Ante los fallidos operativos de desalojo y la falta de una política
de desarrollo social para la población callejera de la Ciudad de México,
el Gobierno del Distrito Federal, encabezado por Miguel Ángel Mancera,
ha comenzado la criminalización y judicialización de la gente que
sobrevive en las calles, acusan organizaciones. Tras un proceso plagado
de irregularidades, y las contradicciones de la Secretaría de Seguridad
Pública del Distrito Federal, 11 jóvenes recibieron sentencia
condenatoria. “Se les fabricaron delitos”, asegura el Centro Vitoria
Elva Mendoza - Contralinea
Once jóvenes que sobreviven en situación de calle
han sido condenados, a 1 año de que fueran retirados forzadamente junto
con otras personas que “habitaban” la banqueta de las calles Artículo
123 y Humboldt, colonia Centro, en la delegación Cuauhtémoc de la
Ciudad de México.
Acusados de robo agravado y delitos contra la salud en modalidad de narcomenudeo, se les inició proceso el 22 de abril de 2014.
“El antecedente que deja este caso es que se puede criminalizar y sentenciar la pobreza y la vida en la calle”, dice a Contralínea Luis Enrique Hernández, director de El Caracol, AC.
Para el Centro de Derechos Humanos Fray
Francisco de Vitoria, la organización civil El Caracol, la Alianza
Mexicana de Poblaciones Callejeras, la Red Nacional de Organismos
Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos y la
Red por los Derechos de la Infancia en México, el fallo representa el
comienzo de la criminalización y judicialización de la población que
sobrevive en las calles de la Ciudad.
A los jóvenes “se les fabricaron
delitos”, aseguran Sayuri Herrera Román, coordinadora del Área Jurídica
del Centro Vitoria, y Johana Sánchez, también integrante de dicho centro
de derechos humanos.
El “operativo”
La mañana del 22 de abril de 2014,
alrededor de 20 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del
Distrito Federal (SSPDF) acompañados por el camión recolector de basura
con número económico 1489 se apersonaron en las calles Artículo 123 y
Humboldt.
Entre las 11:00 y las 13:00 horas, golpearon a niños, mujeres y jóvenes: un grupo de callejeros
que sobrevivían sobre la acera. Los despojaron de sus pertenencias.
Ropa, zapatos, carriolas, dinero, trastes, cobijas, juguetes y
documentos de identidad fueron arrojados al camión de basura.
“Los vecinos se quejaron porque
escandalizan en la noche, hacen del baño en la vía pública y agreden a
los transeúntes”, dijo a Contralínea –vía telefónica el mismo día
del desalojo– Julio Cárdenas, subdirector de Información de la
Secretaría de Seguridad Pública capitalina.
A decir de Cárdenas, el operativo se
llevó a cabo por una denuncia ciudadana. “A las 14:00 horas, 12
elementos de la Policía de Proximidad levantaron a unos niños de la
calle” sin que se registraran lesionados. “Solamente hubo empujones
porque no se querían ir”. Agregó que siete personas, entre ellas dos
menores de edad, fueron presentadas ante el juez cívico para determinar
su situación legal.
Pese a lo dicho por Cárdenas, durante el operativo, los elementos detuvieron a 16 personas de calle, entre ellas a un menor de edad, sin que fueran puestos a disposición inmediata del Ministerio Público.
Según versiones de los propios detenidos,
el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria y la
organización civil El Caracol, fueron llevados a la Alameda Central.
Ahí fueron retenidos por alrededor de 2
horas, tal como lo corroboran los videos que presentó la defensa,
encabezada por una abogada de oficio con el acompañamiento del Centro
Vitoria, a través de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito
Federal.
Al momento de ser privados de su libertad
no se les informó el motivo real de su detención, ni se les presentó
una orden de desalojo. Los elementos de Seguridad Pública sólo les
comentaron que tenían órdenes de desalojarlos.
No estuvieron privados de libertad por
medio de mecanismos físicos, como esposas, pero se les pidió “esperar”
mientras desalojaban sus “casas”.
Durante el lapso, señala el Centro
Vitoria, se buscó encuadrar actos que se les pudieran imputar
posteriormente, entre otras cosas la fabricación de delitos que no
cometieron y que ahora son la causa principal de la sentencia
condenatoria.
Fue en la Alameda Central donde una
pareja se presentó para acusar de robo a seis de los jóvenes. De acuerdo
con la declaración de Érika Gabriela García Cureño y Édgar Alejandro
García Cureño, las supuestas víctimas, los hechos habrían ocurrido a las
13:10 horas en las calles de Bucareli y Artículo 123.
Los hermanos dijeron a las autoridades que fueron despojados de 2 mil 500 pesos. Según obra en el expediente, al que Contralínea
tuvo acceso, a ella le habrían sustraído 1 mil 500 pesos y 1 mil pesos a
él, dinero que supuestamente usarían para comprar un lavadero.
Érika García, la parte acusadora del
supuesto robo, en su declaración inicial menciona como actividad laboral
ser ama de casa; sin embargo, el 12 de enero, la Comisión de Derechos
Humanos del Distrito Federal confirma que su verdadera actividad es ser
policía de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.
“A las 13:30 horas los jóvenes ya
estaban en la Alameda, custodiados por policías y con la presencia de la
Comisión de Derechos Humanos capitalina, que acudió a la zona tras el
aviso del desalojo. Ellos no pudieron estar en Bucareli y Artículo 123
para robar”, detalla Luis Enrique Hernández de El Caracol.
Las inconsistencias en los tiempos son
clave para el caso, explican las abogadas del Centro Vitoria; sin
embargo, la juez también ignoró ese elemento.
Cinco de los 16 detenidos ese día
–incluido el menor de edad– fueron presentados ante el Juzgado Cívico
CUH-2 por supuestos ultrajes a la autoridad y posteriormente salieron en
libertad.
Once fueron enviados a la Agencia del
Ministerio Público 2 de la delegación Cuauhtémoc, acusados de daños a la
salud y robo agravado.
El miércoles 23 de abril, los 11 llegaron
al Reclusorio Preventivo Varonil Norte. Cinco permanecieron ahí hasta
el viernes 25 de abril. Acusados de delitos contra la salud en modalidad
de narcomenudeo, causa penal 128/2014, continuaron su proceso en
libertad –un particular pagó una fianza de 5 mil pesos por cada detenido
a través del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la
Ciudad de México–y en diciembre de 2014 fueron encontrados culpables sin
que el abogado de oficio apelara la sentencia, por lo que se le abrió
proceso penal y administrativo.
Tras 11 meses privados de su libertad en
el Reclusorio Norte, a los seis restantes, causa penal 84/2014, acusados
de robo agravado en pandilla –y quienes fueron señalados por la policía
Érika Gabriela y su hermano–, el Juzgado Cuarto de lo Penal les dictó
sentencia condenatoria el pasado 20 de marzo.
Los jóvenes, con edades que van de los 20
a los 31 años, fueron encontrados culpables y condenados a 4 años 9
meses de prisión. “La defensa presentó la apelación a esta sentencia. En
un tiempo aproximado de 3 meses, la Sala Superior tendrá que conocer y
resolver del recurso o apelación”, apunta en entrevista la defensora de
derechos humanos Johana Sánchez.
Sin antecedentes penales, cuatro de ellos salieron la madrugada del 8 de abril de 2015 para continuar el proceso en libertad.
Relata la defensa que pese a que se
presentaron declaraciones de testigos, fotografías y videos para probar
la inocencia de los seis sentenciados a más de 4 años de prisión, éstas
no fueron valoradas favorablemente por parte de la juez. “Las pruebas
generaban una duda razonable del derecho de probabilidad de inocencia,
el cual no fue tomado en cuenta a la hora de determinar su sentencia”.
Señalan también que durante el tiempo de privación de libertad de los jóvenes se pudieron documentar violaciones al debido proceso y a condiciones indignas de reclusión, entre las que destacan el derecho a la presunción de inocencia, a la no discriminación, al acceso a la justicia, al de la información, a recibir visitas y a la comunicación.
Frente a los hechos, las organizaciones consideran que el caso es parte de una política de limpieza social del
gobierno de la Ciudad de México, que lleva a cabo a través de diversos
operativos, entre los que destacan los desalojos forzosos y la
fabricación de pruebas de la comisión de delitos.
Contrario a una política social para
atender de manera estructural, y no asistencialista ni paliativa la
situación que viven día a día hombres, mujeres, niñas y niños miembros
de las poblaciones callejeras, que les permita desarrollarse plenamente,
se recurre a la criminalización y judicialización para “limpiar las
calles”, dicen.
Las contradicciones de la SSPDF
Horas después de que Julio Cárdenas dijera a Contralínea
que lo ocurrido el 22 de abril de 2014 se trató de un operativo “a
petición de los vecinos”, la Secretaría de Seguridad Pública emitió la
tarjeta informativa “Detención de asaltantes y desalojo en Artículo 123
(220414)”.
En
el documento, informa que el “operativo” respondió a la supuesta
búsqueda de asaltantes que minutos antes de las 15:00 horas habrían
amagado y golpeado a una pareja para robarle sus pertenencias.
Asegura que tras una búsqueda por las
calles circunvecinas, los elementos localizaron a los sospechosos, a
quienes se les encontró dinero en efectivo, teléfonos celulares y un
cuchillo.
Y ante el supuesto intento de evitar la
acción policial con agresiones verbales y físicas a los elementos, se
procedió a detener a otros 10 jóvenes por ultrajes a la autoridad. “Al
ser revisados, éstos tenían en su poder 56 bolsas que contenían piedras
amarillas, al parecer droga y solventes”.
Relata el escrito que al lugar se
presentó personal de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito
Federal, causando la molestia de unos 30 vecinos, quienes les pidieron
retirarse. Los habitantes de la zona reclamaron a la delegación mayor
seguridad, limpieza y el retiro de los indigentes que ocupan la zona
desde hace tiempo, ya que “escandalizan, se drogan y ofenden a las
personas”.
En respuesta, señala el comunicado, la
delegación Cuauhtémoc envió una cuadrilla para retirar la basura del
área ocupada por los indigentes, en tanto que los uniformados ofrecieron
canalizarlos a un albergue, pero éstos se negaron y se retiraron del
lugar.
Precisa: “Por la denuncia de asalto y
agresión, cinco personas fueron remitidas al Ministerio Público; y otras
cinco por posesión de droga. Cinco más fueron llevadas al Juzgado
Cívico CUH-2 por ultrajes a la autoridad”. En el dispositivo
participaron ocho elementos de la Policía Auxiliar y 10 de la Unidad de
Protección Ciudadana del sector Revolución, apoyados con dos unidades
vehiculares de patrulla, concluye.
A la fecha, la Comisión de Derechos
Humanos del Distrito Federal no se ha pronunciado sobre el caso pese a
que existe un expediente abierto relacionado con los hechos ocurridos el
22 de abril.
Para la realización de este trabajo se le
solicitó entrevista a la Comisión, sin que al cierre de edición se
obtuviera respuesta.
También se pidió conocer la postura de la Secretaría de Desarrollo Social capitalina, quien se negó a ofrecer alguna opinión.
Elva Mendoza, @elva_contra
[Sección: Distrito Federal]
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Fuente: Contralinea