lunes, 11 de octubre de 2010

Ex empleada cambia hábitos para subsistir

PERSISTENCIA. María Andrea trabajó 20 años para la compañía
(Foto: JORGE MEDINA EL UNIVERSAL )

CUERNAVACA. En sus últimos minutos de vida, José Luis Bañuelos, contador que trabajó en el Instituto Nacional de Salud Pública, llamó a su esposa María Andrea, afiliada al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), para despedirse. “Me voy tranquilo porque por lo menos tienes un trabajo seguro, que te va a durar”, le dijo.
Cinco años después, la vida de Andrea dio un vuelco mientras descansaba en su casa ese sábado por la noche. Su hijo, también trabajador de la compañía de Luz y Fuerza, irrumpió en su cuarto. “Mamá, mamá, mira lo que está pasando en la televisión”. Las imágenes mostraban la ocupación de las instalaciones centrales de la compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) ubicadas en el norte del Distrito Federal. El mismo operativo se replicó en los estados de México, Puebla, Hidalgo y Morelos.
“Lloré, no pude contener las lágrimas. No entendía la situación, pensé que se trataba de una pesadilla”, recuerda Andrea, quien durante 20 años trabajó en LyFC sin ninguna falta.
Los daños colaterales se presentaron en seguida. La familia prescindió de comprar carne, salir de viaje, y lo peor: conseguir dinero para sufragar los gastos de su hija Viridiana, preparatoriana.
Con más de 50 años de edad, María Andrea acusa al gobierno federal de frustrar su proyecto de vida, de romper con su sueño de la jubilación y de atender las necesidades de su hija. “Para mí fue un golpe mortal, porque aparte de perder a mi padre, perdiste el trabajo”, fue el mensaje de Viridiana.
La lucha
Resuelta a enfrentar la lucha, María Andrea decidió no recibir su liquidación y se sumó a los comités de vigilancia de las subestaciones en Cuernavaca. Le asignaron la cocina junto con Lucy, Nancy, Kenia y Luisa. Paralelamente eligió artículos de su casa y abrió un bazar para tener ingresos y tratar de subsanar la falta de esos 6 mil 680 pesos que ganaba al mes como oficinista “B”.
Actualmente colabora con una cooperativa que se reúne cada 15 días para elaborar dulces mexicanos como granola, cacahuates y dulce de tamarindo.
“Sólo por hoy no me rendiré”
Andrea acude todos los días a las instalaciones del sindicato para participar en las actividades de “resistencia”. Afirma que ahora está segura de que el proyecto gubernamental es desaparecer al SME para aterrizar un proyecto multimillonario de fibra óptica y que pronto alcanzarán la solución a sus demandas mediante la incorporación de los trabajadores a una empresa que tendrá otro nombre.
Al paso de un año, la situación para María Andrea sigue siendo difícil, pero ahora ya sabe aplicar métodos de relajamiento. Sin ser alcohólica anónima adoptó como suyo el lema de “sólo por hoy no me rendiré”. Y es que la crisis que atravesó por la pérdida de su empleo la llevó a cancelar sus aspiraciones de vida; tal fue el impacto que desde hace meses acude con un sobrino a terapias sicológicas para serenarse, recobrar la confianza en sí misma y sobrevivir a su situación.
En Morelos, LyFC suministraba energía eléctrica a los municipios de Cuernavaca y Huitzilac, con una población conjunta de aproximadamente 380 mil habitantes, de acuerdo con estimaciones del último censo de población del INEGI.