domingo, 18 de septiembre de 2016

Las fortunas mexiquenses del peñanietismo

No se podrá acusar al presidente de la república de no generar riqueza en su sexenio, aunque sólo sea por el compacto grupo de empresarios del Estado de México que durante su administración han acumulado fabulosas fortunas con base en contratos federales. Un recuento de las obras del Plan Nacional de Infraestructura, las asignaciones de contratos y sus costos, revela que el presupuesto se ha derramado generosamente en las empresas de ocho paisanos y amigos de Enrique Peña Nieto.
17 septiembre 2016 | Arturo Rodríguez García | Proceso
CIUDAD DE MÉXICO (Apro).- En menos de cuatro años, ocho empresarios del Estado de México diversificaron sus negocios a prácticamente todas las áreas en que el gobierno asigna contratos. Contra la lógica empresarial, cuya tendencia mundial es hacia la especialización, este grupo "invierte” lo mismo en obra pública que en la venta de desayunos escolares, en el sector energético y en guarderías subrogadas.

Sus dominios ya son nacionales: Operan carreteras y puertos, poseen líneas de autobuses, camiones de carga y aviones; tienen medios de comunicación y hospitales públicos. Alguno es dueño de un banco y de hoteles de gran turismo en playas, mientras otro opera telefonía y tiene gaseras, pero ambos coinciden en prestar servicios a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Como contratistas, esos mexiquenses participan de los proyectos de infraestructura y de los programas emblemáticos del gobierno de Enrique Peña Nieto. En este sexenio al menos dos de ellos lograron figurar entre los más ricos de México, según los cálculos de la revista Forbes, cuyos datos son los siguientes:

Carlos Hank Rhon y su familia ocupan el número 15 del país: tiene una fortuna personal de 2 mil 100 millones de dólares y al menos 32 empresas. Su hijo Carlos Hank González, fiel a la antigua fórmula que se atribuye a su abuelo homónimo, "un político pobre es un pobre político”, heredó el segundo apellido del ya fallecido magnate regiomontano Roberto González Barrera y preside el Grupo Financiero Banorte.

A su vez, David Peñaloza Alanís es el número 25, con mil 500 millones de dólares y alrededor de 30 empresas heredadas en vida por su padre, David Peñaloza Sandoval.

Ellos forman el mencionado grupo de exitosos mexiquenses, junto con Juan Armando Hinojosa Cantú (al menos 11 empresas), Roberto Alcántara Rojas (13), los hermanos Luis Ernesto y Anuar Maccise Uribe (29), Alfredo Miguel Afif (alrededor de 10), Carlos Peralta Quintero (27) y Roberto San Román (padre e hijo, con al menos ocho compañías).

GRUPO ATLACOMULCO

La mayoría de estos hombres de negocios son identificados con el Grupo Atlacomulco y su cercanía con Peña Nieto es por demás conocida. Tres de ellos incluso estuvieron implicados en los escándalos que deterioraron la imagen presidencial: Hinojosa por la llamada Casa Blanca, San Román por la casa de Ixtapan de la Sal, y Miguel por las oficinas de transición.

Los miembros de esta casta de acaudalados se relacionan entre sí y con políticos, fieles a la tónica de ese grupo de poder mexiquense. Por ejemplo, el año pasado Alcántara se convirtió en cuñado del ex gobernador de Oaxaca José Murat, padre de Alejandro, actual mandatario electo de esa entidad.

Luis Ernesto Maccise se casó con Laura Barrera Fortoul (secretaria de Turismo en el gobierno estatal de Peña Nieto y ex diputada del PRI), hija de Heberto Barrera Velázquez, un veterano político cuyo cargo más reciente fue en el Consejo Estatal de Infraestructura y Desarrollo Social, en la administración de Eruviel Ávila. En el actual gobierno mexiquense es secretario del Trabajo Javier García Bejos, sobrino de Alfredo Miguel Afif.

En cuanto a Juan Armando Hinojosa, fue consuegro del ex gobernador veracruzano Fidel Herrera, cónsul en Barcelona. En la boda de sus hijos, Javier Duarte, gobernador de Veracruz, fungió como testigo y Peña Nieto como invitado de honor. Este último es compadre de Roberto San Román Dunne, quien apadrinó a su hija Paulina Peña Pretelini.

Estos barones mexiquenses poseen, juntos, más de 145 empresas, a través de las cuales acumulan concesiones de transporte, extracción de agua, producción de electricidad, permisos aduaneros y de importación (incluso de residuos peligrosos), usufructúan playas y son proveedores del gobierno en muchos rubros.

LOS NEGOCIOS DEL SEXENIO

La supremacía de los empresarios mexiquenses en los contratos gubernamentales es tan innegable como el fracaso de la administración peñanietista en su ambicioso Programa Nacional de Infraestructura (PNI). De las 10 obras más caras proyectadas por Peña Nieto en comunicaciones y transportes, dos fueron canceladas, una sigue en suspenso y cuatro están pendientes. Las tres que se hallan en construcción cuentan con la participación del mencionado grupo.

Los proyectos cancelados son el Tren México-Querétaro y el Tren Transpeninsular Mérida-Punta Venado.

De las obras que ya están en construcción, destaca el Tren México-Toluca, de la que toma parte la constructora La Peninsular, de Carlos Hank Rhon. También participa de la ampliación del Puerto de Altamira, en parte concesionado a Pinfra mediante su filial Infraestructura Portuaria Mexicana, de David Peñaloza.

La otra obra costosa, un viaducto en Veracruz, fue asignada a la trasnacional española OHL, inmersa en escándalos de corrupción en México y en el extranjero y cuya relación con la citada élite ha sido ampliamente documentada por este semanario.

La mañana del 23 de abril de 2014, el presidente Peña Nieto presentó su PNI, ambicioso plan que incluía los "compromisos” que firmó en su campaña presidencial: 743 obras, de las cuales 222 correspondían al sector comunicaciones y transportes.

A cuatro años de gobierno, sólo hay 63 obras concluidas, es decir la tercera parte de lo que se comprometió Peña ante notario. Cerca de la mitad empezaron a construirse en el sexenio anterior, según comprobó el reportero al hacer una revisión de los avances del PNI en la plataforma Datos Abiertos.

Transcurridos dos tercios de su administración, el mandatario sólo ha podido realizar 35 obras originales de su gobierno, de las 222 programadas en el sector: menos de la sexta parte.

NO DEJAN IR UNA

Con todo, los potentados del Estado de México no dejan ir obra ni programa emblemático. En uno de los proyectos de construcción más relevantes del sexenio, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), participa La Peninsular Compañía Constructora, subsidiaria del Grupo Hermes, de Hank Rhon. Y también Tracotamsa, una firma de prosperidad reciente cuyo dueño es primo de Juan Armando Hinojosa Cantú, además de Hycsa, consorcio integrado por priistas tabasqueños asociados con La Peninsular (Proceso 2047).

El proyecto hidráulico más importante del PNI es el acueducto Monterrey VI, que incluía a Hinojosa Cantú. El viernes 16 fue cancelado por el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón.

Al revisar el PNI aparecen dos columnas con los costos, llamativos por elevados, pero cuya descripción general indica que corresponden a inversiones privadas facilitadas por el gobierno. Por ejemplo, en el sector Turismo, la inversión más costosa (102 mil millones de pesos) es el proyecto número 499, "Obras de iniciativa privada”, es decir, hoteles y atracciones.

Entre los primeros proyectos de este tipo en el sexenio destaca el hotel Secrets Playa Mujeres, en Quintana Roo, cuya primera piedra fue colocada por la entonces secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, y Carlos Hank Rhon, el inversionista.

Entre las obras de mayor costo del PNI se enlista con el número 69, con 507 mil millones de pesos, la "inversión privada en telecomunicaciones”. Nuevamente se trata de una obra que no es del gobierno sino facilitada por este a los inversionistas privados. En ese rubro participa desde 2013 VPN de México, de Carlos Peralta, quien obtuvo dos concesiones para servicios de telefonía e internet por 20 años.

Fuente: Proceso