jueves, 30 de abril de 2015

Crecimiento lento / Mejoría en 2018 / Aspe se acomoda

Carlos Fernández-Vega / México SA
De por sí lenta, la economía mexicana, al igual que la de otras naciones latinoamericanas, deberá afrontar varios años de crecimiento relativamente lento y riesgos macroeconómicos potencialmente graves (entre ellos el aumento de tasas de interés en Estados Unidos), con lo que se fortalece la posibilidad de sumar el momento peñanietista al inventario de sexenios perdidos para la población nacional.

Así, nada distinto deberán esperar los mexicanos en comparación con los resultados de sexenios anteriores –concretamente el de los cinco previos al de EPN–, mientras las naciones de América Latina y el Caribe deberán tomar las previsiones del caso para evitar mayores sacudidas. En síntesis, año tras año el agujero se hace más profundo y no hay visos de solución en este mundo globalizado que en realidad depende mayormente de lo que suceda en un solo país.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) divulgó su informe El laberinto 2015: cómo América Latina y el Caribe puede navegar la economía global, en el que explica que el título se debe a un laberinto complicado por un conjunto de obstáculos económicos globales que la región debe superar con éxito para encontrar una salida apropiada y concretar perspectivas económicas más sólidas.
Detalla el BID que en materia de crecimiento de la región, y en ella México en especial, debe estar atenta a un primer obstáculo, que es la previsible alza de las tasas de interés en Estados Unidos que se verá acompañada por una política monetaria expansionista convencional y no convencional en Europa. Las políticas monetarias globales divergentes pueden ofrecer una oportunidad para un financiamiento continuado de bajo costo cambiando de dólares a euros, aunque los patrones históricos sugieren que para muchas de las empresas de América Latina y el Caribe es probable que esta oportunidad sea limitada y no sistemática, por lo que es probable que el resultado neto sea un aumento del costo del financiamiento.
Un segundo conjunto de obstáculos, estima, está relacionado con los balances de las empresas y el sector financiero. Los balances más débiles, el aumento de la emisión de bonos y las crecientes amortizaciones en dólares de Estados Unidos, justo cuando se espera una apreciación del dólar, podrían suponer a mayores riesgos y deberían vigilarse atentamente. Además, dado que estas empresas son los clientes de los sistemas financieros locales, puede que se produzcan efectos que repercutan en la estabilidad financiera. Por otra parte, a medida que aumenten las tasas de interés en Estados Unidos, empresas pueden extraer los activos líquidos para pagar obligaciones externas, creando presiones de financiamiento para los bancos. Por el momento los coeficientes de solvencia de los bancos son sólidos y se han mostrado notablemente estables, pero a medida que los bancos se ajusten para asegurar que se mantengan los amortiguadores de capital, es probable que se produzca un efecto de realimentación en la economía real.
Un tercer obstáculo es la posición fiscal de la región, que ha sido testigo de un periodo prolongado de expansión, impulsado en parte por la respuesta a la crisis financiera global y, quizá en algunos países, por costos financieros más bajos e ingresos más altos por materias primas. En los países que han alcanzado o se encuentran cerca del PIB potencial y con déficit fiscales estructurales relativamente grandes, es evidente que ha llegado la hora de introducir ajustes y, de hecho, algunos países ya han empezado a hacerlo. Para aquellos con brechas del producto negativas pero donde la deuda es relativamente alta y sigue aumentando, también es procedente un ajuste fiscal.
En aquellos países que dependen de las materias primas para los ingresos fiscales, el efecto neto de la reciente caída de los precios –especialmente los petroleros– pondrá de relieve la necesidad de ajustes en el gasto público. Comparada con otras regiones, América Latina y el Caribe sufre un retraso en términos de la eficiencia del gasto en varios ámbitos y los resultados se pueden mejorar con niveles de gastos similares, mejorando la definición de metas y aumentando el monitoreo, el control y la evaluación. Unas reformas apropiadas podrían realmente impulsar los ingresos y el crecimiento. Los productos primarios se volvieron cada vez más importantes para América Latina y el Caribe en lo relativo a las exportaciones, los ingresos fiscales y el empleo.
De acuerdo con el BID, las proyecciones señalan que los precios reales de las materias primas no volverán a los antiguos niveles de precios. Los precios del petróleo y, en menor medida, los precios del cobre, en realidad muestran que se podría producir una recuperación parcial, aunque en ambos casos se espera que sigan disminuyendo a corto plazo. Las caídas bruscas de los precios de las materias primas tendrán un impacto sustancial en las balanzas comerciales de numerosos países de la región. Aquellos que son importadores de materias primas y, en particular, de petróleo, ganarán, mientras que los exportadores verán que sus balanzas comerciales disminuyen o se vuelven más negativas.
También, puntualiza el BID, hay un riesgo creciente para la economía estadunidense, pues los datos recientes han sido relativamente volátiles. Las proyecciones suponen que el crecimiento anual de Estados Unidos llegará a aproximadamente 3.3 por ciento y luego empezará a disminuir hasta 2.7 por ciento en 2019. Las proyecciones de referencia también suponen que los precios del petróleo aumentarán progresivamente. Un escenario alternativo, en el que los precios del petróleo permanecen en sus bajos niveles actuales y la economía de Estados Unidos supera las expectativas hasta alcanzar media desviación estándar de crecimiento histórico, con esta alternativa, el crecimiento de la región sigue estando por debajo de la referencia, aunque el impacto de los precios del petróleo más bajos y un mayor crecimiento de Estados Unidos también tiene diferentes efectos en diferentes países.
Las rebanadas del pastel
Mientras la Reserva Federal da un respiro al nerviosismo (Carstens dixit) del gobierno mexicano, porque dicha institución reconoce algunos baches en la economía estadunidense y ello podría llevar a septiembre el alza de las tasas de interés, la siempre feliz familia salinista aumenta su área de influencia con el acomodo de Mónica Aspe Bernal (hija del señor de los mitos geniales) en la Subsecretaría de Comunicaciones… Besos y apapachos para la dueña de mis sistemas cardiaco y nervioso con motivo de otra velita en el pastel. ¡Salud!