MADRID (apro).— El momento actual es uno de esos en los que
aplica la frase que se atribuye a Porfirio Díaz, que sintetiza los
momentos más traumáticos que marcan la historia de la relación entre
México y Estados Unidos, habitualmente complejos para los mexicanos.
Inevitablemente, los dos países seguirán siendo vecinos,
pero el gobierno de México ya no podrá recurrir a la retórica política
acomodaticia de llamarnos “socios estratégicos” o “países amigos”,
porque está claro que no lo son, y que es hora de guardar en el cajón el
lenguaje político habitual, además del cambio de políticas, estrategias
y planes.
En España, por ejemplo, el discurso fue timorato, pese a que
las empresas de este país que tienen importantes inversiones en México
–por las ventajas que ofrecía el TLC— se verán seguro afectadas por las
medidas adoptadas por el presidente republicano.
Parece que el único que entendió el escenario y dijo algo
fue el ministro de Economía español, Luis De Guindos, quien se posicionó
con México ante la amenaza de construir un muro y aplicar aranceles a
los productos mexicanos que se exporten a Estados Unidos.
Fue hasta el 1 de febrero que el presidente Mariano Rajoy
llamó a su homólogo Enrique Peña Nieto para mostrar su solidaridad
frente a las posiciones adoptadas por Estados Unidos.
Un poco tardía, pero obligada si se toma en cuenta que este
año México y España celebrarán el 40 aniversario del restablecimiento de
relaciones diplomáticas, tras la oscuridad de los años de la dictadura
franquista. Además, se celebrará la XII Reunión de la Comisión
Binacional, que tendrá lugar en Madrid, a nivel de cancilleres.
Un día antes, el martes 31, el expresidente español Felipe
González criticó la reacción tibia de los países ante Donald Trump y
recordó que nadie había respondido atinadamente ante las amenazas de la
nueva embajadora de Estados Unidos en la ONU, Nikki Haley, quien
advirtió al estrenar su cargo que haría una lista de los países que no
apoyen al nuevo inquilino de la Casa Blanca.
“Veo todavía demasiada cobardía internacional para no responderle”, dijo González.
El exmandatario español criticó lo que llamó políticas
“radicalmente equivocadas” de Trump, basadas en la xenofobia y el
supremacismo blanco, que a la larga aislarán a Estados Unidos al grado
de perder el liderazgo mundial.
Además, declaró su “plena solidaridad con México” y afeó la
actitud del gobierno de España y de otros países, por esa “arremetida
inaguantable” contra México.
“No tiene ni idea del orgullo que tiene México, que es un
país de acogida de los americanos que han buscado siempre la libertad”,
dijo quien fuera el presidente español entre 1982 y 1996.
En un acto de conmemoración del 25 aniversario de los
acuerdos de paz en El Salvador, González señaló que no debe haber una
política antigringa, sino antiTrump.
“Hay que confrontar las políticas de Trump. No podemos estar
toda la vida de apaciguadores. Trump quiere liquidar a Europa. Quiere
liquidar las relaciones transatlánticas. Los que creen que son mucho más
hábiles por ser prudentes se equivocan porque enfrente se va a entender
la prudencia como sumisión o como miedo. Y por lo menos mi voz estará
con América Latina y con la Europa a la que creo frente a la sumisión y
al miedo”.
El mismo día, en Bruselas el presidente del Consejo de
Europa, Donald Tusk, hizo público un pronunciamiento en el que equipara a
Donald Trump como una amenaza externa para la Unión Europea, a la par
que Rusia, China y el islamismo radical.
En la carta que envió a los 28 miembros de la UE, Tusk
advierte que “el cambio en Washington pone a la UE en una situación
difícil; parece que la nueva administración cuestiona los últimos70 años
de política exterior americana”.
Y hace un llamado a los miembros a “defender con claridad la
dignidad de la Europa unida”, que Trump amenaza con sus gestos a favor
del Brexit, sus pronósticos de que otros países europeos abandonen la
Unión.
Esta carta se enmarca en las recientes críticas que Trump
lanzó durante una entrevista contra la Alemania de Angela Merkel, a la
que fustigó por su política de refugiados, que consideró un “error
catastrófico” y elogió el Brexit.
México tiene hoy la desgracia de la vecindad con los Estados
Unidos de Trump, pero parece que otras regiones del planeta no tendrán
una mejor relación con el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Fuente: Proceso
Fuente: Proceso