La velocidad del viento, a 10 metros por segundo, ha sido el
codiciado recurso de las trasnacionales que llegan a tierras istmeñas,
con sus aerogeneradores de 76 metros de alto, que visten ya la región
indígena de Oaxaca. Las necesidades de FEMSA (embotelladora de
Coca-Cola) y la cervecera Cuauhtémoc Moctezuma para producir su propia
electricidad ponen en resistencia a los pueblos de la región, que han
decidido impedir la instalación de más de un ciento de generadores, pues
temen que afectarán su comercio y alimentación provenientes del mar
Érika Ramírez - Contralinea
Matías Romero, Istmo de Tehuantepec,
Oaxaca. En esta región del Sureste mexicano, la riqueza natural es uno
de los tesoros más codiciados por las trasnacionales. Energía Eólica del
Sur tiene presupuestado un proyecto para que Fomento Económico
Mexicano, SAB de CV (FEMSA), embotellador de la compañía refresquera
Coca-Cola, la más grande del mundo, y la cervecería Cuauhtémoc Moctezuma
generen su propia energía con el viento que corre por estos lares.
Y es que el aire exclusivo de este
territorio es anhelado por las trasnacionales, que ya han instalado
aerogeneradores de electricidad y pretenden multiplicar su presencia,
entre ellas: Alstom, General Electric, EcoWind, Energies Nouvelles,
Eólica del Sur, Eolectric y más. Compañías que han instalado más de 1
mil 500 aerogeneradores, distribuidos en 31 parques por todo el país.
La instalación de estos aerogeneradores
también se contempla en el Plan Nacional de Infraestructura 2014-2018, a
través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Esta forma de
generar energía inició con la administración de Ernesto Zedillo, en el
marco de la apertura comercial con Estados Unidos y Canadá.
Los resultados, al transcurrir 21 años de
la instalación del primer parque eólico: despojo, descontento, abuso y
división entre los campesinos de la región, contrario a las millonarias
ganancias para el sector empresarial.
Desde 2013, la barra de Santa Teresa es
uno de los terrenos objetivos en esta región oaxaqueña (el más numeroso
en la activación de estos vehículos de electricidad en el país). La
empresa de origen español Energía Eólica del Sur (antes nombrada Mareña
Renovable) pretende instalar un parque en medio de pescadores para que
FEMSA sea dotada de energía.
El financiamiento del BID
El financiamiento de este proyecto, al
que se han opuesto las comunidades indígenas y pesqueras del Istmo, se
otorgó por la “principal fuente de financiamiento multilateral de
América Latina”, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Bajo el proyecto ME-L1107, el BID explica
que “consiste en la construcción de una planta de energía eólica de 396
MW [megavatios] en Oaxaca y la infraestructura asociada, en la área del
Istmo de Tehuantepec. El proyecto proveerá energía al Fomento Económico
Mexicano, SAB de CV, bajo el marco legal del Programa de
Autoabastecimiento”.
EL BID anunció desde 2011, en un
comunicado de prensa, que este proyecto sería el “mayor parque eólico de
México y unos de los más grandes de América Latina”; su número de
operación es 2644A/ OC-ME y el financiamiento estimado de 74 millones
991 mil 156 dólares (aproximadamente 1 millón 153 mil 476 millones 466
mil 14 pesos, al tipo de cambio del 29 de mayo de 2015).
El organismo multilateral apuntó en ese
mismo comunicado: “Estamos ayudando a México a aprovechar sus abundantes
recursos eólicos a fin de satisfacer la creciente demanda de energía y,
al mismo tiempo, reducir la importación de combustibles fósiles para la
generación de electricidad”. El proyecto consistirá en la construcción
de 132 torres con aerogeneradores.
La llegada de los aerogeneradores
Carlos
Beas Torres, integrante de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona
Norte del Istmo de Tehuantepec, comenta que la región del Istmo se
convirtió en un foco de atención de la Agencia de Desarrollo de
Estados Unidos, corporación que realizó estudios para medir la velocidad
y la cantidad de viento que circula por esta región.
Además, dice, en México la Comisión
Federal de Electricidad estableció en el proyecto La Venta, en 1994, que
tendría seis o siete torres, “pero tiempo después [hacia 1996]
empezaron a haber algunos gestores que hacían el apartado de la tierra
en la que pagaban 20, 50 o 100 pesos por hectárea y decían que ya estaba
apartada”.
El luchador social comenta que “desde un
principio ha habido una resistencia importante de ejidatarios [que] no
vendieron donde era estratégico para la CFE”, y recuerda que fue tan
grande la confrontación, que la Comisión denunció penalmente a 73
campesinos de La Venta por el delito de daños por 30 millones de pesos,
campesinos cuyo único delito era defender su tierra, dice.
Pedro Orozco Márquez, vocero de la
organización social defensores del mar Mugier Ndyuck, quien ha liderado
la resistencia en San Dionisio del Mar, comenta en entrevista que desde
hace 3 años se tiene detenido el proyecto, pues el pueblo entero se
opuso a la llegada de los aerogeneradores. Esta situación trajo con ello
el amedrentamiento, acoso y descontento de algunos en la zona; sin
embargo, dice, las personas siguen en resistencia y viviendo de la
pesca, como ancestralmente se ha hecho.
“La resistencia se mantiene, sigue viva,
dejamos en reposo la instalación de aerogeneradores pero ellos están
fomentando la división entre la gente. Ahora el pueblo se está
contaminando con los partidos políticos e insisten en controlar la
voluntad de los pueblos a través de la captación de un color de partido o
de otro. Nosotros lo vemos como un problema porque los partidos
políticos son obedientes de los objetivos del gobierno, pero no para los
pueblos.
“A través de los partidos han corrompido a
algunos indígenas ikjots de la región que se han prestado para
manipular procesos, creemos que el peligro que tenemos actualmente es
que estén haciendo el trabajo sucio para que nuevamente retomen el poder quienes han intentado meter a las trasnacionales”, comenta Orozco Márquez.
Oaxaca, un paraíso con viento
“México es un país con locaciones idóneas para la explotación eólica en gran escala”, dice el ensayo Energía eólica en el istmo de Tehuantepec: desarrollo, actores y oposición social,
elaborado por los investigadores de la Facultad de Ingeniería de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Sergio Juárez-Hernández y
Gabriel León.
En el estudio, los universitarios
muestran que desde la década de 1980 se vienen realizando estudios que
han permitido valorar la calidad y cualidad del aire en esta región.
“Desde entonces sobresalió la región Sur
del Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, donde la velocidad
media anual de los vientos excede los 10 metros por segundo (m/s),
siendo que en promedio en el mundo se aprovechan vientos de 6.5 m/s para
la generación de energía. Los vientos en el Istmo de Tehuantepec son
además relativamente estables, un porcentaje alto de horas por año, de
ahí que su potencial energético sea considerado como excelente.
Además, la topografía istmeña es
“favorable” para la instalación de centrales eoloeléctricas. “Todo ello
lo distingue como uno de los sitios más atractivos en el mundo para la
explotación eólica en escala comercial […].
“La construcción de centrales eólicas en
el Istmo de Tehuantepec es liderada por empresas privadas,
fundamentalmente extranjeras. Los intereses de estas empresas
frecuentemente chocan con los de las comunidades locales donde se
pretenden erigir los proyectos. Ello se refleja en el descontento social
creciente ante el despliegue masivo de aerogeneradores, luego de
constatar que el desarrollo eólico no ha beneficiado en la medida
esperada a los pobladores locales”, mencionan Juárez y León.
La pobreza en San Dionisio y San Mateo
“Muy alto”, así es el grado de
marginación de estas dos comunidades indígenas y pesqueras, que serían
afectadas por el proyecto de Eólica del Sur.
Los
habitantes de esta región viven del mar, comercian y se alimentan de
él; y para ellos es muy sencillo: “Los aerogeneradores traerán
problemas; los dos básicos: el aceite que derraman escurrirá al mar y
las vibraciones espantarán a las especies”, comenta Pedro Orozco.
De acuerdo con el Catálogo de localidades
de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), el grado de
marginación de San Dionisio del Mar pasó en 2005 de “Alto” a “Muy Alto”
en 2010, siendo estas las más recientes estadísticas de la Secretaría.
Su población se calcula en 5 mil 68
habitantes y el 43.69 por ciento de ésta vive en condiciones de
hacinamiento (unas 2 mil 214 personas); en tanto que el 88 por ciento
sobrevive con ingresos de hasta dos salarios mínimos (4 mil 459
aproximadamente).
San Mateo del Mar se encuentra en
condiciones similares, aunque de 2005 a 2010 se ha mantenido en el mismo
nivel de rezago: “Muy Alto”, con una población superior a la de su
comunidad vecina, pues los datos oficiales contabilizan 14 mil 252
personas; con un población en nivel de hacinamiento del 66.07 por
ciento; en tanto que el 75.42 por ciento de la población ocupada vive
con ingresos de hasta dos salarios mínimos.
La aniquilación ambiental
Victorio
Vázquez Martínez, biólogo por el Instituto Tecnológico Agropecuario de
Oaxaca, dice en entrevista que cualquier obra o magaproyecto tiene
siempre un impacto sobre la biodiversidad y “en esta zona, donde están
los parques eólicos, hay especies microendémicas; el riesgo es que si
desaparecen de esa parte del mundo, desaparecen a nivel planetario.
Estos parques implican la remoción de la vegetación, por el manejo y
uso, liberan aceites y eso contamina, indudablemente”.
Critica las manifestaciones de impacto
ambiental, realizadas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (Semarnat), pues “siempre se hacen según las necesidades de
las mismas empresas, no tenemos un estudio independiente. Por ello es
preocupante que se extinga la biodiversidad (las aves, los reptiles,
etcétera). Mucha de ésta es fuente de alimento y medicamentos. Así de
sencillo: si acabamos con toda una especie rompemos toda una cadena de
vida”.
Guillermo Rodríguez Curiel, integrante de
la Asamblea Veracruzana de iniciativas y defensa ambiental, comenta que
desde 1992, con las reformas hechas al Artículo 27 de la Constitución
de los Estados Unidos Mexicanos, el expresidente Carlos Salinas de
Gortari abrió las puertas “a esto que hoy llamamos proyectos de
muerte: a toda la actividad minera y la extracción de hidrocarburos,
hidroeléctricas y parques eólicos”.
Los candados que aún les quedaban
en la Constitución para cometer el despojo contra los pueblos indígenas
los concretan en 2014, con la complicidad de todos los partidos
políticos y se da esta reforma que abre totalmente la puerta para el despojo de los bienes naturales y comunes de los pueblos, de las comunidades y de la biósfera, asegura.
En el caso de los aerogeneradores, como
están prendidos las 24 horas del día, generan vibraciones, hay un ruido
que lastima los oídos de las aves, de los mamíferos; ya no hay vacas
alrededor de esos parques, los animales pequeños ya se fueron, los
ahuyentan y generan enfermedades cardiovasculares por ese ruido
permanente que afecta todo el sistema nervioso. Lo quisieron vender como
una energía limpia e inocua y ya está muy documentado que provoca
daños.
Contralínea solicitó entrevista
con los representantes de Energía Eólica del Sur, a través de la
encargada de Comunicación Social, Marcela Treviño, sin que hasta el
momento se haya obtenido respuesta.
Los números del viento
De acuerdo con la Asociación Mexicana de
Energía Eólica (AMDEE), en México hay 2 mil 551 megavatios operando; y
se contempla incrementar para 2020 o 2022 a 15 mil.
La primera cifra se genera debido a la
presencia de 1 mil 570 generadores, a través de 31 parques eólicos, los
que han significado una inversión de 5 mil 100 millones de dólares.
En el país, los parques instalados se
encuentran en: Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco y Chiapas (con un
proyecto cada uno), el resto se concentra en Oaxaca.
La AMDEE indica en su portal electrónico
que “la energía eólica se considera una forma indirecta de energía
solar. Entre el 1 y 2 por ciento de la energía proveniente del sol se
convierte en viento, debido al movimiento del aire ocasionado por el
desigual calentamiento de la superficie terrestre. La energía cinética
del viento puede transformarse en energía útil, tanto mecánica como
eléctrica.
“La energía eólica, transformada en
energía mecánica ha sido históricamente aprovechada, pero su uso para la
generación de energía eléctrica es más reciente, existiendo
aplicaciones de mayor escala desde mediados de la década de 1970 en
respuesta a la crisis del petróleo y a los impactos ambientales
derivados del uso de combustibles fósiles”.
Se solicitó entrevista con el presidente de la AMDEE, José Adrián Escofet Cedeño, al cierre de la edición no se obtuvo respuesta
Fuente: Contralinea
Fuente: Contralinea