martes, 5 de enero de 2016

ONG critica la política autoritaria del gobernador

Rechaza el fortalecimiento militar
Emir Olivares Alonso / Periódico La Jornada / Martes 5 de enero de 2016, p. 3
El asesinato de la munícipe de Temixco, Morelos, Gisela Mota Ocampo, refleja el alto grado de descomposición política y social que se vive en el estado, lo que lacera gravemente los derechos humanos de la población, incrementa la inseguridad y la violencia, señaló la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos.

José Martínez Cruz, integrante de esa organización, aseveró en entrevista que la crisis de seguridad en la entidad destruye el tejido social y afecta gravemente la vida, la libertad y la seguridad de los morelenses.
Dijo que, lejos de poner en marcha estrategias de seguridad apegadas a los estándares de derechos humanos, en las que la ciudadanía tenga participación, las autoridades (de los tres niveles de gobierno) optan por fortalecer las corporaciones policiacas y militares.
La organización consideró que una verdadera seguridad humana-ciudadana significaría priorizar los derechos de la mayoría de la población frente a los intereses de una minoría privilegiada, en la que no sólo se impongan las decisiones tomadas desde el poder, sino que se consulte y se actúe conforme a las decisiones tomadas por la mayoría mediante mecanismos de democracia participativa. No es con el fortalecimiento de las instituciones policiacas y militares como se garantizará la tranquilidad de la población, sino con mayor participación ciudadana.
Criticó el decreto del gobernador para imponer el mando único en 15 municipios. Se trata de una lógica para militarizar a la policía, es centralizar a ese cuerpo de seguridad, aislarlo de la ciudadanía sin rendición de cuentas.
Para Martínez Cruz el mando único violenta la autonomía municipal y se corre el riesgo que haya un número mayor de violaciones a garantías fundamentales. Con ese tipo de estrategia en el país se dan denuncias de detenciones arbitrarias, ejecuciones extrajudiciales, tortura, entre otras, y los niveles de violencia no han disminuido.
El gobernador, lamentó, tiene una política autoritaria que lejos de abonar a resolver el problema, lo agudiza. Por ejemplo, en lugar de someter a la aprobación ciudadana, impone un decreto para el mando único, incluyendo Cuernavaca.

Fuente: La Jornada - Politica