domingo, 2 de agosto de 2015

Maniobras de Emilio Lozoya, en favor de su viejo amor, OHL

Exmiembro del consejo de administración de OHL, el actual director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, sigue actuando en favor de ese consorcio aprovechando las influencias que tiene en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Los audios filtrados desde mayo pasado, y en particular los más recientes del 28 de julio, confirman que el llamado Joven Maravilla es el máximo abrepuertas para que ese consorcio realice sus enjuagues corruptos con funcionarios mexicanos. Y es que, como lo dijo un escritor catalán desde que Lozoya asumió su cargo, “la Dirección General de Pemex es una abierta concesión del peñismo al marqués de Villar Mir”, el presidente de la compañía.
2 agosto 2015 | Alejandro Gutiérrez | Proceso
MADRID, ESP. (Apro).- El director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin, conocido como El Joven Maravilla dentro del gobierno de Enrique Peña Nieto —como lo cita Francisco Cruz en su libro “Los Juniors del Poder”—, no tiene empacho en usar su posición para beneficiar a la constructora española OHL, donde trabajó hasta integrarse a la administración pública actual.

Los detalles de los audios filtrados a YouTube el pasado 28 de julio corroboran que, desde la cumbre de Pemex, Lozoya se mantiene presto a abrir cualquier puerta oficial a la empresa que preside Juan Miguel Villar Mir.

De los audios que desde mayo han divulgado conversaciones telefónicas de supuestos enjuagues corruptos de directivos de OHL México con funcionarios mexicanos, el que implica a Lozoya Austin es el más relevante, por ser éste un funcionario muy influyente en el sexenio de Peña Nieto y porque resulta clave en las relaciones del gobierno con OHL.

El propio Francisco Cruz señala en su libro (Editorial Planeta, 2014) que Lozoya Austin goza de notable influencia pese a no pertenecer al núcleo original de Peña Nieto. Dice el autor: “Pocos advenedizos tienen cabida en el pequeño círculo que desde su paso por la gubernatura del Estado de México se formó alrededor de Enrique Peña Nieto”. Y Lozoya Austin, enfatiza, tiene claro que “no es un peregrino extraño”.

El escritor y periodista catalán Oriol Mallo, afincado en México, lo describe también como uno de los hombres fuertes del cártel empresarial español en México, al lado de Valentín Díez Morodo, el magnate cuyo entorno lo define como el “dueño de la relación México-España”. Por cierto, en algún momento ambos coincidieron en el consejo de administración de OHL México, del que Díez Morodo sigue siendo integrante.

Según Francisco Cruz, al conocerse que Lozoya ocuparía la titularidad de Pemex, al inicio del gobierno de Peña Nieto, el catalán Oriol Mallo señalaba que “la Dirección General de Pemex es una abierta concesión del peñismo al marqués de Villar Mir”.

Y destaca que en su paso de OHL a Pemex, el director general se llevó consigo a Mario Alberto Beauregard Álvarez, director de finanzas de OHL México, al que nombró director corporativo de Finanzas de la paraestatal.

LOS AUDIOS

En abril de 2013, Lozoya puso en charola de plata el primer contrato a Villar Mir (nombrado marqués por el rey Juan Carlos I en 2011): la construcción de una planta de cogeneración de 35 megavatios de potencia en la refinería Francisco I. Madero, en Tamaulipas. Y muy pronto le otorgó dos más: el desarrollo de una planta de hidrógeno para la petrolera, y el gasoducto que conecta la refinería de Cadereyta Jiménez (Nuevo León) con la red nacional de gas. Estos y otros contratos que le había extendido Pemex sumaban 440 millones de euros.

Es en este marco donde alcanzan su mayor sentido los audios filtrados el 28 de julio, donde se escucha una conversación telefónica del 10 de abril pasado en la que José Andrés de Oteyza, presidente de OHL México, le dice a su interlocutor, que se identifica como Lozoya: “Yo estoy en el edificio de la CFE, aquí en Reforma. Me dicen que en el piso 16 está Enrique Ochoa, pero me dijo Pablo (Wallentin, ex representante de OHL en México) que yo te esperara aquí, en la puerta del edificio”.

—Ahí te veo. Yo llego en menos, en cinco, seis minutos —contesta Lozoya.

—Entonces te espero. Aquí está la entrada del edificio y una entrada como a un sótano.

—Perfecto, ahí te espero. Ahí espérame por favor. Paso por ti y ya entramos al sótano juntos… —agrega el director de Pemex.

En una llamada posterior, el mismo día, De Oteyza ordena a una secretaria comprar boletos de avión de regreso desde Cancún a la Ciudad de México, y luego habla con Wallentin, conversación en la que sugieren invitar a Enrique Ochoa al hotel de OHL en la Riviera Maya. De Oteyza deja entrever que esa invitación al director de la CFE permitirá nuevos contratos.

—Este es el camino preciso con Ochoa, que abre todas las puertas también —replica Wallentin.

La CFE emitió un comunicado desmintiendo que su titular se hubiera reunido ese día con Lozoya y De Oteyza, aunque el diario Reforma precisó que, en una respuesta por escrito, la CFE reconoce que Ochoa tuvo un encuentro con el equipo directivo de OHL cinco días después. E igualmente tuvo contacto con ellos el 27 de abril y el 19 de junio.

Además, el matutino puntualiza que, en la entrevista verificada en el sótano de la CFE, Emilio Lozoya y José Andrés de Oteyza abordaron el tema de “una extorsión a OHL México en Tamaulipas por las actividades que realiza en la Refinería Madero”, justamente una de las obras que ha ganado OHL bajo la gestión de Lozoya.

LA MANO DEL MARQUÉS

Es tal la predilección de Lozoya por OHL que inclusive recurrió a su viejo patrón, Juan Miguel Villar Mir, con el fin de explorar estrategias para conseguir la victoria en la guerra abierta que mantuvo durante año y medio con Antonio Brufau, el presidente de Repsol. Se trata de la petrolera hispana en la que Pemex fue el accionista industrial de referencia, y de la cual se retiró en noviembre pasado al vender el 1.28% de acciones que le quedaban.

Nuevos elementos en poder de este semanario revelan que en su intención de apartar a Brufau de la presidencia de Repsol, Lozoya entabló negociaciones con Villar Mir con el objeto de que éste invirtiera en la petrolera española para que, de ese modo, pudiera conseguirse un grupo de accionistas que le diera estabilidad a Repsol. El plan contemplaba que Javier López Madrid, yerno de Villar Mir y amigo personal de Lozoya, ocupara una de las vicepresidencias de Repsol.

Brufau llegó a la presidencia de Repsol en 2004 con el apoyo de Pemex y de La Caixa —principal accionista de la petrolera—, pero nunca impulsó un plan estratégico con México; sólo se benefició de dos grandes contratos que le allanó el gobierno de Felipe Calderón: uno de explotación de gas natural en la Cuenca de Burgos y otro multimillonario donde sólo es intermediario para importar gas natural de Perú para la CFE.

Aun así, Brufau siempre se comportó de manera arrogante con su socio mexicano, y debido al control que tenía y que preserva en el gobierno corporativo de Repsol no logró Pemex alcanzar mayor influencia en la toma de decisiones estratégicas de la compañía peninsular.

Entonces Lozoya buscó lo que la prensa española afín a Brufau llamaba “el asalto” de Pemex en Repsol. La estrategia de Pemex se urdió en sus propias oficinas de Houston, cuando Lozoya planteó el plan de convocar a una junta extraordinaria de Repsol en abril de 2014 para promover el relevo de Brufau, quien, aparte de hallarse en la presidencia, era el consejero delegado.

En esos encuentros participaron dos de sus más cercanos colaboradores, José Manuel Carrera Panizzo, director general del área internacional y consejero delegado del grupo en España, y Arturo Henríquez Autrey, director corporativo de Procura y Abastecimiento de Pemex y entonces representante de la petrolera mexicana en el consejo de Repsol.

AMISTAD Y NEGOCIOS

También intervinieron Javier Villasante, responsable del área internacional de Cuatrecasas, el bufete español que lleva los asuntos legales de Pemex; directivos del banco francés Crédit Agricole, miembros de una empresa especializada en captar inversionistas, y asesores de la firma de comunicación internacional Brunswick Group.

Curiosamente, en esa guerra Brufau contrató la asesoría de comunicación de Llorente y Cuenca, la agencia de medios española cuya filial en México asesora actualmente a OHL contra la ofensiva de las filtraciones.

En el cónclave de Houston se estudió la posibilidad de convocar a una junta general extraordinaria en Repsol con el visto bueno de otros inversionistas de referencia, lo cual sólo se garantizaba con el apoyo o una postura de neutralidad de parte de CaixaBank, que tenía 10% del capital, y de la constructora Sacyr, que reunía 9.6%.

Las primeras gestiones para esa operación las inició Lozoya con el propio López Madrid, según la información a la que accedió Proceso.

La pretensión del director general de Pemex era utilizar la ascendencia que Villar Mir tiene en el gobierno de Mariano Rajoy, así como en La Caixa, con la cual mantiene sociedad en Abertis (posee el 15%). Asimismo, se buscaba que del mismo modo influyera la presencia de Villar Mir en el poderoso Banco Santander, del que llegó a ser el segundo accionista individual, aunque después vendió los 27 millones de acciones que poseía mediante su sociedad Torre Espacio.

Villar Mir veía con buenos ojos la propuesta. Incluso la prensa española destacó que el empresario creía que era estratégico que España potenciara su alianza con México dado el intercambio de intereses comunes. Y lo decía con conocimiento de causa, ya que entonces su empresa obtenía 69% de sus dividendos operativos en México.

Mas la estrecha relación de Lozoya y López Madrid parece que rebasa la amistad y llega hasta los negocios. El director de Pemex intercedió en México para que una empresa de López, Infoglobal, se aliara con la firma mexicana Homex para la puesta en marcha de un sistema avanzado de telecomunicaciones, control y seguridad integral destinado a un centro penitenciario en proceso de construcción (Proceso 2117).

LOS MOVIMIENTOS DE LOZOYA

Pero cuando la mencionada propuesta de alianza se empantanaba, Lozoya Austin exploró otras posibilidades en la costosa guerra contra Brufau, que llegó al extremo de enrarecer el ambiente diplomático con España y contribuyó al linchamiento contra Pemex al defenderse la necesidad de mantener la “españolidad” de Repsol —esto, pese a que 73% de las acciones de la compañía cotizan (free float) y, por lo tanto, son susceptibles de negociarse en bolsa, aparte de que otro 6.3% está en manos del fondo estatal de Singapur, Temasek.

Una fuente diplomática aseguró que ese creciente conflicto influyó para que se pospusiera la visita de Estado de Peña Nieto, inicialmente pretendida para noviembre de 2013. Inclusive, tal ambiente perduraba semanas antes de la gira que realizó Peña en junio del año pasado.

Lozoya movió otras fichas: Envió a Arturo Henríquez Autrey, director general de Procura y Abastecimiento de Pemex y representante ante Repsol, a entrevistarse con Borja Prado, presidente de Endesa, quien también ha sido un aspirante a ocupar la presidencia de Repsol.

La puesta en escena tuvo la particularidad de que Henríquez Autrey y Prado hablaron del tema durante el viaje en el jet privado del mandamás de Endesa rumbo a Alemania, adonde ambos asistieron a presenciar el partido de la Champion League entre el Real Madrid y el Bayern Munich, en mayo del año pasado, explica una fuente que conocía el plan de Lozoya.

Enterados del desliz, desde el entorno de Brufau contra atacaron filtrando la información a los medios españoles —en los que mantienen jugosos contratos de publicidad—, que suelen publicar profusamente la postura de Repsol.

Más aún, Brufau movió sus hilos para celebrar, casi a la misma hora y con la inasistencia de Henríquez, la reunión de la comisión ejecutiva donde promovió el nombramiento de Josu Jon Imaz como nuevo consejero delegado de Repsol, considerando que, con ello, se blindaría ante Pemex.

Fuente: Proceso