José Blanco - Opinión
Para ayer lunes a las
13 horas estaba programada la sexta mesa de diálogo entre los
representantes de la Asamblea General Politécnica (AGP) y los
representantes del gobierno (SEP, SG, SHCP). Si la hubo, ya no me fue
posible tenerla en cuenta para escribir este artículo, pero en el más
optimista de los escenarios fueron firmados los ocho acuerdos que los
estudiantes demandaban y participó el doctor Enrique Fernández
Fassnacht, nuevo director del IPN. Es decir, si ayer todo salió bien, el
IPN habrá dado un breve pero significativo paso; pero si ayer no se
dieron los acuerdos necesarios, la AGP hoy no tiene nada absolutamente,
ni la posibilidad de iniciar la transformación que anhelan, y acaso
decida sumarse al descontento general.
Ha sido un duro trayecto el de las mesas de diálogo y sería una
enorme pena que el día de ayer –el día quizá más crítico– todo hubiera
sido echado por la borda, porque el riesgo existía.En www.ipn.club, usted puede ver las decenas de horas de las cinco mesas de diálogo (o seis, sumando la de ayer, si la hubo) que han tenido lugar entre los representantes del gobierno y los representantes estudiantiles. El diálogo ocurre en dos momentos: 1) las mesas de debate que son transmitidas por televisión, en las que los estudiantes utilizan frecuentes excesos verbales para dirigirse a los funcionarios gubernamentales; 2) los momentos en que no están frente a las cámaras, y en los que es de suponerse los estudiantes adoptan actitudes más serenas y pacientemente redactan de consuno con los representantes gubernamentales, palabra por palabra, los preacuerdos a que han llegado (siete de ocho). ¿Qué ha pasado?
Algunos de los momentos notables: para el 25 de septiembre pasado, el Cecyt-10; la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), Unidad Zacatenco; la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas (Upiicsa), así como la Escuela Superior de Ingeniería, ya se encontraban en paro, originado por los cambios al plan de estudios de la ESIA y poco más tarde por el rechazo a un proyecto de reformas al reglamento interno; en pocos días llegaron a 34 las escuelas en paro y ya el rechazo al plan de estudios de la ESIA se había convertido en el rechazo a
los planes de estudio, y se había sumado una tercera demanda: la renuncia de la doctora Yoloxóchitl Bustamante y
todo su gabinete.
El 30 de septiembre sorprendentemente el secretario Osorio Chong dijo sí a las demandas de los estudiantes y poco después la AGP había armado un nuevo pliego de demandas. Hasta el pasado jueves 20 de noviembre, los representantes de ambas partes habían llegado a siete
preacuerdos; sucintamente: i) no habrá represalias; ii) el IPN tendrá su propia organización de vigilancia en vez de la Policía Bancaria Industrial; iii) el IPN se mantendrá independiente del Tecnológico Nacional de México; iv) la educación media superior no formará parte del Sistema Nacional de Bachillerato ni entrará en el proceso de Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS); v) los ex directores no tendrán pago vitalicio; vi) se investigarán y combatirán los grupos porriles; vii) se incrementarán los recursos para la educación superior y para ciencia y tecnología del país, y los de becas para el IPN. Pero todos los preacuerdos serían nulos, si no se acordaron hasta los últimos puntos, de la demanda octava, relativa al Congreso Nacional Politécnico (CNP).
La discusión sobre esta demanda ha sido un vía crucis porque
los estudiantes querían que el CNP fuera organizado exclusivamente por
estudiantes, excluidos los demás sectores, sobre todo debía estar
exluido el director del IPN. Los representantes del gobierno mantenían
la posición de aceptar que el CNP fuera
resolutivo, siempre y cuando el director general y la AGP fueran los responsables de acordar la composición de la comisión organizadora del congreso, pero los estudiantes sostenían que el director fuera sólo un participante más y que fuera la AGP la que definiera la comisión organizadora y el CNP.
Por lo pronto, con alta probabilidad el semestre se ha perdido.
Aparentemente en el fin de semana las (o algunas) asambleas escolares
desandaron el camino respecto al director:no quieren que participe en el
CNP.
Si la AGP condescendió, el conflicto actual hoy está resuelto, pero
vendrán quizá meses para acordar el tamaño, la representatividad por
sectores, y las reglas de funcionamiento de la Comisión Organizadora del
Congreso Nacional Politécnico (Cocnp). Constituida la Cocnp, veremos si
la agenda es la acordada entre la AGP y los representantes de gobierno,
o si hay intereses o sectores interesados en crear una nueva agenda.
Esto último puede ocurrir porque la agenda acordada hasta ahora no
contiene ni podía contener nada de lo fundamental: los contenidos
académicos.
El CNP puede llevar a cabo (lo que sería una proeza) una gran reforma
macroinstitucional. Pero al día siguiente de terminada esa reforma, los
profesores entrarán a sus salones e impartirán su misma clase de
siempre. Nada habrá ocurrido en el aula. El IPN no habrá realizado una
reforma verdadera todavía.
La AGP, si es el caso, puede participar en lo que desee, relativo al
grave momento que vive el país, pero no por ello debiera dejar a la
deriva al Poli, dejando sin honrar los acuerdos hasta ahora alcanzados, si es que esto ocurrió ayer.