
Incongruente sería que
quienes demandan una investigación seria, profunda y creíble del
asesinato de cinco personas en la capitalina colonia Narvarte
pretendieran excluir de las líneas de investigación la relacionada con
el narcotráfico. Este factor se encuentra presente en múltiples facetas
de la vida colectiva y es dolorosamente sabido por los mexicanos que
múltiples hechos de sangre están relacionados con esas actividades
genéricamente etiquetadas como
crimen organizado.
Pero resulta canalla, de mala entraña, el privilegiar mediáticamente dicha línea indagatoria, que la realidad ha vuelto rutinaria en los procesos judiciales, para enderezarla contra las víctimas y no contra los grupos de poder que llegaron a él y se mantienen allí precisamente en función de sus arreglos con esa realidad viscosa. Desde luego que es fundamental escudriñar lo relacionado con el crimen organizado y su manejo desde las cúpulas para ejecuciones y amedrentamiento (véase el caso de Michoacán, donde se nombró a un comisionado federal para armar ilegalmente a grupos, promover autodefensas para confrontarlas con otros grupos y finalmente tratar de establecer un nuevo orden económico regional, regido por el cártel político del momento), como también es necesario, imprescindible, en términos estrictos de profesionalismo informativo y analítico, colocar en primer lugar de las hipótesis del caso la relacionada con las pruebas, denuncias y señalamientos oportunos del contexto de amenazas, persecución y represión practicada desde los poderes públicos contra dos de los cinco de la Narvarte: el fotoperiodista Rubén Espinosa y la activista y promotora cultural Nadia Vera.
¡(Es) la represión política, estúpido!, sería la variable local de aquella frase famosa de James Carville, estratega de Bill Clinton en la campaña presidencial de 1992 frente a un George Bush padre que prefería centrarse en lo bélico y lo internacional y no en la economía y su impacto negativo en los votantes. Pero está en marcha una campaña que pretende potenciar y convertir en instrumento de descalificación y confusión los datos relacionados con la nacionalidad colombiana de una de las asesinadas y con otros detalles que son inflados sin mesura, e incluso mencionados de manera tajantemente mentirosa, para instalar una percepción negativa hacia las víctimas.
En este México de la mentira institucionalizada, del retorcimiento de declaraciones, testigos y procesos, larga experiencia se tiene en cuanto a la fabricación de presuntos responsables y a la narrativa judicial a conveniencia de los intereses en juego. Ya se verá hasta dónde llegan las investigaciones de la procuraduría capitalina y cuál es la postura de los periodistas que están siendo informados con más detalle de lo que se va encontrando. La existencia de una testigo, no de los hechos criminales sino de otros momentos de una presunta larga convivencia en el departamento de la calle Luz Saviñón, y otros testimonios, y las supuestas relaciones de la extranjera asesinada con grupos criminales, van sentando las bases para una versión oficial en curso, la que ya está siendo aceitada mediante
filtracionesque desechan el contexto político, las persistentes amenazas y seguimientos, y buscan centrarse en un incidente más del
crimen organizado, que habría alcanzado a un fotorreportero y a una activista por pura mala suerte, meras circunstancias, estar en el lugar equivocado (¿México?).
En tanto, ayer era sepultado en la ciudad de México el cuerpo
del periodista Rubén Espinosa, luego de una colecta para sufragar los
gastos correspondientes (http://bit.ly/1VXV7Vb, fotos de @alexmelon).
En Comitán, Chiapas, además de las manifestaciones de periodistas allí y
en otras ciudades chiapanecas, la hermana de Nadia Vera protestaba con
las manos y el pecho manchados de rojo (http://bit.ly/1M1JZlz , tomado de www.debatetuespacio.mx ), y en Tuxtla Gutiérrez una prima de la activista asesinada, Katherine Pérez Robledo, decía:
No puede ser un robo, el fotoperiodista no tenía dinero y lo declaró, buscaba trabajo, y Nadia, una noche antes, había hablado con mi tía para pedirle dinero porque viajaría a Cuernavaca(nota de Óscar Gutiérrez http://eluni.mx/1IHPYuO ).
Por su parte, Enrique Peña Nieto fue al estado de México a darse un
baño de élites, con público de base bien seleccionado, al inaugurar un
distribuidor vial que lleva el nombre del ex gobernador Ignacio Pichardo
Pagaza. Las grandes construcciones en esa entidad, como en otras partes
del país, están bajo constante denuncia de servir para desmesuradas
operaciones de enriquecimiento de esas camarillas, con cargo a
empresarios especializados en corromper a los muy predispuestos
funcionarios de todo nivel. Pero eso no obstó para que EPN estuviera de
fiesta, recordando sus inicios políticos y ensalzando a la clase
política tan porcentualmente impugnada. También utilizó las redes
sociales para dedicar cuatro mensajes al tema de “‘Pachuca se pinta’, el
mural más grande de México, es un proyecto que forma parte del Programa
de Prevención de la Violencia @nosmuevelapaz.”
Ah, y el jefe del gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, hizo
encendidas declaraciones de cajón sobre las investigaciones del caso
Narvarte, el combate a la impunidad, la aplicación irrestricta de la ley
y otras bellezas por el estilo.
Astillas
Regaló Peña Nieto a los mexicanos la satisfacción de
saber que en términos económicos hay peores países, en un consuelo de
geografía que es mal de pocos... El panista Javier Corral está centrando
su ataque en el padrón electoral inflado por sus adversarios, lo que en
tribunales podría afectar la elección interna de dirigente que ese
partido realiza… En el PRI todo está encaminado hacia Aurelio Nuño, el
consentido de Peña Nieto al que se pretende encargar la reconstrucción
del tricolor desde nichos de
Fuente: La Jornada - Opinión
juventud. Mañana empieza el ritual… Ya casi no es noticia: en Reynosa hubo intensos enfrentamientos, con la población aterrorizada y las autoridades haciendo declaraciones… ¡Hasta mañana!
Fuente: La Jornada - Opinión