México SA-Carlos Fernández-Vega
Peor es nada, dirán algunos, pero es indudable que ni los magos más ingeniosos ni los faquires más picudos del planeta podrían sobrevivir con un ingreso de 17 pesos y 50 centavos por día, cantidad que a partir de ayer recibirán los adultos mayores (de 65 años de edad en adelante) como un acto de justicia social” (Peña Nieto dixit), aunque sólo aquellos que no obtengan percepciones por algún otro régimen jubilatorio.
Sólo para dar una idea de qué se trata, esos 17.5 pesos diarios que como “acto de justicia social” recibirán los adultos mayores sólo alcanzan para comprar un kilogramo de tortilla (ayer a 12.38 pesos, como precio promedio nacional) y 365 mililitros de leche (por litro ayer se pagaron 14 pesos, también en promedio nacional). Para eso, y nada más, es decir, queda fuera cualquier posibilidad de cubrir, con ese monto, el resto de las necesidades mínimas de un ser humano (educación, salud, vivienda, vestimenta, transporte, esparcimiento, etcétera).
Desde luego que se pueden hacer muchas combinaciones de precios y alimentos (por ejemplo: 180 gramos de huevo (28 pesos por kilogramo), 360 mililitros de leche y 600 gramos de tortilla, lo que da un total –a precios de ayer– de 17.50 pesos), pero de cualquier suerte el resultado será el mismo. Por ello, muy poca debe ser la “justicia social” que consideró la Secretaría de Desarrollo Social, encabezada por Rosario Robles, a la hora de fijar el “subsidio” que entregaría a los adultos mayores de 65 años, pero (va de nuevo la advertencia) sólo aquellos que no obtengan percepciones por algún otro régimen jubilatorio. Obvio es que 17 pesos con 50 centavos a nadie permiten salir de la miseria, pero tampoco del solidario padrón clientelar de alcance electoral.
Resulta que ayer, en el Hospicio Cabañas de Guadalajara, el presidente Enrique Peña Nieto puso en marcha la pensión para adultos mayores, que beneficiará a las personas a partir de 65 años con un apoyo mensual de 525 pesos (17.50 pesos diarios, menos inflación e IVA), en el entendido de que “se trata de un acto de justicia social, de reconocer el trabajo y la contribución que han hecho los adultos mayores y que por ello merecen un justo apoyo para tener una vida con mejores condiciones” (La Jornada, Rosa Elvira Vargas).
La crónica de Rosa Elvira detalla: “al agradecer el ‘cobijo, apapacho, bendiciones y buenas vibras’ de los jaliscienses, quienes atestiguaron el último día de marzo de 2012 el inicio de su campaña presidencial, el presidente Peña admitió el desamparo en el cual viven muchas familias mexicanas. Se trata de 5.6 millones de adultos mayores que no reciben los beneficios de ningún sistema de seguridad social y para los cuales el gobierno federal trabajará en consolidar un esquema universal que ofrezca los beneficios de salud hasta la hoy anunciada pensión para los mayores de 65 años.
“De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Social, a partir del 11 de marzo los probables beneficiarios de este programa podrán inscribirse en 327 ventanillas ubicadas en las zonas urbanas o en las 9 mil cien mesas de atención de las áreas rurales. Asimismo, la dependencia indicó que este programa es mucho más que un simple apoyo monetario, porque dará a los adultos mayores acceso a una red de promotores y voluntarios que trabajarán con aquellos en la aplicación de técnicas innovadoras en temas como nutrición, salud, autoestima, entre otros… (Peña Nieto) indicó que además de la cruzada contra el hambre la política de cobertura ampliada para los adultos de 65 y más busca crear un México de mayores oportunidades. La meta inmediata de este programa será, según la Sedesol, atender a 800 mil adultos mayores que viven en pobreza extrema y se plantea terminar el año otorgando ese beneficio a 2.2 millones de personas”.
De cereza, el inquilino de Los Pinos se felicitó, porque “hoy di cumplimiento al compromiso establecido con los grandes mexicanos, nuestros adultos mayores… Estoy convencido de que una sociedad que respalda a sus adultos mayores es una sociedad más justa, igualitaria e incluyente. A nuestros grandes mexicanos, quienes han entregado toda una vida de trabajo a su país, quiero decirles que no están solos, que tienen en el gobierno de la república a un fuerte y decidido aliado”.
Obvio es que con 525 pesos mensuales (17.50 pesos por día) ni el más gallo de los faquires puede sobrevivir, pero más allá de la raquítica cantidad a repartir por adulto mayor (con la reiterada salvedad anotada líneas arriba), lo interesante de todo esto es el elevadísimo concepto que en el gobierno federal se tiene de “justicia social” y lo que en él entienden (con una profundidad envidiable) como “un México de mayores oportunidades”, una “sociedad más justa, igualitaria e incluyente” y el “premio” a otorgar por “toda una vida de trabajo”. La conclusión inevitable es que con “aliados” así, los enemigos salen sobrando.
Queda claro, por si hubiera duda, de que la “nueva política social” –como en el gobierno la califican– en nada se distingue de la “vieja”: gasta miles y miles de millones de pesos que van a un barril sin fondo; no es productiva ni genera alternativas tangibles (empleo, por ejemplo) para sus presuntos beneficiarios; resulta extremadamente clientelar; no logra sacar de la pobreza a ningún depauperado, pero los mantiene atados y dependientes de los “subsidios” oficiales; no tiene nada de “justa” y es especialista en dar vueltas a la noria. Resultado; cada día existen más pobres en esta República de discursos.
Pero lo más llamativo de todo esto es la suculenta oferta paralela que el gobierno federal hace a los adultos mayores: tendrán “acceso a una red de promotores y voluntarios que trabajarán con aquellos en la aplicación de técnicas innovadoras en temas como nutrición, salud, autoestima (Miguel Angel Cornejo, marca registrada), entre otros”.
Por ejemplo, con 17 pesos y 50 centavos por día, ¿qué “técnica innovadora” en materia de nutrición le funcionaría a los adultos mayores, si ni siquiera les alcanza para comer? ¿Galletitas verdes, tal vez?
Las rebanadas del pastel
El subsecretario de Desarrollo Social de la Sedesol, Ernesto Nemer Álvarez, aclara que sería “irresponsable decir que en este sexenio se va a acabar la pobreza”. Cierto, y con 17.50 pesos por día, menos.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada