viernes, 8 de enero de 2016

Devaluación de 43.88% en tres años / Cómo afecta a familias y empresas / Esquivó Mancera el exhorto

Enrique Galván Ochoa - Dinero
En los tres años y días del gobierno de Peña Nieto se ha devaluado 43.88 por ciento el peso frente al dólar. En diciembre de 2012 un dólar costaba $12.60, ayer subió hasta $18.13 (Banco Santander). Para algunos es una tragedia. Piensen en una familia que tiene a un hijo estudiando en el extranjero. Las becas de Conacyt no alcanzan para vivir. Tienen que apoyarlos con algún dinero adicional. Mil dólares les costaban 12 mil 600 pesos, ahora 18 mil 300. ¿Cuántos ya no podrán seguir sosteniéndolos? Veamos la otra cara de la moneda: una familia recibía 300 dólares al mes de Estados Unidos, del padre, el esposo o el hermano que se fueron de braceros. Se traducían en 3 mil 780 pesos, ahora serán 5 mil 439. ¡Van a ser los ricos de la ranchería! Son casos de la economía familiar.

Y las empresas…
En el mundo empresarial habrá que seguir de cerca cómo capotean la situación las empresas fuertemente endeudadas en dólares, sobre todo las que no tienen ingresos en divisas. Algunas tuvieron la precaución de comprar dólares a futuros, asegurándose un precio bajo, otras no tuvieron medios para hacerlo. Les espera un año complicado. En cambio, las exportadoras, del área textil o productos agrícolas, tienen el viento a su favor. En el balance de costos y beneficios de la devaluación, el país sale perdiendo. Tanto que insistimos en que debería hacerse una inversión en construir refinerías. ¿Qué opinan ahora –entre ellos el Consejo Coordinador Empresarial– los que decían que el negocio era vender el petróleo crudo? Ahora un barril vale menos que otro de Coca Cola y Pemex importa la mitad de la gasolina que revende a los automovilistas mexicanos.

Protegieron a Mancera
La iniciativa del diputado Emiliano Álvarez, de Morena, para que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión exhortara al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, a que suspenda de manera definitiva el contrato de fotomultas con la empresa Autotraffic, fue enviado a la Comisión del Distrito Federal, controlada por el PRD. Es decir, a través de esa comisión, Mancera decidirá si lo exhortan o no, lo cual todavía hace más sospechoso el contrato y el probable moche. Cuento corto: el exhorto, que llevaba carácter de urgente, no se votó a pesar del marcado descontento de los ciudadanos y lo sensible del tema. Aparte de los millones de pesos que involucran en el negocio que ha sido motejado en redes sociales como #FotoMancera, hay otro punto que señala el diputado Álvarez: Autotraffic tendrá en su poder los datos personales de los conductores para aplicarles las multas. ¿Tiene facultades el Gobierno del Distrito Federal para tansferir esa información a la compañía? Al parecer hay una violación múltiple a la Ley de Protección de Datos Personales.

Foto

@VoxPopuli
Asunto: premio en esoterismo
Nunca he entendido la economía, pero ahora, ahora, simplemente nada me cuadra. El conflicto Irán-Arabia Saudita debió haber mandado el precio del petróleo a la estratósfera; el incremento de tasas “de los Americans” debió haber corregido o tranquilizado a los mercados; por tanta incertidumbre el oro empieza a tener unos pequeños repuntes. Pero qué millonario en su sano juicio va a invertir en commodities con estos precios tan deprimidos (petróleo, cobre, oro, plata). Sólo una cosa me está quedando clara y ésta es que sólo se puede poner peor la cosa. Hasta los McDonald’s están cerrando. ¿Quién hubiera pensado eso?
Juan Luna Santos
R: Y Slim está perdiendo dinero. La economía y las finanzas se están haciendo esotéricas. Propongo que sea eliminado el Nobel de Economía y en su lugar instituyan el Nobel de Esoterismo. Y el primero se asigne al Brujo Mayor de Catemaco.

Twitteratti
¿Hay moche de por medio en el contrato #FotoMancera o es por el puro arte de retratar?
Mando único efectivo sería que los capos se pongan de acuerdo para que solo uno de ellos mande a todas las policías del país.
México sí rinde cuentas: Virgilo Andrade… ¡y se aguantó la risa!