Decenas de sindicatos y organismos sociales participaron en la jornada de los indignados mexicanos
En la Cámara de Diputados entregaron una carta en la que advierten que el país no aguanta más
Patricia Muñoz y Ciro Pérez | Periódico La Jornada | Viernes 2 de septiembre de 2011, p. 15
En el Zócalo capitalino, más de un centenar de organizaciones sindicales y movimientos sociales concluyeron que, lejos del optimismo oficial, el verdadero estado que guarda el país es de "desastre" general, y reunidos en la llamada Jornada Nacional de los Mexicanos Indignados realizaron un contrainforme popular, diamentralmente opuesto al "informe perverso que el ilegitimo presidente Felipe Calderón envió al Congreso".
La jornada de movilización de este 1º de septiembre comenzó desde temprano con la realización de cinco mesas de análisis, en las que se condenó la "guerra absurda" del gobierno de Felipe Calderón, que ha dejado 50 mil muertos y desaparecidos, y "una crisis interminable que cancela las posibilidades de desarrollo de millones de mexicanos". En cinco años, dijeron, el panorama es desolador: el número de pobres creció en 10 millones; los ingresos de los trabajadores y capas medias disminuyeron en casi un tercio; el desempleo aumentó en 3 millones y más de 7 millones de jóvenes carecen de empleo y de una oportunidad para estudiar.
La indignación recorre el país y tiene muchos nombres, sostuvo el mosaico de organizaciones, y sintetizó en un pegote de los muchos que se distribuían en el Zócalo el sentir sobre este régimen: "Ya no necesito sexo, el gobierno me coge todos los días, con el IVA, la inseguridad, el desempleo, los cobros por la luz, el agua, el predial".
"Estamos hasta la madre"
De 9 de la mañana a 8 de la noche duró la jornada de manifestaciones, tras las cuales todos los grupos y corrientes políticas y sociales representados dieron a conocer un manifiesto en el que señalan: "La verdad es que el país no aguanta más. Se precipita en el desastre de la violencia cotidiana y generalizada, en el desempleo y el hambre, en la violación de los derechos más elementales, en la destrucción del tejido social, en la pérdida de los valores humanos".
Las banderas que enarbolaron demandaban ¡no más sangre!, ¡no más hambre!, ¡trabajo y vida digna! ¡respeto a los derechos humanos y sociales!; en cientos de carteles se exigía el regreso del Ejército a los cuarteles; las consignas también fueron en apoyo a los electricistas y a los trabajadores de Mexicana de Aviación.
"Estamos hasta la madre", coincidieron electricistas, trabajadores de la UNAM, mineros, pilotos, telefonistas, la Coordinadora Metropolitana de Movimientos Populares, la Organización Nacional del Poder Popular, los atencos, el amplio contingente de trabajadores de tierra de Mexicana de Aviación, diversas secciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, así como integrantes de Morena, jubilados ferrocarrileros, mujeres de izquierda y miembros del Partido del Trabajo, que conformaron un mosaico multisectorial de alrededor de 40 mil personas que ocuparon la plancha del Zócalo y se fundieron con el campamento instalado por el SME, respaldando su lucha.
La jornada de los Indignados Mexicanos, que se inició en el Zócalo y que incluso instaló una tribuna abierta para todos los ciudadanos, se extendió hasta las inmediaciones de la Cámara de Diputados, donde todos los gremios se reunieron en una manifestación para decir a los legisladores que "ya no aguanta más el país: o toman medidas para corregir el rumbo o el pueblo las tomará por su propia mano, porque está cansado de tanta injusticia y crisis".
Los gremios entregaron una carta a los legisladores y tomaron la palabra Martín Esparza, del SME; Agustín Rodríguez, del STUNAM, y Jorge Cázares, de la CNTE de Michoacán, para hacer el mismo reclamo: cambio de rumbo; que el gobierno "deje de entrometerse y perseguir a las organizaciones independientes, ya que ha criminalizado la protesta social", así como el rechazo unánime a las reformas de seguridad y laboral.
Todos los contingentes, en los que también participaron tranviarios, estudiantes de la FES Zaragoza y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, así como miembros de las organizaciones de usuarios de la energía eléctrica, marcharon de San Lázaro al Zócalo, a donde llegaron a las 18:20 horas, y concluyeron la jornada con una declaración final en la que llamaron a la unidad de todas las luchas y las protestas, se constituyeron en asamblea permanente y convocaron a una marcha el próximo 8 de septiembre con los gremios inconformes por los cobros de luz, y a las jornadas de movilización del 12 al 15 de octubre en coincidencia con protestas obreras que se realizarán en otros países.
Ya caía la noche cuando Martín Esparza tomó el micrófono para plantear a los electricistas ahí reunidos que la Secretaría de Gobernación propuso instalar una mesa de diálogo a cambio de que levantaran el plantón, instalado desde marzo pasado. La respuesta fue unánime: "Nooo. Aquí nos quedamos hasta que nos resuelvan".