sábado, 16 de agosto de 2014

Marchan en Acapulco para exigir liberación de vocero de opositores a la presa la Parota

Marchan cientos en Acapulco; exigen liberar al vocero del Cecop
Héctor Briseño | Corresponsal | Periódico La Jornada | Sábado 16 de agosto de 2014, p. 24
FotoAcapulco, Gro., 15 de agosto.- Más de mil integrantes del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la presa La Parota (Cecop) –la cual pretende construir la Comisión Federal de Electricidad en el río Papagayo desde hace 11 años– marcharon por la costera Miguel Alemán y avenida Cuauhtémoc para exigir la liberación de su vocero, Marco Antonio Suástegui Muñoz.
También pidieron la libertad de los líderes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria, Nestora Salgado, Arturo Campos y Gonzalo Molina, presos en Nayarit y Oaxaca.

A la caminata se sumaron campesinos y pobladores de los bienes comunales de Cacahuatepec, sindicalistas del Colegio de Bachilleres, Universidad Autónoma de Guerrero y Unión Nacional de Trabajadores, así como catedráticos, estudiantes universitarios, ambientalistas, defensores de derechos humanos, integrantes del PRD y de Morena.


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Integrantes de diferentes organizaciones de Guerrero marcharon por la costera Miguel Alemán en Acapulco para exigir la liberación de Marco Antonio Suástegui, vocero del Cecop. Foto: Javier Verdín
Asimismo, hijos de ejidatarios y avecindados de Icacos señalaron que continuarán la lucha por recuperar sus terrenos expropiados hace más de 30 años, para construir la novena Región Militar, por un decreto que afectó a ejidatarios de Icacos y Cumbres de Llano Largo.


Entrevistados en su plantón en el acotamiento de la costera Miguel Alemán, criticaron que el gobierno estatal pretende incluirlos en programas sociales a cambio de tierras.

Mientras, policías de Acapulco interpusieron una queja ante la coordinación regional de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Guerrero, por violaciones a las garantías laborales de más de 200 elementos de Seguridad Pública.

Fuente: La Jornada