
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Un bloque de cientos de granaderos del gobierno capitalino cerró el paso a la marcha que hoy recorrió las principales avenidas de la Ciudad de México para exigir la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto.
Encabezada por representantes de los padres de los 43 normalistas
desaparecidos de Ayotzinapa, la manifestación salió del Ángel de la
Independencia a las 5:30 de la tarde con destino al Zócalo capitalino.
Sin embargo, nunca llegó a la Plaza de la Constitución, donde Peña Nieto protagonizará la ceremonia del Grito de Independencia.
En la avenida Juárez, a la altura del Palacio de Bellas Artes, los
miles de participantes de la marcha se toparon con un impresionante
dispositivo policiaco desplegado por el gobierno de Miguel Ángel
Mancera.
La presencia de bloques de granaderos provocó molestia entre los
manifestantes. Varios insultaron a los uniformados. Les reclamaron el
respeto a su derecho de libre tránsito. De vez en cuando, la muchedumbre
exasperada gritaba “¡Fuera Peña!”, “¡Zo-ca-lo!”, entre otras consignas.
Durante horas, policías y civiles se quedaron frente a frente, sin
moverse. Hubo algunos empujones y tentativas de forzar el cerco
policiaco, pero éste no se rompió. Botellas y cuetes volaron hacia las
filas de policías y estallaban con gran ruido.
Con el paso de los minutos, las autoridades capitalinas estacionaron
tres camionetas blindadas en medio de la avenida y cerraron el camino de
manera definitiva.
Convocada y difundida en redes sociales, la marcha reunió a miles de
personas: jóvenes, adultos y personas de la tercera edad; activistas,
estudiantes, oficinistas y jubilados. Todos expresaron su repudio a Peña
Nieto, su gabinete y sus políticas.
El Paseo de la Reforma se llenó de banderas, tanto de México como de
lienzos blancos, exigiendo la renuncia del presidente. Al paso de los
manifestantes se añadían más personas, mientras otras se quedaban en las
banquetas, aplaudiendo el contingente.
Al atravesar el cruce entre las avenidas Reforma e Insurgentes,
varios manifestantes chiflaron contra los pasajeros de viejos autobuses
que se dirigían hacia el Zócalo. “¡Acarreados, acarreados!”, les
gritaron.
Frente al llamado Antimonumento a los 43 –en la esquina de las
avenidas Reforma y Bucareli–, los representantes de los normalistas
desaparecidos repudiaron el nombramiento de Tomás Zerón de Lucio como
secretario técnico de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS),
oficializado anoche.
Desde que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes
(GIEI) señaló, en abril pasado, que Zerón manipuló pruebas y tergiversó
la realidad de lo ocurrido en Ayotzinapa el 16 y 27 de septiembre de
2014, los padres reclamaron al gobierno federal la destitución e
investigación del funcionario.
“¿Qué podrá hacer el país en manos de Zerón?”, preguntó la madre de un normalista.
“No tenemos nada que festejar, no tenemos por qué gritar ¡viva México!”, añadió otra persona.
A las 20:30 horas, los manifestantes, resignados, ya se habían
dispersado. Los antros y bares en los alrededores de la Alameda Central,
adornados con banderas nacionales, se llenaban poco a poco.