domingo, 24 de enero de 2016

La reforma laboral magisterial “cueste lo que cueste”

I. En su libro La revolución cósmica, donde el historiador Alan Knight analiza el período 1910-1940 sobre todo de la Revolución, dice que Victoriano Huerta imponía su autoritarismo con el lema: “cueste lo que cueste”. Y en verdad lo hizo con el baño de sangre tras mandar asesinar a Madero y proponer el regreso de Porfirio. Knight también es autor de La revolución mexicana. Del porfiriato al nuevo régimen constitucional, que caza con la propuesta priísta de convocar a una discusión (¡pero sin consultas populares!) para la creación de una nueva Constitución, porque la actual le queda chica al neoliberalismo económico. El peñismo se empeña en cambiarlo todo en favor de esa política económica. Y sin una reforma educativa de fondo, su segundo titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), formado al estilo estadunidense, igual que Huerta está llevando a cabo su programa prusiano de que los exámenes a los profesores han de celebrarse policiacamente. Y “cueste lo que cueste”; buscando hacer méritos para lograr la candidatura presidencial… y un anticipado fracaso.
21 enero 2016 | Álvaro Cepeda Neri | Contralínea

ConjeturasII. Nuño ha despedido a todos los cuadros medios y superiores de la Secretaría para acomodarse a sus anchas en su proyecto político. Y cuentan los rumores que es de los secretarios más recibidos en audiencia por Peña, pues ambos han decidido que van por buen camino en su objetivo de despedir maestros de la vieja guardia que enseñaron a generaciones, cerrar escuelas rurales de maestros y sustituirlos por los hasta ahora sumisos integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), mientras somete a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Pero los resultados no han sido lo que esperaban, pues las escuelas no tienen pizarrones, ni techo, pupitres o electricidad y la falta de soluciones aumenta el descontento que amenaza con estallar. Pero a pesar de esto, Aurelio Nuño prepara una sanción (¿un día de sueldo a los padres y a sus hijos privarlos del desayuno?), por haberlo dejado plantado el 7 de enero, cuando se reiniciaban las clases después de vacaciones. Sólo se presentaron 50 alumnos, y don Aurelio decidió no asistir a la ceremonia, echando madres porque no hicieron caso de su ultimátum de asistir a clases.

III. Debió Nuño montar en cólera por el desaire, ya que no tolera que su principio de autoridad prusiano sea desobedecido y lo hagan quedar mal. Y que le impidan quitarle la Bandera a los niños y después soltarles una perorata redactada por la agrupación fascista Mexicanos Primero, y con los cuales busca ir privatizando la educación pública para fortalecer la privada. El subsecretario Treviño Cantú justificó esa ausencia “por razones de agenda”, lo cual fue una mentira. Pues al ser informado que en la escuela Guadalupe Cisneros de Zavaleta, de que de los 190 alumnos sólo había 50, se sintió ofendido; y en lugar de dar un ejemplo de cumplimiento del deber, como lo ordena el sistema autoritario prusiano, tampoco asistió y le pusieron falta, a la espera de saber qué sanción merece, pues no predica con el ejemplo. Eso sí, Nuño se ha lanzado con todo el abuso del poder contra los profesores disidentes que no aceptan una reforma que sólo reúne medidas administrativas.