No conformes con la reforma a la Ley Federal del Trabajo,
que liquidó derechos fundamentales de las y los trabajadores, ahora
subrepticiamente, sin que nadie dé la cara por su autoría, se pretende
hacer pasar en el Senado una reforma constitucional que afectaría a
decenas de miles de trabajadores al pasar a sus sindicatos al apartado B
del artículo 123, con lo que perderían nada menos que sus derechos a la
bilateralidad, la contratación colectiva y la huelga. En lugar de
desaparecer ese apartado B, como ha sido la exigencia histórica del
movimiento sindical, se intenta hacer extensivo a todos los empleados
públicos.
No puede permitirse que se repita la aplanadora antisindical con que
se impuso la reforma a la LFT. Las circunstancias han cambiado. Partidos
y gobiernos deben tener claro el costo político y social de intentarlo.
El movimiento sindical, y en especial los sindicatos afectados, deben
movilizarse unitaria y urgentemente para detener, esta vez sí, el golpe
que representa esta nueva reforma laboral neoliberal disfrazada.
CILAS/Héctor de la Cueva