Tras la medida, en sólo dos días hubo pérdidas por $10 millones y 5 mil comercios afectados
Sanjuana Martínez | Especial para La Jornada | Periódico La Jornada | Domingo 10 de noviembre de 2013, p. 4
Matamoros, Tamps.- El graznido artificial de las aves de rapiña que surge del quiosco para espantar a las palomas de la plaza principal no ha dado resultado. La autoridad municipal pretendía evitar con el repelente auditivo la suciedad en la explanada. Pero los pichones se han acostumbrado a la estridencia del sonsonete y siguen deambulando y defecando en medio de una veintena de marinos que protege el ayuntamiento.
La gente de esta ciudad también se ha acostumbrado a otro tipo de sonidos: las balaceras. Llevan varios años en medio del campo de batalla por el control de una plaza históricamente en poder del cártel del Golfo que ahora es disputada por dos células de la misma organización: Los metros de Reynosa, y Los ciclones de Matamoros.
Ambos grupos se enfrentaron el domingo pasado. Desde la carretera de Reynosa se observaba el convoy de 40 camionetas que se acercaba a la entrada de la ciudad. En el kilómetro 2 fueron recibidos por otro grupo de vehículos. Las ráfagas de cuerno de chivo y las detonaciones de armas largas retumbaron durante horas. Eran las 10 de la mañana y el campo de batalla se extendió por toda la ciudad durante un par de días.
Las camionetas de ambos bandos iban perfectamente identificadas: Los M pertenecientes a la gente de Jorge Eduardo Costilla, El Coss, y Los C-900, facción leal a Osiel Cárdenas Guillén. Ambos notificaron con antelación en redes sociales un enfrentamiento que se inició, pero no cuándo acabará.
En medio de la refriega 600 policías municipales están acuartelados: “Nos quedamos encerrados, escondiditos. ¿Qué hacíamos? No tenemos armas, ni chalecos antibalas, ni camionetas. Nos quitaron todo. Hubiéramos defendido nuestro territorio, pero no tenemos el apoyo estatal, ni federal ni municipal. ¿A quién le conviene una policía acuartelada y desarmada?... A la maña”, dice José, con 14 años de servicio en esta corporación, pendiente de la “certificación” o la llamada “revisión de confianza”.
En una ciudad militarizada tampoco se vio entre las balaceras a los cientos de elementos de la Policía Federal ni a militares; únicamente fueron los marinos los que repelieron, lo mismo que los “dueños” de la plaza, los ataques de los recién llegados. El saldo oficial: 13 muertos; el extraoficial: un centenar y decenas de heridos.
Un día después, en la tranquilidad esporádica del mediodía reparten folletos Por un Matamoros seguro, para alertar a la población sobre lo que hay que hacer en medio de una balacera: “Toma estos pasos y salva tu vida. La seguridad es de todos, y recuerda tu familia espera por ti”.
Con apenas un mes y medio en el puesto, la alcaldesa panista Norma Leticia Salazar Vázquez, de 38 años, tuvo su primera prueba de fuego ante la inseguridad y prefirió asumir el reto con resignación: “Voy a seguir alertando a la población para que no salga de su casa cuando vengan grupos armados... lo que sucede aquí es un secreto a voces”.
Cuando tomó protesta como presidenta municipal le pidió públicamente ayuda a Dios para gobernar y ahora pide a los ciudadanos se encomienden a él ante las balaceras. Ella también permanece resguardada, pero con 20 elementos de la Marina día y noche: son su guardia personal.
Los marinos la vigilan mientras hace un breve recorrido por los patios de maniobras del nuevo puente ferroviario Brownsville-Matamoros. Está nerviosa. El acto apenas dura unos minutos. La acompaña el cónsul de Estados Unidos, Tomás Mittnacht, quien emite una nueva alerta para los estadunidenses que visiten la ciudad: “Hay una advertencia permanente que ponemos al día y también hay alerta por los secuestros”.
Una alerta que junto al virtual toque de queda afectó gravemente la economía de la ciudad. En sólo dos días, las pérdidas cuantificadas superan los 10 millones de pesos y 5 mil comercios afectados, incluidas las plazas comerciales y las tiendas de conveniencia, que reportaron 90 por ciento menos de venta:
“Ese toque de queda nos va a afectar por lo menos un trimestre y todo porque la alcaldesa muestra falta de coordinación y de capacidad para garantizar la seguridad de la población. Aquí perdimos la garantía constitucional de libertad y eso equivale a un toque de queda con el cual no estamos de acuerdo”, dice Christian Pérez Cosío, director jurídico de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) de Matamoros.
También el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, reprobó el llamado de la alcaldesa y la criticó por alarmar a la población: “Recordemos que tiene un mes y medio que comenzó sus labores y seguramente no está tan enterada de todo el trabajo de coordinación que hemos venido haciendo. Lamento este llamado, que no debe hacerse de ninguna manera”.
Un llamado que provocó cien por ciento de ausentismo escolar: “Nos fuimos al mall de Brownsville. Allá andábamos todos. Comimos y como a las seis volvimos, pero al entrar a Matamoros nos topamos con los Blackhawk de la Marina disparándoles a los de la maña. Nos metimos abajo de un puente. Se oían bien fuertes los putazos”, dice un vecino de la avenida Niño, donde hubo bloqueos y enfrentamientos armados durante varias horas.
Los intensos tiroteos han golpeado también al turismo de la ciudad, que ha visto afectada en más de un 80 por ciento la ocupación hotelera. Los llamados Winter Texans, jubilados que cada año, al descender las temperaturas, llegan al Valle de Texas desde Iowa, Michigan, Minnesota, Nebraska, Winsconsin y Ontario, anteriormente pasaban a Matamoros a vacacionar.
“No ha cruzado un solo Winter Texans, tampoco los paisanos que preferían pasar por aquí y que nosotros los veíamos como turistas, porque comen, consumen y se quedan en nuestros hoteles. No ha pasado nadie. Los puentes internacionales están vacíos. ¿Por qué? Por el toque de queda que se dio”, añade Christian Pérez Cosío, al insistir que en Matamoros las balaceras son cotidianas, pero no los toques de queda.
“Desgraciadamente hay que reconocer que los ciudadanos en Tamaulipas hemos aprendido a vivir con la violencia, las balaceras; ya se volvió parte de nuestra vida, de nuestra cotidianidad. Antes había una balacera y el pueblo se quedaba vacío, se quedaba fantasma. Ahora ya no. Hay una balacera, te proteges, pasa el tiroteo y sales, la actividad económica regresa. En este caso lo grave fue el toque de queda de la alcaldesa que fue lo que provocó la histeria colectiva. Matamoros se convirtió en un pueblo fantasma”.
Para Julio César Almanza Armas, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo de Tamaulipas (Fecanaco/Servytur), la desestabilización económica de Matamoros tiene más razones políticas que la inseguridad: “Ella es producto de un cacicazgo y grupo político que ha tenido secuestrado al PAN en los últimos años. Su padre es Ramiro Salazar, un comerciante que se fue forjando a base de corrupción. Cuando ella ganó la alcaldía votaron hasta los muertos y ahora el señor está atrás del poder moviendo sus intereses”.
La falta de coordinación entre autoridades municipales y estatales, señala, ha afectado a los ciudadanos: “Hay un proceso de descomposición social y tenemos una alcaldesa sin capacidad ni experiencia para gobernar una ciudad como Matamoros, frontera, puerta de entrada”.
Cuenta que en tan sólo mes y medio la oposición ha exhibido las irregularidades de Leticia Salazar; por una parte la denuncia del delito de plagio al ayuntamiento de Melbourne, Australia, del logotipo de su ciudad y, por otra, el uso “indiscriminado” de un costoso jet privado para trasladarse a otras ciudades, y finalmente su relación con el regidor Luis Biasi, conocido como el Zar de las aduanas.
Leticia Salazar prefiere guardar silencio. Su nuevo jefe de prensa, Alejandro Valladares, negó la entrevista argumentando que acababa de llegar para evitar más despropósitos: “Yo estoy aquí para que ya no se suba al ring con Osorio Chong. No puede hablar de la inseguridad, lo único que queremos es destacar su lado humano, las cosas positivas; ella quiere ser gobernadora de Tamaulipas”.
Afuera del ayuntamiento, en la momentánea calma de la noche, un grupo de gente con motos, camionetas y coches organiza la Rodada por la paz. El canto de las aves rapaces en la plaza principal fue apagado para darle oportunidad a la orquesta de iniciar el baile de danzón. Don José usa sombrero y guayabera blanca, y está a punto de elegir a su bailadora: “No podemos ceder más de lo que hemos cedido a los mañosos. La vida sigue y hay que disfrutar un poco”.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada