La Jornada - El Correo Ilustrado
La destacada lucha que mantienen
los jornaleros en los campos agrícolas de San Quintín, Baja California,
resulta trascendente y requiere de solidaridad. Su propósito por
contrarrestar las evidentes condiciones de sobrexplotación en que viven
son justas y necesarias. Mujeres, niños y hombres reciben salarios
miserables por las extenuantes jornadas. La batalla que emprende el
Consejo Agrario, que representa a los jornaleros, no deja de ser
compleja pues cubre tres frentes, mismos que tienen que ver,
precisamente, con los culpables de la situación de precariedad y pobreza
de los trabajadores.
Asimismo, la reivindicación es por insistir en que la
Secretaría del Trabajo y la misma Sedesol no dejen a un lado su papel
activo de mediadoras entre las partes del conflicto, hacer valer los
derechos laborales, así como imponer la normatividad en programas
sociales para brindar seguridad, sanidad, vivienda digna y educación, a
las familias jornaleras que viven en campamentos infrahumanos.
Es importante que el respaldo a los jornaleros de San Quintín no tan
sólo lo realicen agrupamientos como la Asociación César Chávez, la
CIOAC y el Frente Indígena Binacional, sino además, organizaciones
de trabajadores mexicanos que todavía están por un sindicalismo
independiente y por causas justas en el mundo del trabajo.
Mario Trujillo Bolio, historiador