Carlos Fernández-Vega / México SA
Por fin concluyeron lo que los partidos denominan
campañas por el voto ciudadanocon miras a las elecciones intermedias, a celebrarse el próximo domingo. Sin duda, lo que demostraron las empresas políticas, sus destartalados candidatos y las de por sí desprestigiadas
autoridades que vigilan el procesofue un derroche de frivolidad, ausencia de propuestas y capacidad de embarrarse entre sí. Todo a costillas de los ciudadanos, a quienes la llamada democracia mexicana les ofrece como mejor opción votar –quien quiera hacerlo– por el menos cochino del chiquero.
Ya entrados en la
recta final del proceso electoral, con los comicios del próximo domingo como cereza, es necesario recordar que a los ciudadanos todo lo anterior les costó, oficialmente, 18 mil 572 millones de pesos, que se destinaron para atender las necesidades del chiquero, sin que esa catarata de dinero incluya apoyos privados –en efectivo y en especie–, manos extrañas, aportaciones subterráneas y las versiones actualizadas de los Amigos de Fox, Pemexgate, Monex, Soriana y lo que se les ocurra a pie de casilla.
Los comicios del domingo próximo pintan para un abstencionismo feroz (incluso los más optimistas ya mencionan la posibilidad de 70 por ciento), con lo que el costo unitario del proceso electoral de 2015 se dispararía a niveles no registrados. De ser correcta esa versión, de los 87 millones de ciudadanos con derecho a votar, sólo alrededor de 26 millones acudirían a las urnas, de tal suerte que el precio por sufragio (incluido todo el aparato participante, del Instituto Nacional Electoral –INE– a los candidatos, pero no al tribunal electoral y a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales –Fepade) se incrementaría de 213.47 a 714.30 pesos, aunque, como siempre, el costo mayor será legitimar una democracia sin resultados, como hasta ahora.
Si sólo se considera el financiamiento público (el oficialmente recibido) a los partidos políticos, y considerando las proporciones de votantes referidas, el precio por sufragio pasaría de 61.57 a 206.4 pesos. De cualquier suerte, el precio a pagar por los mexicanos resulta verdaderamente espeluznante. Si cuando menos ofrecieran un circo de calidad, de nivel, pues bueno, el respetable no se daría por bien servido, pero habría recibido unas cuentas ideas, propuestas o proyectos medianamente creíbles.
Pero como cada proceso electoral es más cochino que el anterior y carece de vínculo con los votantes, las intermedias de 2015 pasarán a la historia como las más inicuas, en espera de las presidenciales de 2018. Así es. Cada vez más dinero de los ciudadanos al chiquero electoral, y cada vez menos resultados. Un río de dinero público que va directamente al basurero, porque los mexicanos en nada se benefician.
En este contexto, la propia Cámara de Diputados aporta elementos para que los ciudadanos sepan de qué se trata. Así, los analistas de San Lázaro detallan que en el periodo 2000-2015 el presupuesto público federal ejercido y aprobado para los organismos responsables de llevar a cabo las funciones electorales en el país ha sido de 186 mil 151.2 millones de pesos, de los cuales el INE (antes IFE) ha recibido 157 mil 906.6 millones, el tribunal electoral 26 mil 600.8 millones, y la Fepade mil 643.9 millones.
Para 2015 la Cámara de Diputados aprobó para estos tres organismos electorales un total de 21 mil 786.8 millones de pesos: al INE le asignaron 18 mil 572.4 millones; al tribunal electoral 3 mil 062.2 millones, y a la Fepade 152.3 millones. Asimismo, se aprobó un presupuesto para la sala superior de 2 mil 047.7 millones, y para las salas regionales mil 014.3 millones.
Del presupuesto público federal aprobado para el INE se
desprende una partida específica que se asigna a los partidos políticos
nacionales de México
para que realicen sus actividades ordinarias, extraordinarias o para la obtención del voto, para actividades específicas y para fomentar la participación política de la mujer.
Con base en la información proporcionada por el INE, durante el
periodo 2000-2015 han existido en el país 19 partidos políticos
nacionales, de los cuales siete mantienen su representación en el
Congreso de la Unión, tres tienen registro condicionado y nueve
perdieron su registro de manera definitiva.
Durante ese periodo, los partidos políticos han recibido
financiamiento público agregado por 54 mil 728.8 millones de pesos, de
los cuales 42 mil 831.3 millones han sido
para actividades ordinarias, 9 mil 663 millones
para la obtención del voto, mil 223.3 millones
para actividades específicas, 507.1 millones
para fomentar la participación política de la mujery 504.1 millones
para franquicias postales y telegráficas.
De este financiamiento total, sin incluir el gasto por franquicias
postales y telegráficas, 96.5 por ciento corresponde a partidos
políticos con representación en el Congreso de la Unión y con registro
condicionado, y 3.95 por ciento para aquellos que perdieron su registro
definitivamente.
Entre los años 2000 y 2015, el financiamiento público se distribuyó
de la siguiente manera entre los partidos políticos nacionales con
representación en el Congreso de la Unión y los que tienen registro
condicionado: PRI, 15 mil 148.5 millones de pesos; PAN, 13 mil 910.8
millones; PRD, 8 mil 518.4 millones; PT, 3 mil 851.3 millones; PVEM, 4
mil 658.3 millones; MC (antes Convergencia), 3 mil 385.2 millones, y
Panal, 2 mil 441.5 millones. Cada uno de los tres partidos con registro
condicionado obtuvieron (para el presente proceso electoral) 140.7
millones (Morena, PH y ES).
Concretamente para el actual proceso electoral, el reparto del pastel
quedó así: PRI, mil 390.9 millones de pesos; PAN, mil 168 millones;
PRD, 890.1 millones; PT, 382.5 millones; PVEM, 438.7 millones
(oficialmente no le alcanza para pagar el titipuchal de multas que el
INE le ha impuesto, aunque se duda si las hará efectivas); MC, 360.6
millones, y Panal, 363.6 millones.
Entonces, para qué ha servido esa catarata de recursos públicos
(léase de los mexicanos, no del gobierno ni del Congreso). Hagan
cuentas: ¿las empresas políticas, las denominadas instituciones
electorales y el chiquero de las campañas realmente valen y desquitan la
fortuna que los mexicanos gastan en ellos, quiéranlo o no? ¿La
ciudadanía merece una democracia sin resultados?
Las rebanadas del pastel
Dice el doctor catarrito que no habrá
mayor volatilidaddel peso mexicano frente al dólar con motivo de las próximas elecciones dominicales, pero en vía de mientras, ayer, el billete verde se vendió en ventanilla a 15.80 bilimbiques.