sábado, 15 de febrero de 2014

Salario prófugo / Baja constante / Larrea, otra vez

México SA-Carlos Fernández-Vega
No es novedad, pero en 2013 el poder adquisitivo de los salarios ni lejanamente recuperó algo de lo mucho que ha perdido a lo largo de las tres doradas décadas neoliberales. Para no ir más lejos, y sin ánimo sadomasoquista, la inflación oficial acumulada en el periodo modernizador (de Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto) alcanza la friolera de 57 mil 410.55 por ciento, de tal suerte que sólo para mantener intacto su poder adquisitivo, hoy el salario mínimo diario promedio tendría que ser no menor a 210 pesos para mantener el poder de compra de 30 años atrás, pero en los hechos apenas llega a 65.53 pesos. Y tal porcentaje es aplicable a los contractuales y a todos los demás.
Como bien lo señala el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, “los trabajadores mexicanos no necesitan ser economistas para darse cuenta que el nivel salarial no les permite adquirir la canasta alimenticia recomendable. Tan sólo en 2013 el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable –CAR– se incrementó sostenidamente y el tiempo de trabajo necesario requerido por las familias trabajadoras mexicanas para adquirirla es ahora de 24 horas por día, pero como es imposible que una sola persona labore este tiempo, la gente recurre a buscar dos empleos o a integrar a otros miembros de la familia a un trabajo para obtener así más recursos”. Como referencia, apunta el centro de análisis, 26 años atrás se requerían poco menos de cinco horas laborales para obtener el dinero necesario para adquirir la CAR”.

El CAM refiere que de diciembre de 1987 a la fecha el salario mínimo (sólo considera el de la región A, por ser el más elevado) registra un aumento ligeramente superior a 900 por ciento, mientras en igual lapso los precios de la canasta alimenticia recomendable (que incluye sólo los alimentos considerados por el Instituto Nacional de Nutrición y que deberían consumir las familias en México) se incrementó 4 mil 800 por ciento, es decir, una diferencia de cinco tantos favorable, desde luego, a los precios de la citada canasta. Pero el problema no queda allí, porque el gobierno mexicano continúa implementado políticas que afectan a los trabajadores y a la población en general.

En este contexto, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (CEFP) indica que de acuerdo con la información del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en diciembre pasado el salario básico de cotización promedio se ubicó en 8 mil 043 pesos al mes (nominales), para un crecimiento anual de 3.66 por ciento o 284 pesos, un monto menor en 0.02 puntos porcentuales con relación al crecimiento del mes anterior que alcanzó un incremento de 3.69 por ciento. Sin embargo, en el mismo periodo, la inflación fue de 3.97 por ciento por lo que, en términos reales, el salario cayó en 0.3 por ciento, mientras que en noviembre de 2013 reportó un crecimiento de 0.07 por ciento; la quinta caída del año y promediando un crecimiento real en 2013 de 0.08 por ciento.

Por sectores de actividad económica, en términos anuales, el sector de la construcción” y el de transporte y comunicaciones registraron las mayores reducciones al caer 2.61 y 1.11 por ciento real, respectivamente. En el caso de la construcción, la caída mencionada fue la más acentuada del año. En cambio, los sectores con mayores incrementos anuales en el salario para diciembre, y durante todo el año, fueron las industrias extractivas y la industria eléctrica y suministro de agua potable, con un avance anual de 2.21 y 1.3 por ciento real, en ese orden.

El comportamiento observado del salario base de cotización en el año, en términos reales, es resultado de la tendencia en la tasa de inflación. Para los meses que se reportaron decrementos reales en la tasa de crecimiento anual, de marzo a junio y en diciembre, en promedio, se registró una inflación de 4.32 por ciento con un decremento real del salario base de 0.31 por ciento. Asimismo, en el resto del año la inflación alcanzó un promedio de 3.44 por ciento, implicando un crecimiento de 0.36 por ciento de salario real.

Además, los salarios del sector formal siguen sin recuperar su nivel previo a la crisis. Comparado, en términos reales, con la cifra más elevada, en enero de 2008, el salario base acumula una pérdida de 5.22 por ciento. Esto se traduce, a precios de diciembre de 2010, en una reducción salarial real equivalente a 397.58 pesos.

En suma, apunta el CEFP, los salarios nominales siguen deprimidos, sin mostrar aún un crecimiento real. Si consideramos al año en su conjunto la tasa de crecimiento real ha tendido, en promedio, a ser cercana a cero, 0.08 por ciento, con una inflación de 3.81 por ciento y un crecimiento nominal de 3.89 por ciento.

Por su parte, el Banco de México informa que el comportamiento de los principales indicadores salariales durante el cuarto trimestre de 2013 sugiere que los costos laborales continuaron sin representar un elemento que genere presiones inflacionarias. El salario base de cotización de los trabajadores afiliados al IMSS aumentó 3.7 por ciento nominal durante el último trimestre de 2013, cifra similar a la del trimestre previo y menor a las observadas durante el año anterior.

El incremento al salario contractual negociado por empresas de jurisdicción federal fue de 4 por ciento durante el cuarto trimestre de 2013, inferior al registrado en el mismo trimestre del año anterior (4.3 por ciento). Esta diferencia se debió a las menores variaciones en los salarios contractuales tanto de las empresas públicas, como de las privadas. En particular, las empresas públicas negociaron un aumento de 3.8 por ciento (4 por ciento en el mismo trimestre de 2012). En este grupo destacó el incremento salarial que otorgó el IMSS a sus trabajadores (3.8 por ciento en 2013, 4 por ciento en 2012). Las empresas privadas negociaron un aumento de 4.5 por ciento de octubre a diciembre de 2013.

Ese es el balance, de tal suerte que tampoco en materia salarial EPN salvó a México (revista Times dixit).

Las rebanadas del pastel

Germán Larrea… otra vez. A escasos días del octavo aniversario del homicidio industrial en Pasta de Conchos, cinco mineros murieron por las condiciones de inseguridad prevalecientes en la mina de Charcas, San Luis Potosí, propiedad del zar del cobre y su Grupo México, quienes mantienen condiciones inhumanas en las minas que le han sido concesionadas; de nuevo la tragedia y la manipulación informativa, de este corporativo, denuncia el sindicato que preside Napoleón Gómez Urrutia. ¿Y los inspectores de la Secretaría del Trabajo?

Fuente: La Jornada