lunes, 22 de junio de 2015

La represión en Malinalco, con sello del Grupo Atlacomulco

Todo indica que el grupo político-empresarial mexiquense, del que forma parte Enrique Peña Nieto, considera como de su propiedad el pueblo de Malinalco. Según los grupos opositores que están impugnando el “triunfo” del candidato del PRI en este municipio, el hecho de que ahí tengan sus mansiones poderosos priistas y empresarios –como Luis Videgaray, José María Córdoba Montoya, José Ángel Gurría, Jaime Serra Puche y Ricardo Salinas Pliego– explica la salvaje represión sufrida por los pobladores el pasado 9 y 10 de junio, perpetrada por la policía del estado e incluso por el Ejército.
21 junio 2015 | Rodrigo Vera | Proceso
MALINALCO, EDOMEX.- Valiéndose de actos fraudulentos y de una brutal represión policiaco-militar, el Grupo Atlacomulco intenta imponer como alcalde de este municipio al priista Baldemar Chaqueco Reynoso, a fin de proteger los intereses de los poderosos políticos y empresarios que aquí tienen sus lujosas residencias campestres, entre ellos Luis Videgaray, secretario de Hacienda.

Un amplio movimiento ciudadano está organizando manifestaciones de rechazo contra la imposición del priista al que la autoridad electoral declaró triunfador en los comicios del 7 de junio, mientras que el PRD y el PAN ya impugnaron formalmente la elección por las anomalías detectadas, con las que se quiere perpetuar al mismo grupúsculo del PRI enquistado en el poder local.

Roberto Cabañas Poblette, quien fue el candidato perredista a la alcaldía y logró aglutinar a mucha población inconforme, exclama indignado:

“¡No se vale! El gobierno estatal y municipal utilizó a la fuerza pública y a todo su aparato para seguir imponiendo al PRI en esta alcaldía. Se valió del fraude y la represión, a tal grado que recurrió a los granaderos y al Ejército para reprimir las manifestaciones pacíficas de la población, dejando un trágico saldo de heridos, golpeados y arrestados, muchos de ellos sin militancia partidista.”

–¿Por qué tanto despliegue de fuerza y de marrullerías para conservar Malinalco para el PRI?

–Porque varios políticos y empresarios influyentes a nivel nacional tienen aquí sus residencias de descanso y vastas extensiones de terreno. Desde hace años han venido a asentarse en Malinalco, catalogado como “pueblo mágico” por su excelente clima, sus atractivos naturales, arquitectónicos y turísticos. Estas personas intervienen, de una u otra forma, para que ningún otro partido gobierne la entidad.

Por su lado, Francisco Pérez, el candidato de la coalición PAN-PT que compitió por la alcaldía, tiene la misma opinión:

“Aquí viven varios políticos y empresarios importantes. Algunos suelen llegar en helicóptero a sus propiedades. Sin duda influyeron para que el gobierno nos bloqueara y nos hostigara a los candidatos de oposición, y también para reprimir a la ciudadanía que se está manifestando contra los corruptos gobiernos municipales del PRI.

“Yo nunca antes había participado en política. Ahora me animé al ver tantas necesidades de la población. Pero jamás imaginé que el gobierno estuviera tan coludido con el PRI. ¡Caray!, hasta las autoridades electorales operaron descaradamente a su favor. Se gastaron muchos millones de pesos, incluso de manera estúpida. Y utilizaron un brutal y excesivo despliegue de fuerza contra la población.”

Elementos del Ejército vigilan las calles de Malinalco, Edomex. Foto: Benjamin Flores

Refugio de potentados

Cabañas y Pérez –en entrevistas por separado– mencionan a algunos de esos miembros de la alta clase político-empresarial que eligieron Malinalco para su solaz:

El empresario Ricardo Salinas Pliego, propietario de Televisión Azteca y de la cadena de tiendas Elektra, adquirió las grandes extensiones de dos exhaciendas: la de Jalmolonga y la de Tepopula.

Igual aquí asentó su residencia de descanso –frente a la capilla de Santa María– el empresario Claudio X. González, presidente del Consejo Mexicano de Negocios (CMN) y del Consejo de Administración de Kimberly Clark.

También tiene casa José María Córdoba Montoya, quien fue el principal asesor y consejero del presidente Carlos Salinas de Gortari. Y lo mismo la exesposa de éste, Cecilia Occeli.

El exsecretario de Hacienda y excanciller José Ángel Gurría, que actualmente dirige la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es propietario de una rústica casona con portón y largas bardas situada en pleno pueblo de Malinalco.

Jaime Serra Puche, secretario de Comercio y Fomento Industrial durante el gobierno de Carlos Salinas, y después secretario de Hacienda con Ernesto Zedillo, desde hace años tiene aquí su finca de descanso.

A la lista se sumó recientemente Luis Videgaray. En 2012 el secretario de Hacienda compró su residencia en el exclusivo fraccionamiento-club de golf Malinalco, valuada en 7 millones de pesos. La adquirió gracias a un préstamo que le hizo el empresario Juan Armando Hinojosa Cantú, dueño del Grupo Higa y beneficiado con contratos de obra que le dio Enrique Peña Nieto, primero siendo gobernador del Estado de México y luego presidente de la República.

También aquí tienen propiedades profesionistas de clase media, así como figuras del espectáculo y del medio cultural y periodístico.

Exclama Roberto Cabañas:

“¡Hombre! Yo como alcalde no hubiera tenido ningún problema en darles la atención que merecen esas personas, pues finalmente dan empleos a la población local que trabaja cuidando sus jardines y sus fincas. No había necesidad de echar a andar todo ese aparato represivo del que yo también soy víctima.”

Y cuenta que, durante su campaña, empezó a recibir amenazas telefónicas. Le advertían que tuviera cuidado porque iba a sufrir un accidente. Él y gente de su equipo eran constantemente vigilados por automóviles que los seguían a todas partes. Un cuñado suyo llegó a ser golpeado por unos desconocidos que también lo amenazaron de muerte. Esas amenazas –dice– “aún continúan”.

También desde que estuvo en campaña, el panista Francisco Pérez fue hostigado con frecuencia. Relata:

“Seguido me hablaban a mi teléfono celular para decirme que, por bien mío y de mi familia, debía abandonar mi candidatura y dejar ganar al PRI. Incluso tuve que cambiar de celular y procurar estar siempre acompañado.

“El jueves 4 de junio, tres días antes de la elección, unos desconocidos me sacaron de un restaurante y me subieron a una camioneta. Me dijeron que iban de parte del gobierno del estado. Querían que filmara un video donde dijera que declinaba mi candidatura y llamara a mis simpatizantes a votar por el PRI. Obviamente me negué.”

Cabañas y Pérez cuentan que, mientras ellos sufrían amenazas en ese periodo previo a los comicios, el PRI empezó a repartir tinacos, bultos de cemento y despensas entre la población, llamando a votar por el candidato priista Baldemar Chaqueco. Los transportaban en camiones que iban escoltados por vehículos oficiales de la presidencia municipal, actualmente en manos del priista Vidal Pérez.

De esta manera –prosiguen– se abonaba el terreno para darle continuidad a los gobiernos municipales del PRI que desde hace tiempo están en manos de las mismas familias, interesadas sólo en “en su beneficio propio”. Los cargos en la alcaldía de Malinalco –aseguran– se transmiten de “generación en generación entre la misma parentela”.

Citan algunos casos: el actual candidato priista Baldemar Chaqueco ya fue presidente municipal durante el trienio 2009-2012. Le heredó el cargo a Vidal y ahora quiere repetir. Y el padre de Baldemar, Gerardo Chaqueco Nava, años atrás fue candidato priista a la alcaldía pero desistió por la inconformidad popular.

Se presume que la familia Chaqueco ha logrado amasar una cuantiosa fortuna: tiene hoteles en Valle de Bravo e Ixtapan de la Sal, así como casas y propiedades en Toluca, Malinalco y Chalma. En esta última localidad –de donde es oriunda– controla el comercio ambulante, el más redituable negocio debido a las nutridas peregrinaciones religiosas que llegan de todo el país para venerar al Santo Señor de Chalma.

Un amigo de Baldemar, Armando Reynoso, también fue alcalde de Malinalco. Y ahora un hijo de éste, Yosimar Reynoso, se lanza como regidor en el equipo de Baldemar, junto con gente allegada a ambas familias.

El padre del actual alcalde Vidal Pérez, Loreto Pérez, ocupó asimismo la presidencia municipal hace años. Aquí son popularmente conocidas las versiones de que esta familia se ha enriquecido en forma desmedida a través de la adquisición de terrenos y bienes inmuebles. El predio del basurero municipal es de Vidal, quien tiene una enorme ferretera y una residencia valuada en varios millones de pesos.

Así, el gobierno local es una réplica del estatal, en manos de las pocas familias priistas –como los Hank o los Del Mazo– que conforman el llamado Grupo Atlacomulco, al que pertenece Peña Nieto.

El asalto

En este contexto llegó el día de la elección en Malinalco. Pese a los cuantiosos recursos gastados por el gobierno, las tendencias no favorecían al candidato priista, sino a Cabañas, quien relata que el PRI desplegó ese día todas sus artimañas:

“Compraba votos en mil, 2 mil o hasta en 3 mil pesos; los paquetes electorales eran trasladados en la línea de taxis Los Delfines, propiedad de Baldemar Chaqueco. Algunos paquetes electorales desaparecieron misteriosamente; otros llegaron abiertos al centro de cómputo, y otros tardaron varias horas en llegar, siendo que estaban en comunidades situadas a pocos minutos de Malinalco.”

Durante la tarde y noche de ese día los pobladores empezaron a manifestarse contra el fraude. Se aglutinaron frente a las instalaciones de la Junta Municipal que realizaba el conteo. Al principio las tendencias favorecían a Cabañas; luego se revirtieron drásticamente a favor de Chaqueco. El hecho provocó el descontento de los manifestantes, quienes subieron de tono su protesta. En ese momento intervinieron por primera vez los granaderos para replegarlos.

El lunes 8, la población realizó una marcha de repudio por las calles de Malinalco, que se enmarcó de manera peculiar: haciendo sonar las campanas de cada una de las capillas de los ocho barrios que conforman el poblado.

La noche del martes 9, la gente volvió a congregarse de igual modo. Fue entonces cuando los granaderos de la Policía Estatal –con cascos, escudos, toletes y lanzagranadas– recibieron la orden de lanzar sus gases lacrimógenos y atacar a la multitud: Los uniformados perseguían a los despavoridos manifestantes, entraban a las casas a donde iban a refugiarse, los sacaban a toletazos y patadas, con saldo de varias decenas de heridos, entre ellos niños, ancianos y mujeres.

Al día siguiente, el miércoles 10, el Ejército recibió la instrucción de tomar Malinalco. Los soldados –pertenecientes a la zona militar de Tenancingo y quienes ya aguardaban la orden acantonados en el paraje La Cumbre– arribaron al poblado a bordo de sus vehículos y patrullaron las calles apuntando con sus potentes armas largas. Las casas, los comercios y la presidencia municipal permanecieron cerrados. La incursión militar duró todo ese día para intimidar a la población; fue el remate a la golpiza policiaca.

Uno de los golpeados, Heriberto Cardeño, muestra las heridas recién cocidas de su frente y de su cráneo rapado, y explica con voz débil: “Los granaderos me golpearon con sus toletes en la cabeza. Me tumbaron al suelo y ahí me agarraron a patadas hasta desmayarme. Ando todo adolorido y amoratado del cuerpo. A duras penas puedo caminar”.

Anarely Delgado, esposa de uno de los siete pobladores arrestados, Guadalupe Zoco Sánchez, cuenta llorosa: “Cuando los granaderos empezaron a atacar, mi esposo corrió y se escondió en una casa. Los granaderos entraron ahí y lo sacaron arrastrando. Ya en la calle lo golpearon con sus macanas. Ahorita lo tienen preso en el penal de Tenancingo”.

Iván Sánchez Pérez, un electricista que vino de Toluca a trabajar en el tendido eléctrico del “pueblo mágico”, relata que dormía en su cuarto rentado en una casa de hospedaje cuando, de pronto, entró en tumulto un grupo de manifestantes perseguidos:

“Era la medianoche. No sé cómo abrieron la reja de entrada y se metieron corriendo a esconderse por todos los rincones del patio, los cuartos y la cocina. Tras ellos entraron los granaderos. Mi habitación está en la parte alta y da al patio. Abrí la ventana para ver qué ocurría. Vi a un joven esconderse bajo mi camioneta: los granaderos lo sacaron a rastras, lo golpearon y se lo llevaron ensangrentado. Los policías además nos agredían a los inquilinos. Gritaban: ‘¡Saquemos también a todos estos putos!’, mientras quebraban cristales de ventanas y destrozaban muebles.”

A los hospitales de la zona iban llegando los heridos. Tres niños, muy afectados en su sistema respiratorio por los gases, fueron atendidos por las monjas del hospital Del Buen Samaritano.

Raúl Vázquez Cerón, quien se encuentra a cargo del Observatorio Ciudadano de Seguridad de Malinalco, comenta:­

“Actualmente estamos apoyando a los heridos y golpeados para que se presenten ante el Ministerio Público a rendir sus testimonios. También colaboramos con el pueblo en la recopilación de 9 mil firmas de protesta contra la imposición del PRI. Las firmas van acompañadas con la fotocopia de la credencial de elector. Ya llevamos juntadas 8 mil 500 firmas, que representan la mitad del padrón electoral de Malinalco.”

Refiere Roberto Cabañas que, el pasado jueves 11, se reunió con el secretario de Gobierno estatal, José Manzur, para comentarle personalmente sobre las anomalías en la elección, la represión policiaco-militar y la impugnación del PRD a los resultados de los comicios, que le dieron el triunfo al PRI con 4 mil 776 votos. Dice Cabañas:

“Manzur me dijo que si teníamos pruebas, pues que impugnáramos. ¡Claro que las tenemos y claro que impugnamos! En este conflicto persiste sin embargo una gran duda: ¿quién le dio la orden a los granaderos de atacar a la población?, ¿quién le dio la orden al Ejército de entrar a Malinalco? Hasta el momento no lo sabemos… El gobierno de Eruviel Ávila está obligado a responder.”

Fuente: Proceso