lunes, 3 de octubre de 2011

“El 2 de octubre no es una fiesta”, dicen los asistentes a la marcha

La movilización de este día, afirman, es patrimonio estudiantil, y hay quien no falta un solo año. Para confirmar que estas manifestaciones no son meras repeticiones anuales o una extensión del Tianguis del Chopo, consultamos a algunos presentes.
3 octubre 2011 | Ulises Guadarrama | Milenio
Aldo Santos estudia la especialidad en historia de la Normal Superior de Maestros y su contingente estaba contra la militarización en el país; pedía que ya no estén en las calles. “A pesar de que han pasado tantos años desde lo sucedido en el 68, sigue habiendo presos políticos como los compañeros del SME y los que luchan en defensa de la educación pública, que el gobierno de Calderón ha privatizado paulatinamente y que hoy intenta cerrar las escuelas Normales en todo el país, tanto urbanas como rurarles”, señaló.
“Todas las Normales del DF y de otros estados, como Michoacán, estamos reunidos en esta fecha para decir que no lo vamos a permitir, que vamos a seguir defendiendo el normalismo, que es un sistema que defiende la idea de un maestro al servicio del pueblo.”

Dijo que desde hace unos cuantos meses los estudiantes chilenos están luchando por las mismas razones, exigiendo que se dé marcha atrás a la privatización de la educación por el sistema neoliberal, y están reivindicando el derecho a la educación gratuita; “es una misma lucha, por eso planteamos que se dé este movimiento en América Latina”.

Carlos, malabarista amante del arte circense, ha ido a las marchas de este día desde hace cinco años, y aseguró no saber cuáles eran las demandas de este año, pero asiste porque siempre marcha el 2 de octubre recordando lo sucedido en el 68. En su mano portaba un machete de verdad, por lo que le preguntamos para qué lo quería (no fuera a ser que lo usara contra uno que otro policía); su respuesta nos tranquilizó: “Normalmente hago malabarismo con tres machetes, pero se me olvidaron dos en casa”.

“Punketo performancero”, dijo ser también un artista urbano y malabarista, lo cual es su hobby y su pasión; asiste a la marcha desde hace tiempo, dejó de venir cinco o seis años, pero ha asistido desde 1992, cuando estudiaba en el CCH. “Este año no me informé sobre las demandas, pero estoy apoyando un contingente de alumnos que fueron rechazados de la educación superior y media”.

Un manifestante con aire hippie recordó que la primera marcha a la que asistió fue a la de 1978, con motivo de los diez años de los eventos del 68. “Los primeros años después de la masacre en Tlatelolco estaban prohibidas todas las marchas, pero más las de ese día. Se hacían actos en la UNAM y en el Poli, principalmente, pero no había manifestaciones, y unas de las primeras en la calle fue en 1978”.

Afirmó que las demandas de este año no difieren tanto de las de años pasados: “Es la conmemoración del hecho, de la masacre, y los diversos contingentes marchan con sus propuestas, como defensa de la educación pública, el movimiento de la UACM contra la rectora Esther Orozco, obviamente toda la demanda de no más sangre, alto a las masacres, alto a esta guerra del narco y todo este tipo de cosas, entre otras”. Sin embargo, afirma que es necesario recordar que el 2 de octubre no es una fiesta, aunque haya malabaristas, punketos, estudiantes echando desmadre, sueros con agua mineral, tostadas de cueritos y música.