamen de la PGR.

El resultado fue que no hay un dictamen que determine la temperatura que según la procuraduría alcanzaron las llantas empleadas para incinerar los cuerpos. Los mil 600 grados centígrados de que habló Murillo Karam no tienen fundamento técnico ni científico.

Tampoco se realizó un análisis químico comparativo de los sedimentos recolectados en el basurero de Cocula y de los extraídos del río San Juan. Se supone que estos últimos fueron hallados –sin la presencia de los expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense, que apoyaba a los padres de los desaparecidos– en una bolsa negra. Sin el estudio correspondiente, la PGR sostuvo que ésta contenía restos óseos de los estudiantes, arrojados ahí por los sicarios del grupo delictivo Guerreros Unidos.

En la versión pública del expediente tampoco aparece un análisis pericial que ubique en el basurero de Cocula diésel o gasolina, que según Murillo Karam utilizaron los victimarios para acelerar el fuego que destruyó el ADN de los cadáveres. También ese detalle es técnicamente insostenible.

En cambio, se encontraron en el lugar otros hidrocarburos (benceno, tolueno, etil-benceno y xileno) que no son componentes de la gasolina ni del diésel, sino de objetos hechos a base de polímeros, como nylon, poliéster y ropa de algodón, fáciles de hallar en un basurero.

Murillo y los acelerantes

De acuerdo con una constancia ministerial localizada en el Tomo 14, foja 004, a las 00:20 horas del 26 de octubre de 2014 un agente del Ministerio Público (MP) federal recibió la llamada de un hombre de unos 45 años, quien no dio su nombre, para informar que los 43 normalistas ya estaban muertos y que sus restos “los habían tirado en el basurero de Cocula”. El agente del MP fue a verificarlo.

Al día siguiente se capturó a Patricio Reyes Landa, El Pato; a Jonathan Osorio Gómez, “El Jona”; y a Agustín García Reyes, “El Chereje”; quienes a decir de la PGR recibieron a los estudiantes de manos de la policía de Iguala y Cocula.

Los detenidos declararon que ellos participaron de la desaparición forzada; que trasladaron a los estudiantes en un camión de redilas y algunos llegaron al basurero ya sin vida, y que en ese lugar asesinaron a los demás, para después arrojarlos al fondo, donde quemaron los cuerpos.

Según ellos, se turnaron en guardias para mantener el fuego durante horas, arrojándole diésel, gasolina, llantas, leña y plástico que encontraron en ese lugar. Uno afirmó que el fuego duró desde la media noche hasta las 14:00 horas del día siguiente, otro dice que fue hasta las 15:00 horas.

Explicaron que con tanto calor sólo pudieron manipular los restos hasta cerca de las 17:30 horas, cuando bajaron a cumplir una orden de “El Terco”: pulverizar los huesos calcinados y depositarlos en bolsas negras de basura. Señalan que estas bolsas fueron vaciadas en el río San Juan, salvo dos, que un detenido dijo haber arrojado llenas.

Aunque esos sujetos fueron aprehendidos el 27 de octubre de 2014, sus declaraciones no se conocieron hasta el 7 de noviembre, cuando Murillo Karam ofreció una conferencia de prensa y presentó los videos en que los detenidos recrean cómo asesinaron y desparecieron a los jóvenes. Los videos con esas declaraciones y el relato de Murillo Karam que conectaba fechas y circunstancias sin apoyo de peritajes se convirtieron después en su “verdad histórica”.

En la foja 194 del Tomo 4, fechada el 7 de noviembre de 2014, un perito en criminalística de campo señala que el 29 de octubre anterior se realizó una pesquisa en el río San Juan –durante la cual, según Murillo Karam, se ahogó un buzo de la Policía Federal–. Ese curso de agua tiene una velocidad de 0.75 metros por segundo y una profundidad de 30 a 50 centímetros, aunque en ciertos puntos aumenta a 1.5 metros.

En sus observaciones, el criminalista puso a la vista de otros peritos “una bolsa de material sintético, color negro, el cual es señalado como indicio o bolsa 1, la cual se encuentra abierta en una de sus caras y que en su interior contiene un bolo húmedo con material de tipo tierra color café y negro, no identificable a simple vista, en donde la perito en materia de antropología forense procede a revisar encontrando al interior y revuelto en él material de fragmentos de huesos humanos expuestos a fuego directo”.

Sin embargo no menciona qué metodología utilizó ni en qué se fundamentó para determinar, a simple vista, que se trataba de huesos expuestos a fuego directo.

La foja 132 del mismo tomo, fechada también el 7 de noviembre, contiene el acuerdo de recepción del Informe químico con folio 80003:

“El 3 de noviembre, en compañía del perito de incendios y explosiones nos constituimos en la ciudad de Iguala, en el basurero de Cocula, en dicho lugar se tomaron 10 muestras de sustancia sólida y negra, las cuales fueron embaladas en tubos cónicos de plástico transparente y marcadas respectivamente. Las cuales fueron trasladadas por un perito en materia de incendios y explosiones para su procesamiento.”

El dictamen químico de folio número 80176, del 10 de noviembre de 2014 (Tomo 8, fojas 476 a 478), acerca de los 10 indicios que se recolectaron en el basurero de Cocula, establece que se identificó la presencia de hidrocarburos componentes de acelerantes del fuego, pero no menciona que son combustibles como diésel o gasolina. Estos indicios están relacionados con el Informe químico del Tomo 4 foja 133.

Otro dictamen químico, fechado el 27 de noviembre y correspondiente a muestras recolectadas en el basurero de Cocula (Tomo 16, fojas 176 a 182) fue realizado a petición del MP federal para buscar materiales y acelerantes de combustión en nueve indicios relacionados en una cadena de custodia donde se describen 19.

Los peritos químicos concluyeron, primero, que en siete de los indicios se encontraron las sustancias acelerantes de combustión, las cuales enlistan; y segundo, que en nueve indicios identificaron aluminio, acero y principalmente caucho.

En una nota al margen de la foja 182, los especialistas definen un acelerante del fuego como un agente sólido, líquido o gas usado para iniciar o acelerar la propagación de un incendio. Consideran como tal a los neumáticos, por su composición a base de hidrocarburos. Tampoco en esta ocasión mencionan la presencia de diésel o gasolina.

El 8 de diciembre, mediante oficio SEIDO/UEIDMS/FE-D/11043/204, la agente del MP federal Blanca Alicia Bernal Castilla solicitó a la PGR “que de forma extraurgente y confidencial” designe un perito en materia de química para que realice un análisis comparativo entre el sedimento recolectado en el basurero de Cocula y el recolectado en el río San Juan.

La respuesta se encuentra en el Tomo 82, foja 122, del 31 de diciembre: “Al respecto, me permito solicitarle respetuosamente, indique la fecha y hora en que deberá realizarse la toma de muestra de los indicios antes mencionados, lo anterior, con la finalidad de que se encuentre presente el Grupo de Peritos Argentinos para realizar dicho muestreo y así poder dar cumplimiento a su solicitud”. Aparece la firma medio borrada del encargado del despacho del laboratorio de química.

No obstante, en la versión pública del expediente no se localizó ningún oficio o dictamen que permita establecer que se citó al Equipo Argentino de Antropología Forense para realizar el muestreo y analizar los sedimentos.

Fuente: Proceso