lunes, 11 de abril de 2016

#PanamaPapers: La historia y sus efectos

La publicación simultánea de los resultados de la investigación llamada #PanamaPapers causó una conmoción mundial. Fue condenada unánimemente, en un principio, por casi todos los medios de comunicación del mundo que no habían participado en el proyecto. Pero poco a poco los efectos han empezado a sentirse y su aceptación aumenta. Durante algo más de un año, 376 periodistas de más de cien medios del mundo trabajaron en secreto para desentrañar ese laberinto de empresas fantasma donde quisieron ocultar bienes muchos jefes de Estado y de gobierno, sus familiares y amigos, traficantes de armas, narcotraficantes, comerciantes de arte, futbolistas…
10 abril 2016 | Jorge Carrasco y Mathieu Tourliere | Proceso
CIUDAD DE MÉXICO (Apro).- En febrero de 2015 el periódico Süddeutsche Zeitung (SZ), de Munich, Alemania, dio la exclusiva: las autoridades alemanas estaban investigando cientos de casos de evasión de impuestos y de probable lavado de dinero. Varios bancos alemanes habían sido ya objeto de operativos en busca de evidencias.

En especial uno, el Commerzbank. El segundo banco más importante de Alemania había sido intervenido en sus oficinas centrales de Frankfurt por 150 abogados fiscalistas, inspectores y detectives.

Los reporteros del diario supieron que el gobierno de Alemania había comprado un paquete de documentos de la firma de abogados Mossack Fonseca, establecida en Panamá y dedicada a la creación de empresas offshore que estaban operando con el apoyo de bancos alemanes.

Otros gobiernos europeos se sumaron a la investigación porque esas compañías offshore alcanzaban a cientos de sus ciudadanos y a sus sistemas financieros. También estaban dispuestos a pagar.

Adelantado en la cobertura del caso, el SZ recibió de forma anónima un primer paquete de información sobre Mossack Fonseca. Eran correos electrónicos, documentos en formato word, imágenes y bases de datos internas del despacho. En total 80 gigabytes.

La filtración siguió creciendo y pronto rebasó la base de datos que el gobierno alemán había comprado, según pudieron saber los periodistas del SZ de sus fuentes. El número de países, bancos y clientes involucrados fue creciendo.

Los periodistas alemanes entraron en contacto con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), una organización con sede en Washington y que acababa de publicar una investigación conjunta de medios de varios países, SwissLeaks, la historia de las cuentas secretas de políticos, empresarios y celebridades de todo el mundo en el banco HSBC en Ginebra, Suiza.

La información entregada al SZ siguió creciendo. Hacia mediados de 2015 alcanzaba ya los 2.4 terabytes. Prácticamente todo el mundo estaba implicado. Junto con el diario, el ICIJ decidió convocar a periodistas del mayor número de países para que indagaran en esa enorme y compleja base de datos.

GRAN FILTRACIÓN

Algunos de los medios que habían trabajado en SwissLeaks y antes en WikiLeaks decidieron separarse del proyecto ante la masiva incorporación de periodistas. Para el ICIJ no había otra manera de descubrir lo que había en todo ese tipo de documentos. La condición: acuerdos, firmados, de confidencialidad.

En septiembre siguiente, decenas de periodistas de todo el mundo se reunieron en Munich, en la sede del SZ. Proceso fue el único medio mexicano presente. Para entonces, ya era claro que asistían a la filtración más grande de la historia.

Durante dos días, los reporteros de investigación del diario alemán Frederich Obermaier y Bastian Obermayer y los directivos del ICIJ compartieron el alcance de la investigación e instruyeron a los periodistas cómo investigar de mejor manera para no perderse en el mar de datos.

Los periodistas que ya habían comenzado a indagar en los documentos compartieron las historias que se empezaban a perfilar: presidentes, primeros ministros, reyes, sus familiares y amigos, traficantes de armas, narcotraficantes, comerciantes de arte, futbolistas y empresas reconocidas, además de un sinnúmero de entidades financieras, participaban en un complejo entramado internacional que comenzaba en las oficinas en Panamá de Mossack Fonseca con el propósito de ocultar sus identidades y la ruta del dinero.

Se formaron grupos de periodistas por regiones y por temas de interés. Se definieron agendas de trabajo y se compartieron también orientaciones para mejorar las búsquedas.

Los periodistas de Panamá explicaron lo que es Mossack Fonseca: una gran maquinaria que opera en 35 países con 48 oficinas y la manera en que ha sofisticado sus operaciones a través de instrumentos legales para ocultar el origen del dinero. En México, Mossack Fonseca no tiene oficinas. En su lugar, cuenta con decenas de despachos de abogados que les presentan a los prospectos que buscan sacar dinero del país.

‘MAESTROS DEL SECRETO’

"Maestros del secreto", se definió en esa reunión al despacho fundado por Jürgen Mossack, hijo de un funcionario de la Alemania nazi y posterior agente de la CIA en América Central, y Ramón Fonseca, un escritor egresado de la London School of Economics y asesor de la presidencia de Panamá hasta que se revelaron los secretos de su firma. Semanas antes ya había pedido licencia cuando un grupo de periodistas coordinados por el ICIJ fueron a Panamá para entrevistar a los socios.

Durante meses, 376 periodistas de más de cien medios se comunicaron e intercambiaron resultados de sus búsquedas en los 11 millones y medio de documentos que resultaron al final, contenidos en 2.6 terabytes. En el foro habilitado por el ICIJ, al que sólo se podía acceder con códigos de seguridad, convergieron periodistas de casi 80 países y de 25 lenguas diferentes.

Para la cobertura México, además de Proceso participaron Aristegui Noticias, Univisión y Grupo McClatchy, que edita varios periódicos en Estados Unidos.

Cada medio definió sus historias, acordando fechas para no adelantarse en el caso que dos o más estuvieran interesados en el mismo tema. Durante meses se habían mantenido las medidas de seguridad, con el temor constante de que la investigación se filtrara antes de las 13:00 horas, tiempo de México, del domingo 3.

Dio la una de la tarde en la Ciudad de México. En Islandia se terminaba la tarde; los moscovitas se preparaban a dormir y en Seúl, los madrugadores se levantaban para iniciar la semana. Al mismo instante salieron las primeras notas de lo que desde el año pasado se llamó PanamaPapers.

Un par de horas antes de la caída del embargo, algunos medios y organizaciones habían advertido de la inminente publicación de revelaciones a nivel internacional. Aun con un público preparado, la dimensión de la noticia rebasó las expectativas. Pronto la información rebotó de celular en celular, sacudiendo las redes sociales; no sonaban las 14:00 horas y #PanamaPaper ya era "trending topic" a nivel mundial.

La experiencia fue prácticamente igual para todos los colegas en el mundo. El tema PanamaPapers generó muchas reacciones a nivel político y en redes sociales; sin embargo, se observó una actitud de distancia del resto de la prensa respecto a los trabajos de los medios nacionales; México no fue la excepción.

Fuente: Proceso