La constante en la Secretaría de Gobernación ha sido la inestabilidad de sus subsecretarios, por el paso de cuatro titulares en cuatro años: Francisco Ramírez Acuña, Juan Camilo Mouriño, Fernando Gómez Mont y ahora Francisco Blake Mora.
Lo que marcó esa volatilidad fue la trágica muerte de Mouriño, que alteró dramáticamente los proyectos políticos y personales del presidente Felipe Calderón, al que me parece que le ha hecho una gran falta en esas dos vertientes.
Iván, como le llamaba, estaba destinado a ese cargo y, desde allí, a la candidatura presidencial del PAN, pero la muerte se interpuso en ese proyecto, dejando a Calderón sin amigo, sin confidente, sin secretario y sin sucesor.
A su traumática muerte, el 4 de noviembre de 2008, estuvo menos de un año en el cargo, llegó Gómez Mont, que duró año y medio, hasta el 14 de julio pasado, cuando para relevarlo, el Presidente se trajo de Tijuana a un viejo compañero de la Cámara de Diputados, Francisco Blake Mora.
En la etapa de Gómez Mont, el pasado l7 de marzo el Presidente designó como subsecretario de Gobierno de la Segob al diputado panista Roberto Gil Zuarth, destacado en la actual legislatura por su capacidad de negociación e interlocución con todas las fuerzas, lo que llevó a esa posición.
Hoy, ya sin destino en Gobernación, volverá a San Lázaro. Gil Zuarth ha presentado su carta de renuncia, que le fue aceptada pero sigue ocupando la oficina, a la espera de que el presidente Calderón decida al sucesor de una terna integrada por Obdulio Ávila, presidente del PAN en el DF; Cristián Castaño, ex diputado federal y ex dirigente panista en Nuevo León, y Juan Marcos Gutiérrez, cónsul general en Los Ángeles.
Mientras Calderón no tome una decisión que transite en Bucareli, o Blake una que navegue en Los Pinos, Gil Zuarth seguirá en Bucareli sólo a la espera de un sucesor al que entregarle los avíos de subsecretario.
Y entonces, sólo entonces, se irá.
Posiblemente hoy.
