domingo, 16 de abril de 2017

Con extensiones al Edomex, el cártel narcopolítico de Yarrington

16 abril 2017 | Jenaro Villamil | Proceso
Un hecho inquietante de las gestiones delincuenciales de los priistas Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández en Tamaulipas no sólo radica en el tiempo de impunidad transcurrido a lo largo de ellas –más de dos décadas–, sino el vínculo del cártel narcopolítico de Yarrington en el sistema de relaciones de Enrique Peña Nieto en el Estado de México. El nexo lo personifica un alto funcionario del sexenio estatal de Yarrington que ha estado en la mira de las autoridades del país por sus presuntas ligas con el Cártel del Golfo. Se trata de Baltazar Hinojosa Ochoa, uno de los estrategas de Peña Nieto en la elección presidencial y pariente del contratista Armando Hinojosa Cantú, financiador de la Casa Blanca del mandatario en Las Lomas de Chapultepec.
CIUDAD DE MÉXICO (Apro).- A finales de enero de 2012, en plena precampaña presidencial del PRI, la Procuraduría General de la República (PGR) confirmó en un comunicado de prensa que tres exmandatarios de Tamaulipas eran investigados por presuntos delitos de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. Se trataba de Manuel Cavazos Lerma, gobernador entre 1993 y 1999, que le dejó la estafeta a Tomás Yarrington y al sucesor de éste, Eugenio Hernández.

La PGR también le solicitó a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que proporcionara "toda la información” sobre el registro de entradas y salidas del país de estos exgobernadores, de varios colaboradores suyos, sobre todo de quien fue procurador en la administración de Yarrington, Fernando Tomás Cayuela Villarreal, de la esposa de aquél, María Antonieta Morales Loo, y de sus hijos María Antonieta y Tomás Antonio Yarrington Morales.

La información se divulgó tres días antes de que Enrique Peña Nieto, el precandidato único del PRI, visitara Tamaulipas para sellar el apoyo de la clase política de esta entidad a su campaña presidencial. 

"Es sospechoso y sintomático que en pleno proceso electoral de nuestro partido aparezca este tipo de información que tiene aroma inocultable de guerra sucia”, afirmó Cavazos Lerma, en ese momento candidato a senador por la vía plurinominal.

Peña Nieto utilizó prácticamente las mismas palabras para defender a sus correligionarios, en especial a Yarrington, a quien las autoridades estadunidenses investigaban desde 1998 por sus presuntos vínculos con el Cártel del Golfo. En abril de 2004, el entonces titular de la Subprocuraduría de Investigaciones Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), José Luis Santiago Vasconcelos, también lo señaló como objeto de una investigación por encabezar una red de 300 funcionarios, empresarios y políticos que encubrían al jefe de esa organización criminal, Osiel Cárdenas.

El 11 de febrero de 2012, tras una nueva información proveniente de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus silgas en inglés), que acusó a Yarrington ante una corte de Texas de recibir sobornos del Cártel del Golfo y Los Zetas, Peña Nieto volvió a declarar que era "sospechoso” que surgiera "una filtración en plena campaña electoral.”

"No es más que una campaña orquestada y bien planeada del gobierno (de Felipe Calderón) para desprestigiar al partido”, dijo Peña Nieto a la prensa.

Sólo hasta el 23 de mayo del mismo año, su jefe de campaña, Luis Videgaray, declaró: "No vamos a defender a alguien que esté en esta inexplicable situación. Le pedimos al señor Yarrington que comparezca ante la justicia y que aclare lo que tenga que aclarar.”

Videgaray ya no mencionó a los otros exgobernadores priistas: Eugenio Hernández y Cavazos Lerma, y mucho menos a Baltazar Hinojosa Ochoa, exalcalde de Matamoros, así como secretario de Desarrollo Social y de Educación y Cultura en el gobierno de Yarrington y quien en ese momento era el responsable de la primera circunscripción electoral. 

Hinojosa Ochoa, que hizo ganar a Peña Nieto como candidato presidencial en esa circunscripción, también era investigado desde 2009 por la SIEDO, ya que un testigo protegido delató que entre 2005 y 2007 el Cártel del Golfo pagó sobornos a varios funcionarios estatales y municipales, incluyendo a Baltazar Hinojosa.

La cercanía de este personaje no sólo era importante para Peña Nieto, sino también para Luis Videgaray. Además, había otro nexo fundamental entre este político tamaulipeco y el grupo peñanietista: sus padres eran primos hermanos de Juan Armando Hinojosa Cantú, cabeza de Grupo HIGA y empresario consentido a lo largo de la administración estatal, como lo sigue siendo ahora en la federal. 

En noviembre de 2015, Peña Nieto apoyó la nominación de Hinojosa Ochoa como candidato a gobernador pese a la oposición interna, incluyendo la del entonces mandatario estatal, Egidio Torre Cantú, y de su antecesor Eugenio Hernández, según confiaron fuentes del PRI consultadas por Proceso. 

A pesar del apoyo del gobierno federal, Hinojosa Ochoa perdió por más de 15 puntos la gubernatura ante el panista y exalcalde de Reynosa, Francisco García Cabeza de Vaca.

YARRINGTON Y PEÑA NIETO

La cercanía entre Yarrington y Peña Nieto se remonta a la misma campaña de éste como candidato a gobernador del Estado de México en 2005, cuando al mismo tiempo el padrino político del mexiquense, Arturo Montiel, competía por la nominación del PRI a la presidencia de la República.

Montiel y Yarrington, junto con Enrique Martínez, exgobernador de Coahuila, Manuel Ángel Núñez Soto, exmandatario de Hidalgo, y Enrique Jackson, excoordinador de la bancada del PRI en el Senado, formaron parte de lo que públicamente se conoció como el "TUCOM” (Todos Unidos contra Madrazo) y que oficialmente se llamó Grupo de Unidad Democrática al interior del PRI para hacerle contrapeso al líder nacional de este partido, Roberto Madrazo, quien buscaba la nominación presidencial.

El apoyo político, económico y logístico de Yarrington y Manuel Ángel Núñez resultó determinante para que Montiel fuera nominado como precandidato del TUCOM. Sin embargo, el escándalo de las propiedades multimillonarias de Montiel y los desvíos de recursos en los que incurrió, difundido por Televisa, obligó al exmandatario estatal a renunciar a su aspiración.

LA PISTA DEL GRUPO HIGA

Los vínculos entre Tamaulipas y el Estado de México no sólo son políticos sino empresariales y vienen desde la época de Alfredo del Mazo González como gobernador en la década de los ochenta.

En 1982, Juan Armando Hinojosa Cantú, empresario tamaulipeco originario de Reynosa e hijo del constructor Óscar Hinojosa Sánchez, creó en Toluca Constructora Teya, la primera de una red de compañías que comenzaron a recibir contratos del gobierno de Del Mazo.

Primero hizo trabajos de serigrafía a través de Publicidad y Artículos Creativos S. A. (PACSA) y además de Constructora Teya creó Mezcla Asfáltica de Alta Calidad (MAACSA), Señales y Mantenimiento S. A., para dar servicio a las carreteras concesionadas. 

A todas sus filiales las agrupó en el Grupo HIGA, que son las iniciales del apellido de su hijo Juan Armando Hinojosa García, quien era el previsible heredero del emporio constructor.

El gran salto empresarial de Hinojosa Cantú ocurrió el 13 de julio de 2000, cuando donó 406 mil 940 pesos para apoyar al PRI en la campaña presidencial, según los registros del entonces Instituto Federal Electoral sobre aportaciones de simpatizantes.

El gobierno de Arturo Montiel (1999-2005) incorporó a Grupo HIGA a través de Constructora Teya al "Consorcio Integrador del Ramo de la Construcción”, un grupo de 49 constructores que recibieron las licitaciones más importantes para la obra pública durante esa administración. 

La bonanza de Grupo HIGA se generó en el gobierno de Enrique Peña Nieto. En 2006 creó Eolo Plus para la renta de aeronaves privadas en sociedad con David Peñaloza, de Grupo Tribasa, y de Carlos Hank Rhon, de Grupo Hermes, los otros dos grandes beneficiarios de la obra pública en el Estado de México, junto con la firma española Grupo OHL.

Fuente: Proceso




Vivía rodeado de la mafia calabresa

Irene Savio | Proceso
ROMA (Apro).- La mañana del pasado domingo 9, el día que los policías que lo seguían iban a aprehenderlo, Tomás Yarrington estaba en la ciudad de Paula, en la sureña Calabria, una de las regiones más peligrosas de Italia y cuna del grupo criminal la ‘Ndrangheta calabresa.

Yarrington ocupaba una vivienda alquilada en la avenida Dei Giardini, a pocos metros de una comisaría de policía, en un barrio residencial de esta pequeña ciudad costera de poco más de 16 mil habitantes. En el primer piso de esta residencia el exgobernador de Tamaulipas se había instalado hacía pocos meses, revelan a Proceso fuentes cercanas al caso.

Allí Yarrington mantenía también algunas pertenencias que encontraron los policías en un allanamiento posterior a su detención: Un pasaporte con su verdadero nombre, relojes de lujo y una computadora, entre otras cosas. "Parecía un don nadie. Iba bien vestido, se mostraba como un señor amable y discreto”, cuenta uno de los agentes consultados para este trabajo. "No hacía vida de fugitivo. Pasaba desapercibido, como un jubilado más”, precisa después Luigi Rinella, quien coordinó la operación de localización y captura del prófugo mexicano.

Tan tranquilo estaba Yarrington que incluso se había conseguido un perro. "Y no sólo eso, también frecuentaba un gimnasio”, puntualiza Arcangelo Badolati, un veterano periodista de la Gazzetta del Sud y quien ha estado detrás de las huellas de Yarrington desde que se conoció la noticia de su presencia en Italia. 

La orden de localización y detención de Yarrington le llegó a la policía italiana en febrero por una alerta, emitida a través de la Interpol, del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos y en particular del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de ese país. 

La alerta, transmitida a la División de Cooperación Internacional de la policía italiana, activó el trabajo de sus unidades móviles. La pista surgió de la esposa de Yarrington, María Antonieta Morales Loo. A ella, según el relato de los estadunidenses a la policía italiana, la habían localizado en Roma en una fecha no precisada del año pasado.

Además, el 26 de diciembre de 2016 Yarrington fue interceptado en Calabria en un control de tráfico de rutina de los carabineros, en el pueblo costero de Scalea, a pocos kilómetros de Paula. Fuentes policiacas confirman que viajaba en un automóvil Audi A5, cuyo propietario resultó ser un italiano cuyo hijo tiene una relación con una mexicana.

Interrogado en ese momento, Yarrington mostró a los carabineros una licencia de manejo. "José Ángel Márquez Pérez”, se leía en el documento. Los agentes introdujeron el permiso apócrifo en su base de datos. No apareció nada y el prófugo se libró de ser arrestado. "El hecho de que sólo necesitó presentar ese documento para engañarnos se debió a que en Italia nadie lo buscaba, pues nadie había emitido la alerta”, explica Rinella.

ESTABA EN EU

Según el profesor Luca Marafioti, un conocido abogado romano que empezó a defenderlo dos días después de su detención, Yarrington salió de Estados Unidos en 2012, después de que su visa se venciera y no se la renovaran. Su destino fue Europa. 

"También hay registro de su presencia en España y él mismo dijo que vivió en la provincia de Grosseto, en Toscana, y en Roma. No aclaró bien las fechas de cada estancia, pero dijo que, durante este tiempo y dado que él es licenciado en economía, se ocupó de los asuntos de la familia”, precisa el letrado.

Sólo después de febrero, con el empuje de la información que iba llegando desde Washington, se puso en marcha el operativo en Italia. En ese contexto, los agentes italianos, que nunca entraron en contacto con sus colegas mexicanos, poco a poco fueron estrechando el cerco.

Las pistas acumuladas –algunas operaciones electrónicas, pagos mediante tarjetas de crédito y la interceptación de un Iphone 6 con línea de una telefónica italiana–, lo colocaron en tres regiones: Lacio, Toscana y Calabria. Ese domingo Yarrington salió de su casa y se dirigió a la estación de trenes de Paula. Abordó uno a Roma. Los policías decidieron seguirlo. El pasajero iba solo y a mediodía llegó a la capital italiana, donde tomó otro tren, esta vez rumbo a Florencia. Allí se instaló en un alojamiento bed and breakfast junto a la Plaza Cesare Beccaria, a 15 minutos a pie de la catedral, en una zona donde todos los días pasan centenares de viajeros.

Los policías italianos los detectaron, esperaron la llegada de sus colegas estadunidenses y hacia las nueve de la noche, varios vehículos policiales lo bloquearon en la Plaza Beccaria, a pocas cuadras de donde había cenado. 

"¿Puede identificarse?”, le preguntaron los agentes. Yarrington volvió a entregar el permiso de conducir apócrifo usado durante el control de los carabineros en Scalea. Pero esta vez el final fue diferente. La captura puso fin a una larga e intensa búsqueda que se había acelerado en esas últimas horas.