Álvaro Cepeda Neri - Contralinea
I. Son tal vez tres los teóricos de las
democracias que incluyen al singular pensador Hans Kelsen (a Karl R
Popper y a Norberto Bobbio), como culminación del contemporáneo rastreo
histórico de las teorías políticas, creadas por las reflexiones y
experiencia en los hechos de la Atenas-Grecia de Pericles, Protágoras y
Tucídides, cuando simultáneamente nacen las democracias, directa y
representativa, en la Polis-Estado y su continuidad en la Roma de la Res-Pública-Estado hasta antes del golpismo cesarista. De esto trata Salvo Mastellone en su formidable libro titulado Historia de la democracia en Europa: de
Montesquieu a Kelsen,
con 41 capítulos en cuatro apartados: “La democracia como gobierno
popular con instituciones representativas (1748-1848)”; “La democracia y
los movimientos asociativos populares (1848-1871)”; “La democracia como
sociedad de ciudadanos iguales (1871-1915)”; “La democracia como
defensa de los derechos civiles y sociales (1917-1944)”. Sólo le falta
un ensayo centrado en la democracia directa versus la democracia indirecta (1944-2015). Digo de paso que el libro de Aguiar de Luque, Democracia directa y Estado constitucional –al que este reseñador no ha podido echar mano–, por su título parece un asunto clave para nuestro tiempo: el demos en disputa con el kratos por el poder político.
II. Hay excelentes historias de las teorías políticas. Y otras tan insignificantes que deberían ir a la basura.
Pero sustentado en una bibliografía fastuosa, éste de Salvo Mastelone
es un texto de estudio y consulta para no permanecer en la docta
ignorancia de los diletantes. Autor de 13 estudios sobre teoría y
práctica políticas y profesor en la Universidad de Florencia dice: “La
hipótesis común de la democracia como forma de gobierno empuja a la
relectura de textos fundamentales en la historia del pensamiento
democrático: del Espíritu de las leyes de Montesquieu al Contrato social de Rousseau, a La democracia en América de Tocqueville a La teoría general del derecho y El Estado
de Kelsen”. Según Mastellone, las democracias han de ser “un Estado de
partidos”, pues “un régimen político de partido único no es un régimen
democrático […]. Esta conclusión de Kelsen puede ser discutida y
rechazada, pero remontándose a la clasificación de las formas de
gobierno propuestas por Montesquieu: despotismo, monarquía
constitucional y república democrática, se debe admitir que con Kelsen
tenemos una nueva propuesta […] de las formas de gobierno: autocracias y
democracias […] y que más que al ordenamiento institucional y
composición de las clases sociales, se refiere a […] cómo la clase
política ejerce las funciones del gobierno”.
III.
Mastellone implica los rendimientos de Maquiavelo (1469-1527), parte su
análisis de Montesquieu (1689-1755) a Hans Kelsen (1881-1973). Ya no
llega a ocuparse de Karl R Popper (1902-1994), quien postuló la sociedad
abierta como el régimen democrático contra la sociedad cerrada como
autocracia (David Miller, Popper. Escritos selectos). Y tras
una exhaustiva revisión recreando el pensamiento político desde 1748, y
con la conquista de la división del poder, logra arribar a los novedosos
rendimientos kelsenianos: “Kelsen dedicó algunos parágrafos de su Teoría general del Estado
a la libertad e igualdad (jurídicas), pero mantenía como elemento
característico de la democracia la discusión entre mayoría y minoría;
esta discusión debía tener lugar no únicamente en el Parlamento, sino en
reuniones políticas públicas, en periódicos, en libros y otros medios
de difusión de la opinión pública”. Es la confluencia de la democracia
representativa y la democracia directa: el demos y el kratos, discutiendo los medios y fines de los poderes políticos y económicos.
Ficha bibliográfica:
Autor: Salvo Mastellone, con traducción de Constantino García
Título: Historia de la democracia en Europa: de Montesquieu a Kelsen
Editorial: Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, España
Álvaro Cepeda Neri*
*Periodista
Contralínea 462 / del 09 al 15 de Noviembre 2015