Innegable creatividad, la del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) que desde hace un año y medio se mantiene en protesta por la desaparición por decreto presidencial de la estatal Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC), que arrojó a 40 mil de sus miembros a las filas del desempleo o la informalidad.
El gobierno federal ofreció a los sindicalistas, en su gran mayoría ingenieros electricistas especializados, franquicias para vender donas (o rosquillas, como dijera Homero Simpson), recarga de cartuchos para impresoras o sistemas de limpieza de muebles que implicaban entregar a los dueños de las franquicias más de la mitad de su liquidación salarial.
El Sindicato demanda que se reintegre a sus miembros a la fuente de trabajo en el sector eléctrico, que fue ocupada por subcontratistas privados de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que actualmente sustituye las operaciones de LFC, si bien la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que la operación del sector eléctrico no puede estar en manos privadas, por cuestiones de seguridad nacional.
Dado que las marchas y "plantones" en vía pública generan inconformidad de la ciudadanía, los sindicalistas optaron por organizar un evento de lucha libre en el Zócalo de la Ciudad de México, donde los trabajadores de LFC fijaron ante los asistentes al espectáculo su situación y sus planes de acción para lograr que la autoridad laboral les restituya su fuente de empleo.