miércoles, 28 de mayo de 2014

Asfixian a la CFE

Incierta la definición de “empresas productivas de Estado”, por más que el modelo se calcó de Canadá, mientras en el papel Petróleos Mexicanos tendrá un Consejo de Administración paritario -cinco sillas oficiales; cinco independientes-, con voto de calidad para el secretario de Energía, con el de la Comisión Federal de Electricidad el gobierno arrollará.
28 mayo 2014 | Alberto Barranco / Empresa | El Universal
De acuerdo a lo planteado por la Ley de la Industria Eléctrica, una de las secundarias que evalúa el Congreso para la reforma energética, la firma tendrá cinco consejeros gubernamentales, cuatro independientes… y uno sindical, por más que en Pemex se borró de la mesa la posibilidad.
Al igual que en Pemex las sillas las ocuparán los secretarios de Energía y de Hacienda, además de tres funcionarios públicos más.

Los consejeros “independientes” serán nombrados por el Presidente de la república, sin que los ratifique en Congreso.

¿Qué pasará cuando se discuta algún lineamiento promovido por el Ejecutivo Federal?

Desde otro ángulo, aunque en el caso de Pemex se dejó en libertad a las multinacionales que le competirán de contratar o no a integrantes del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, en el caso de la CFE no hay definición explicita.

Ahora que, bajo el prisma propuesto, colocada la energía eléctrica generada por particulares en el Centro Nacional de Control de Energía, se coloca a la Comisión Federal de Electricidad como simple proveedora de servicios a los llamados usuarios básicos, es decir hogares, pequeños talleres y negocios, en tanto las empresas que lleguen a competir tendrán la opción de los llamados usuarios calificados, es decir los grandes consumidores.

El problema es que la ley privilegia la energía generada de menor costo en beneficio de los usuarios finales, lo que necesariamente margina a la aún paraestatal, que mantiene todavía plantas generadoras a base de combustibles como el carbón.

Sin opción de modernización, la CFE competirá con las multinacionales que generan con base a combustibles no fósiles o “limpios”, por más que no hay una definición específica.

La tregua para la CFE será de 24 meses, tiempo en que durará el traspaso de su red de transmisión al Centro Nacional de Control de Energía, en su carácter de operador del mercado mayoritario.

Perdida la facultad de transmisión del fluido eléctrico por la aún paraestatal, el escenario se abre para contratar a empresas transportistas y distribuidoras que financien, instalen, den mantenimiento, gestión, operación y ampliación de infraestructura…

Desde otro ángulo, la CFE, al igual que Petróleos Mexicanos, perderá el control de sus gaseoductos, que operará en adelante el Centro Nacional de Control de Gas Natural.

El combustible se colocaría en manos de cualquier particular que lo solicite, sin prioridad para empresa pública.

Como usted sabe, ésta había logrado un ventajoso contrato con la firma española Repsol para abastecerla de gas natural procedente de Perú a un precio ligeramente inferior al del combustible generado en Estados Unidos, el más barato del mundo, que se rige por el indicador Henry Hub.

De aprobarse a la letra los ordenamientos en la mesa, en paralelo, cualquier empresa minera podrá realizar tareas de extracción de gas natural.

Lo curioso del caso es que aun cuando se le otorgan facultades de control a la Secretaría de Energía, será Hacienda quien establezca las condiciones económicas relativas a los términos fiscales de las licitaciones que se coloquen en la mesa.

A la Comisión Reguladora de Energía se le ratificarán las facultades para definir tarifas aplicables para la comercialización de electricidad; otorgar permisos de actividades de transformación, almacenamiento, transporte, compresión, licuefacción y regasificación de derivados de petróleo, además de conceder permisos de transporte de gas no vinculado a ductos.

La CFE a su mínima expresión.