Nacional. / viernes, 15 de julio de 2011 / Revista Emet
Si en estos momentos México es el país con menor crecimiento económico en América Latina, incluido Haití, según la Cepal, de continuar las políticas del gobierno federal en los renglones fundamentales de la economía, los años venideros no habría sector que pudiera salvarse de una catástrofe generalizada. Esto no parece interesar a la burocracia dorada, atenta sólo a satisfacer los caprichos de la oligarquía. Sólo así se explican las medidas absurdas que toman algunas dependencias del Ejecutivo en materia económica, como por ejemplo el afán de impedir que Mexicana de Aviación vuelva a operar sus rutas.
Ya nos dejaron sin ferrocarriles, medio de transporte básico en cualquier país desarrollado y más aún en las economías emergentes, decisión que ha tenido costosísimas repercusiones para el país en su conjunto, en aras de beneficiar principalmente al monopolio del autotransporte carretero, sin que hayan importado las consecuencias en materia de contaminación del medio ambiente. Y ahora el desgobierno de Felipe Calderón nos quiere dejar sin empresas de aviación nacionales, para depender de extranjeros en esta clase de transporte.
El dirigente del sindicato de pilotos aviadores (ASPA), Fernando Perfecto, denunció que hay “intereses encontrados” dentro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pues la salida de Mexicana de Aviación del mercado representaría para otras compañías quedarse con un negocio que deja ingresos cercanos a los 19 mil millones de pesos al año. He aquí el meollo del asunto, que explica por qué el empeño de los funcionarios en imponer condiciones imposibles de cumplir por los inversionistas. De ahí que despierte sospechas bien fundadas la solicitud de la Dirección General de Aeronáutica Civil al gobierno de Estados Unidos para entregar a Volaris varias de las rutas y “slots” de Mexicana de Aviación, cuando aún está sujeta a proceso mercantil.
El dirigente de ASPA calificó esta petición del gobierno mexicano como deshonesta, ya que pretende despojar a los trabajadores de Mexicana de su derecho de recuperar su fuente de trabajo, cuando además ya sacrificaron sus contratos colectivos y sus liquidaciones con tal de salvar a la empresa. En cambio, a Rogelio Azcárraga se le dieron toda clase de facilidades y apoyos económicos para que se fuera de la compañía con dinero fresco, dejándola al borde de la quiebra, motivo por el que se abrió el procedimiento de concurso mercantil.
Vemos así que el “presidente del empleo” en realidad se ha significado por su odio a los trabajadores, pues no ha tenido empacho en cerrar importantes fuentes de trabajo, como Mexicana de Aviación y Luz y Fuerza del Centro. Como en los tiempos del Porfiriato, el Ejecutivo federal se desvive por quedar bien con empresarios extranjeros, aun cuando por un dólar que invierten se llevan cinco, o hasta mucho más como sucede en la industria minera, ahora principalmente en manos extranjeras. Ni que decir tiene que Pemex es cada vez más un reducto de “coyotes” extranjeros, quienes se llevan pingües ganancias dejando las pérdidas a la paraestatal.
No es fortuito entonces que la economía de México esté en picada, ya que el jefe del Ejecutivo federal sólo tiene verdadero interés en atraer “inversionistas”, es decir vivales que vienen a hacer grandes negocios para ellos, igual como sucedía en tiempos de don Porfirio, aun cuando entonces se podía “justificar” ese interés por la carencia de recursos y de tecnología en el país. En la actualidad, México podría ser una potencia económica, como ya lo es Brasil, si el gobierno federal estuviera al servicio de la patria, no de intereses particulares de una oligarquía insaciable y de sus socios extranjeros, o sería mejor decir de inversionistas extranjeros voraces y sus socios “mexicanos”.
El miércoles, la Cepal dio a conocer su “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2010-2011”, donde confirma que México será el país del área con menor crecimiento económico, apenas 4 por ciento. Señala que el crecimiento de México en 2010 fue de 5.5 por ciento, inferior al promedio regional que fue de 5.9 por ciento. En cambio, el de Argentina fue de 9.2 por ciento; Brasil de 7.5 por ciento; Paraguay de 15 por ciento; Uruguay 8.5 por ciento; Panamá 7.5 por ciento y República Dominicana 7.8 por ciento. No es de extrañar que haya un creciente desempleo en el país y que cada vez más niños y jóvenes mexicanos encuentren una salida existencial en el crimen organizado, como lo denunció el obispo de Saltillo, Raúl Vera.
Señaló en la Basílica de Guadalupe, el pasado miércoles, que en Coahuila son cada vez más los menores de 12 años que son reclutados por las bandas del narcotráfico para colocarlos como “halcones” (informadores), con un pago de hasta mil 500 pesos mensuales. No se necesita mucha imaginación para vislumbrar el futuro que les espera a esos niños, metidos en actividades criminales a tan temprana edad. Pero Calderón afirma, sin ningún tapujo, que “vamos por el camino correcto”.