sábado, 4 de octubre de 2014

El Estado tiene estranguladas las escuelas normales rurales

Sus egresados, los que van a comunidades aisladas: expertos
Se les ha querido etiquetar como formadoras de guerrilleros, dicen
Laura Poy Solano | Periódico La Jornada | Sábado 4 de octubre de 2014, p. 10
Las escuelas normales rurales han vivido en el abandono del Estado, lo que prácticamente las mantiene estranguladas, afirmaron especialistas en el sector educativo, quienes señalaron que, pese a las carencias, sus egresados son los únicos maestros que llegan a las comunidades más aisladas y pobres.
Profesores normalistas e investigadores destacaron que hay una campaña de linchamiento contra los maestros y un desinterés de las autoridades por mejorar la calidad educativa de esas instituciones.

Graciela Gutiérrez, profesora-investigadora de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM), señaló que desde su creación, en 1922 con la fundación de la normal de Tacámbaro, Michoacán, han sido los espacios de formación de los hijos de campesinos. Se convirtieron en una oportunidad para que la población de escasos recursos pudiera educarse y tuviera la oportunidad de superarse.

Sin embargo, agregó, se han caracterizado porque en sus aulas siempre han habido personas de pensamiento crítico y liberal. Esto las ha hecho blanco del Estado. No podemos olvidar que de las normales rurales surgieron líderes como Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. Razón por la cual, dijo, incluso se les ha querido etiquetar como instituciones formadoras de guerrilleros.

En entrevista por separado, Lucía Rivera, profesora-investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), destacó que los normalistas rurales son profesores muy comprometidos con sus comunidades, y recordó que fueron los estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, los primeros en acudir al auxilio del pueblo de Tixtla, tras las lluvias de 2013, cuando fueron a cumplir labores de ayuda, acción que ahora nadie recuerda.

Se trata, dijo, de un sector estudiantil con profundo sentido de comunidad y de vida colectiva, que no ha querido ser reconocida por la Secretaría de Educación Pública, dependencia que sólo ha intentado focalizar las desventajas de este subsistema.

Al respecto, estudiantes de Ayotzinapa señalaron que en las escuelas rurales se enfrentan condiciones muy difíciles. Desde garantizar que haya comida para todos, hasta los materiales para los talleres y prácticas profesionales. A cada compañero la escuela asigna 50 pesos diarios para sus tres comidas, pero no hay ningún apoyo para transporte ni para comprar lo básico de nuestros talleres.

El alumno Fernando Galeana señaló que en Ayotzinapa todos trabajamos la tierra para proveer de algunos alimentos a la escuela.

Fuente: La Jornada