CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El Partido Revolucionario Institucional
(PRI) vale lo que Enrique Peña Nieto en vísperas de su Cuarto Informe de
Gobierno: Un triste 20%, que apunta a la derrota en el 2018.
Peña no ganó bien en 2012 y mal acabará seis años después, en el
final de una carrera de corrupción y de impunidad. Ya perdió, en junio,
siete de 12 gubernaturas y en las tres del próximo año es un lastre para
su partido.
Y en el Estado de México, entraña de Peña y del grupo Atlacomulco –el más mafioso de los grupos priistas–, perder es una afrenta inaceptable, pero llegó la hora al cabo de ocho décadas de hegemonía.
En esa entidad, la de mayor votación del país, la derecha se perfila
como ganadora si la candidata del Partido Acción Nacional (PAN) es
Josefina Vázquez Mota, pero la izquierda puede triunfar si Alejandro
Encinas es capaz de articular una coalición de izquierda, sobre todo si
el candidato priista es Alfredo del Mazo, un Peña chiquito, otro junior
del Grupo Atlacomulco.
La variable clave es si a Vázquez Mota la respalda el Partido de la
Revolución Democrática (PRD), que enfrenta también la disyuntiva de
aliarse con Morena, de Andrés Manuel López Obrador, que entonces es la
fórmula potencialmente ganadora desde la izquierda.
Apenas ayer domingo Encinas, quien renunció al PRD pero no se afilió a
Morena, anunció que se propone como candidato a gobernador, con el
objetivo de articular una alianza amplia de la izquierda en el Estado de
México, pero aclaró también que jamás aceptará una alianza con el PAN.
“La tercera es la vencida”, dijo en lo que, en efecto, es su tercer
intento de ser gobernador, pero sobre todo aludiendo a López Obrador,
que frasea lo mismo y que significa un emplazamiento no sólo para el
Edomex, sino para una alianza de la izquierda para la Presidencia de la
República.
El esquema es simple: Si Morena de López Obrador va con Delfina
Gómez, la que se perfila como candidata, y el PRD por su lado y Encinas
por el suyo como independiente, como lo planteó, no sólo pierden la
izquierda el Estado de México, sino la posibilidad del poder nacional.
La opción única es la unidad. Y el que tiene que ceder es López
Obrador, sobre todo porque la facción perredista de los Chuchos –que
ahora se hacen llamar Galileos– está claramente aliada con el PAN.
La unidad de la izquierda en el Estado de México es veneno para el PRI y para el PAN, pero también lo es para el 2018.
Del lado del PAN ayer domingo se registró un hecho que favorece la
candidatura de Vázquez Mota, que promueve Ricardo Anaya, presidente de
ese partido: Ganó la presidencia estatal Víctor Hugo Sondón, quien
promueve la oposición al PRI-gobierno y perdió la oposición oficialista
del cacique Ulises Ramírez, el artífice del pacto secreto de Peña Nieto
con Felipe Calderón en 2006.
El problema del PAN es el mismo del PRD: que desde dentro haya grupos
que conspiren en contra, partidos tan corrompidos como en los que la
traición siempre está latente.
Apuntes
Para decir que son muy pobres, Felipe Calderón puso a Margarita
Zavala a enseñar su casa, en un video que subió a las redes sociales,
pero mostró apenas una pequeñita parte de las tres residencias
edificadas en un terreno de casi 2 mil metros. Y nada que presenta sus
3de3.
Fuente: Proceso