sábado, 5 de abril de 2014

ZunZuneo: El “twitter” que creó EEUU para tratar de derrocar a la Revolución Cubana

En julio de 2010 Joe McSpedon, funcionario del gobierno de Estados Unidos, viajó a Barcelona con el propósito de afinar los últimos detalles de un plan secreto para crear una red social destinada a socavar al gobierno cubano.
5 abril 2014 | Cuba Debate | Libre Red
McSpedon y su equipo de contratistas especializados en alta tecnología habían llegado desde Costa Rica, Nicaragua, Washington y Denver. Su misión, lanzar una red de mensajería que pudiera llegar a cientos de miles de cubanos. Para ocultar la red al gobierno de la isla, crearían un intrincado sistema de empresas fachada con una cuenta bancaria en Islas Caimán y contratarían a ejecutivos que no estaban al tanto de la situación y a quienes no se informaría de los vínculos de la empresa con el gobierno norteamericano.

McSpedon no trabajaba para la CIA. Se trataba de un programa financiado y gestionado por USAID, la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo, que maneja miles de millones de dólares en programas de asistencia humanitaria.

Según documentos obtenidos por The Associated Press y numerosas entrevistas con personas que participaron en el proyecto, el plan era desarrollar un “Twitter cubano” elemental que usara mensajes de texto enviados y recibidos por teléfonos móviles para burlar el férreo control informativo y las restricciones al uso de la Internet que mantiene el gobierno de Cuba. Buscando un juego de palabras relacionado con Twitter, lo llamaron ‘ZunZuneo’, palabra relacionada con el zunzún, como se llama en Cuba al colibrí o zumbador.
Los documentos muestran que el gobierno de Estados Unidos planeó la creación de una base de suscriptores usando “contenido no controversial”: noticias de fútbol, música, huracanes y publicidad. Cuando lograra una audiencia de cientos de miles de suscriptores, enviarían mensajes de contenido político para inspirar a los cubanos a crear convocatorias en red de “multitudes pensantes”, concentraciones masivas que fueran convocadas rápidamente y pudieran desencadenar una “primavera cubana” o, como un documento de USAID lo expresó, “renegociar el equilibro de poder entre el estado y la sociedad”.

En su apogeo en 2012, el proyecto captó más de 40.000 cubanos como suscriptores para compartir noticias e intercambiar opiniones. Pero esos suscriptores nunca supieron que el servicio fue creado por el gobierno de Estados Unidos, ni que había contratistas que recopilaban información privada de los usuarios con propósitos políticos.

“No se mencionará en lo absoluto la participación del gobierno de Estados Unidos”, dice un informe de Mobile Accord, uno de los contratistas. “Es totalmente crucial para el éxito a largo plazo del servicio y garantizar el cumplimiento de la Misión (sic)”.

La legalidad del programa no está clara: las leyes de Estados Unidos exigen que cualquier acción encubierta de una entidad federal debe contar con autorización presidencial. Funcionarios de USAID declinaron decir quién aprobó el programa o si la Casa Blanca conocía de su existencia. McSpedon, gerente de nivel medio y el funcionario de más alto rango identificado en los documentos obtenidos por la AP, declinó comentar al respecto.

Matt Herrick, portavoz de USAID, dijo que la agencia está orgullosa de sus programas en Cuba y que investigadores del Congreso que revisaron el programa el año pasado determinaron que se apegaba a las leyes de Estados Unidos.

“La USAID es una agencia que promueve el desarrollo, no una agencia de inteligencia, y trabajamos en todo el mundo para ayudar a que la gente pueda ejercer sus derechos y libertades fundamentales, y darles acceso a herramientas que mejoren su vida y se puedan conectar con el mundo exterior”, dijo Herrick.

Sobre la implementación, agregó, que “¿ha tomado el gobierno medidas para operar con discreción en entornos poco permisivos? Naturalmente… en los entornos hostiles con frecuencia tomamos medidas para proteger a los que trabajan con nosotros en el terreno. Esto no es único de Cuba”.

Programa secreto

Pero el programa ZunZuneo enturbia esas aseveraciones, un tema delicado porque su misión de promoción de la democracia y la entrega de ayuda a las poblaciones más pobres y vulnerables del mundo pasa por tener la confianza y cooperación de otros gobiernos.

El senador Patrick Leahy, demócrata de Vermont y presidente de la Subcomisión de Asuntos de Departamento de Estado y Operaciones en el Extranjero, dijo que está a la espera de recibir una explicación de la USAID al respecto.

“Mirando el programa por encima hay varios aspectos problemáticos”, dijo Leahy. “Existe el riesgo de que jóvenes cubanos usuarios de teléfonos celulares no supieran que era una actividad financiada por el gobierno de Estados Unidos. Está la naturaleza clandestina de un programa del que no se informó a la Subcomisión de Asignaciones, que tiene funciones de supervisión”.

The Associated Press obtuvo más de mil páginas de documentos sobre el desarrollo de ZunZuneo. La AP verificó independientemente el alcance y los detalles del proyecto (como números de contratos federales y nombres de candidatos) a través de bases de datos de acceso público, fuentes del gobierno y entrevistas con los que participaron directamente en el proyecto.

En su conjunto, los documentos cuentan la historia de cómo agentes del gobierno de Estados Unidos, trabajando en el más profundo secreto, se convirtieron en emprendedores tecnológicos en Cuba.

Un intento de regreso a la Guerra Fría

ZunZuneo parecía ser una vuelta a la Guerra Fría y los decenios de enfrentamiento entre Estados Unidos y Cuba. Y todo ocurrió en momentos en que las históricamente agrias relaciones entre los dos países habían mejorado, al menos marginalmente, y Cuba había dado pasos hacia una economía más abierta.

No está claro si el plan comenzó con la USAID o Creative Associates International, una empresa de Washington con fines de lucro que ha recibido cientos de millones de dólares en contratos con el gobierno de Estados Unidos. Para la AP no es claro cómo los números de teléfono fueron conseguidos, aunque los documentos parecen indicar que se hizo de manera ilícita. Los responsables de ZunZuneo usaron esos números para crear una base de suscriptores para empezar el proyecto.

A mediados de 2009, Noy Villalobos, una gerente de Creative Associates, inició una conversación por chat con su hermano menor en Nicaragua, según un correo electrónico de Creative Associates, capturó la conversación.

“Por supuesto, esto es muy confidencial”, previno Villalobos a su hermano. Pero, “¿qué pudieras hacer si tuvieras todos los números de celular de un país determinado?, ¿pudieras enviar grandes cantidades de mensajes de texto sin que el gobierno lo supiera?”.

¿Puedes encriptarlos o algo así?, le preguntó en un mensaje de texto.

Mario Bernheim le respondió a su hermana que podía encontrar la manera de enviar mensajes instantáneos a cientos de miles de cubanos y a bajo costo. No podía encriptarlos porque sería demasiado complicado y no podrían ocultar los mensajes al gobierno cubano, que controlaba Cubacel, pero sí podían ocultar la identidad del que los enviaba cambiando constantemente el país de origen de los mensajes.

“¿Podríamos rotarlos por varios países?”, preguntó Villalobos. “¿Digamos, un mensaje desde Nicaragua, otro desde España, otro desde México?”

Bernheim dijo que sí. “Pero necesito instalar computadoras espejo en muchas partes, la misma computadora trabajando sobre la misma plataforma con el mismo teléfono”.

Se despidió con un “no hay problema”.

Operaciones desde América Central

El equipo de ZunZuneo comenzó a operar desde América Central. Bernheim desde la capital de Nicaragua, Managua, mientras McSpedon supervisaba el trabajo de Creative Associates desde San José, Costa Rica. McSpedon tenía estatus diplomático pero operaba desde fuera de la embajada. Resultó ser un arreglo lo suficientemente extraño como para levantar sospechas en Washington, según funcionarios estadounidenses.

McSpedon trabajaba para la Oficina de Iniciativas de Transición de la USAID, una división creada tras la caída de la Unión Soviética para defender los intereses de Estados Unidos en entornos políticos que cambiaban a gran velocidad sin tener que lidiar con la burocracia habitual.

En 2009, un informe redactado por investigadores del Congreso advirtió que la labor de la oficina de transición “a menudo se presta a enredos políticos que podrían tener consecuencias diplomáticas“. Personal de diferentes comisiones legislativas de supervisión del Congreso se habían quejado de que USAID gestionaba programas secretos sobre los que no ofrecía detalles.

“Se nos dijo que no nos podían informar siquiera en términos generales sobre esas operaciones porque, cito, ‘podrían morir personas’“, dijo Fulton Armstrong, que trabajaba en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Antes de eso, Armstrong fue el analista de inteligencia de mayor rango en América Latina y asesoraba a la Casa Blanca de Clinton.

El dinero que Creative Associates invirtió en ZunZuneo se asignó públicamente a un proyecto no especificado en Pakistán, según información gubernamental. Pero no hay ninguna prueba de que los fondos se gastaron.

Las tensiones con el Congreso se dispararon precisamente cuando ZunZuneo comenzaba a despegar en diciembre de 2009, cuando otro programa de la USAID terminó con el arresto del contratista estadounidense Alan Gross, quien había viajado repetidas veces a Cuba en una misión secreta a ampliar el acceso a la Internet mediante tecnología que, por lo general, sólo usan los gobiernos, una misión que fue revelada por la AP en febrero de 2012.

Según Armstrong, en algún momento la Comisión de Relaciones Exteriores descubrió las operaciones secretas de la Oficina de Iniciativas de Transición de la USAID en Costa Rica. Funcionarios del gobierno de Estados Unidos lo reconocieron en privado pero la USAID se negó a ofrecer detalles.

En un evento en Washington, Armstrong dice que le preguntó a McSpedon si sabía que al operar programas secretos desde un tercer país pudiera dar la impresión de que trabajaba para una agencia de inteligencia.

McSpedon, a través de la USAID, dijo que eso no es cierto, pero declinó ofrecer más detalles.

Restricciones

A principios de 2011, Creative Associates se empezó a desesperar con la incapacidad mostrada por Mobile Accord para hacer convertir a ZunZuneo en un proyecto autosostenible e independiente de Estados Unidos. La operación se encontraba frente a un problema sin solución. La USAID pagaba cientos de miles de dólares en tarifas de recepción de mensajes de texto al monopolio de telecomunicaciones cubano a través de cuentas bancarias secretas y empresas fachada. Era una situación que no podían permitirse ni justificar y que si se salía a la luz pública sería vergonzosa, o incluso peor.

En una evaluación detallada, Creative Associates dijo que Mobile Accord había ignorado la sustentabilidad del proyecto. “Se sentía cómoda recibiendo fondos del gobierno de Estados Unidos que mantenían a flote la compañía”.

De los 60 puntos con los que se medía el rendimiento, Mobile sólo consiguió 34. Creative Associates se quejó de que Mobile no entendía muy bien la misión social del proyecto y sólo le dio tres puntos sobre diez en “compromiso con los objetivos del programa”.

“Nos preocupa especialmente su pasividad a la hora de mejorar la situación”, expresa la evaluación.

Mobile Accord se abstuvo de comentar sobre el tema.

En un tono que denotaba cada vez más impaciencia, la USAID presionaba a Mobile Accord para que consiguiera nuevos ingresos para cubrir gastos. Mobile Accord sugirió vender publicidad en Cuba, pero incluso con una proyección de un millón de suscriptores la publicidad en una economía comunista equivaldría a una suma ridícula.

En marzo de 2011, ZunZuneo ya tenía casi 40.000 suscriptores y decidió trabajar con un tope de 50.000 para mantener un perfil bajo, abandonando así sus objetivos previos de llegar a 200.000 usuarios. Decidieron limitar los mensajes al 1% del tráfico total en Cuba para que las autoridades de la isla no los detectaran.

Mientras tanto, a través de un antiguo empleado de ZunZuneo, que habló a condición de no ser identificado porque no estaba autorizado a hablar de su trabajo, conocieron que los cubanos los estaban descubriendo y que ya habían tratado de bloquear el servicio.

Desaparición

A mediados de 2012 los cubanos comenzaron a quejarse de que el servicio sólo funcionaba esporádicamente, y después que no funcionaba.

ZunZuneo se esfumó con el mismo misterio con el que había aparecido.

En junio de 2012, usuarios con acceso a Twitter y a su página de Facebook se preguntaban qué habría pasado.

“¿Por dónde se pueden recibir mensajes de ZunZuneo?”, preguntó una mujer en Facebook en noviembre de 2012. “¿Por qué ya no me llegan?”.

Los usuarios que trataban de entrar al portal de ZunZuneo eran dirigidos a una página de Internet para niños con un nombre similar.

En un español mal escrito, ZunZuneo publicó en su página de Facebook un mensaje que decía que estaba al tanto de los problemas de acceso y estaban trabajando para solucionarlos.

“Qué viva el ZunZuneo!”, decía su último mensaje.

En febrero, cuando Saimi Reyes y su novio Ernesto Guerra supieron la verdad sobre ZunZuneo, se mostraron sorprendidos.

“¿Cómo iba a saber?”, pregunta Guerra, “Ahí no decía bienvenido a ZunZuneo, un servicio de USAID”.

“Además, no tenía nada negativo. Si yo hubiera comenzado a recibir mensajes subversivos o amenazas de muerte o ‘Todos a las calles’”, rio al decir, “hubiera dicho, ‘OK’, aquí algo huele mal. Pero no sucedió nada de eso”.

La USAID dice que el programa terminó cuando se acabó el dinero. El gobierno cubano declinó comentar al respecto.

El antiguo dominio de Internet de ZunZuneo está a la venta por 299 dólares. El registro de MovilChat, la empresa registrada en las Islas Caimán, venció el 31 de marzo.