
Nancy Flores - Contralinea
Madrid, España. A 7 años de iniciada una de las peores crisis económico-financieras globales, ningún Estado ha sido capaz de aplicar medidas reales para evitar la especulación en los mercados y, en consecuencia, una nueva catástrofe generalizada. Ello, a pesar de la gravedad que ha implicado el crack desatado en Estados Unidos en 2008, aún padecido, sobre todo, en el Continente Europeo.
Madrid, España. A 7 años de iniciada una de las peores crisis económico-financieras globales, ningún Estado ha sido capaz de aplicar medidas reales para evitar la especulación en los mercados y, en consecuencia, una nueva catástrofe generalizada. Ello, a pesar de la gravedad que ha implicado el crack desatado en Estados Unidos en 2008, aún padecido, sobre todo, en el Continente Europeo.
“No hay medidas porque en estos momentos
el poder de los gobiernos está sumamente mediatizado por las grandes
empresas financieras y no financieras, trasnacionales y grandes bancos,
como Goldman Sachs y JPMorgan, que son capaces de condicionar a un
político que en su programa electoral dice que va a cambiar eso”,
explica en entrevista con Contralínea Ricardo García Zaldívar,
doctor en economía y presidente de la Asociación por la Tasación de las
Transacciones Financieras y por la Acción Ciudadana-España (Attac
España).

Eso, recuerda, es lo que le sucedió a
Barack Obama: “Cuando hizo la campaña [presidencial], la crisis ya había
estallado. La gente votó, pero cuando intentó regular esto para que no
volviera a ocurrir, no lo consiguió”.
La ausencia de esas medidas es un factor
determinante para una futura crisis similar o peor a la ocurrida con los
activos tóxicos de hipotecas-basura de Wall Street en 2008, porque no
se trata de situaciones anormales, sino periódicas, estima el
economista.
La diferencia entre una crisis y otra es
la profundidad de sus efectos negativos: “En este caso fue muy profunda,
casi tan profunda como la que hubo a finales de la década de 1920,
también por el crack financiero”, indica el también académico de la Universidad Carlos III de Madrid.
A pesar de que su origen fue la
especulación del sector financiero, el economista observa que éste no
sufrió las consecuencias negativas que sí padecen las mayorías: “Lo que
ha producido la crisis en Estados Unidos es todavía más concentración de
poder en el mundo financiero: antes habían siete grandes bancos, ahora
quedan tres; más concentración en el mundo productivo; y, sobre todo,
más concentración en los poseedores de grandes cantidades de capital en
forma de dinero o activos, que perdieron en su momento pero que se las
ingeniaron para que inmediatamente [ganaran]. Ahora ya los valores de la
bolsa han vuelto a subir en Estados Unidos, pero la crisis puede volver
a ocurrir dentro de 5, 10 o 15 años. Volverá a ocurrir si no se cambia
esto”.

El poder de quienes encabezan el sistema
capitalista neoliberal es tan omnipresente que los sistemas políticos
que tenemos ahora mismo no son capaces de frenarlo, resume el doctor
García Zaldívar. “Si hablamos de una sociedad capitalista es porque la
actividad de las personas se reparte entre los que tienen y los que no
tienen capital. Y los que tienen son muy pocos”.
Para Xavier Caño Tamayo, escritor y activista de Attac, la situación que aún enfrentan los países europeos por ese crack
no tiene salida. “Se debe comprender que la clase dominante se está
quedando con la renta de la clase trabajadora por la vía de la llamada
devaluación interna, que es la rebaja salarial, y de los servicios
públicos: la sanidad, la educación, la atención social, etcétera. Eso en
la medida en que lo privatizan, en que le ponen peros para que el
Estado lo desarrolle, va a parar a la clase dominante. Sencillamente es
una absorción de rentas, y como ése es su beneficio, no hay la menor
posibilidad de que la crisis se resuelva: ni los gobiernos van a
enfrentarse, porque están a su servicio, ni la clase dominante tiene la
voluntad de cambiar esta situación, porque está en el ADN del capitalismo: necesitan tener cada vez más beneficios”.
Caño Tamayo indica: “Yo utilizo la
expresión saqueo en lugar de crisis: es un saqueo porque se apropian de
los bienes y derechos de las clases trabajadoras en beneficio de muy
pocos”. El también periodista estima que los recortes al gasto público
siempre son vulneraciones de derechos y que lo que se vive en la
actualidad es simplemente la respuesta lógica del capitalismo.

Deuda fortalece mercados
La rápida concentración de poder en el
sector financiero se dio gracias a la intervención de los gobiernos.
Tanto en Estados Unidos como en Europa se dieron, por una parte, los
rescates directos a la banca y, por otra, la inyección de recursos
públicos triangulados.
Al respecto, el escritor Xavier Caño
refiere que el sector financiero redescubrió que el negocio está en la
deuda. “Por cada dólar de las acciones que se refiere a la economía
productiva de bienes o servicios hay 60 dólares en la economía
especulativa: compra-venta de humo de títulos, de bonos”.
Agrega que se trata de todo tipo de
deuda, desde los multimillonarios créditos que contratan los gobiernos,
hasta la deuda de los ciudadanos con el sector bancario.
“Ésa es la auténtica rigurosidad de la
nueva crisis: una toma de postura por parte de la clase dominante, de la
clase capitalista, de la minoría, en su propio beneficio con la
absoluta complicidad de los gobiernos, salvo la excepción en América
Latina de Bolivia, Venezuela, Uruguay, Argentina. El resto está al
servicio total de las elites económicas.”
Por ello, el activista de Attac observa
que esta crisis es sencillamente que la clase dominante no quiere de
ningún modo dejar de percibir sus beneficios, pero esto sólo es a costa
de absorber las rentas de las clases trabajadoras. El 1 por ciento
contra el 99 por ciento de la población mundial.
Así es como se explican las primeras
inyecciones de liquidez y los avales y garantías que los Estados
ofrecieron a los bancos tras la crisis de Wall Street: para rescatarlos,
los gobiernos de Estados Unidos y Europa les inyectaron 1 billón de
dólares.

Burbujas financieras
El doctor García Zaldívar indica que la
crisis general que aún enfrentan los países europeos es típica del
sistema capitalista neoliberal, producida por las llamadas burbujas.
Éstas tienen que ver con el funcionamiento de los mercados: hay una
demanda extraordinaria, que no necesariamente es real sino que puede ser
especulativa, y por ello los precios suben, se inflan; eso hace
concentrar la riqueza en pocas manos porque esos procesos no crean
riqueza, sólo se apropian de ella.

Al respecto, recuerda el economista, en
el sistema todo se mide monetaria-mente: “Si yo creo que tengo una
riqueza de, por ejemplo, 2 millones de dólares, cómo es que calculo esos
2 millones que no tengo en la mano: tengo una casa que vale 800 mil
dólares, pero por qué esa casa vale eso, pues porque en este momento en
el mercado hay gente que la compraría en 800 mil dólares, pero mañana,
de repente, ya no hay esa persona, y lo más que podría conseguir son 300
mil o 150 mil dólares. Qué ha pasado con esa diferencia: no existía,
era virtual. Eso mismo pasa con los activos financieros de Apple o de
ExxonMobil: creo que mi patrimonio es de 500 mil dólares, pero de
repente mañana las acciones se desploman y resulta que yo, o una
empresa, no tengo ese dinero. Eso es lo que pasó en 2008 a nivel
mundial”.
Cuando se producen las burbujas, expone Ricardo García Zaldívar, lo que hay primero es un crack
financiero: los valores se hunden y las empresas que creían que tenían
un patrimonio resulta que no lo tienen. Las primeras empresas que
cierran son las financieras, pero inmediatamente eso se traslada a
empresas no financieras, a las productivas. Éstas empiezan a quebrar
porque la demanda general se contrae. “Ésta es la situación que ocurrió
en Estados Unidos y que ahora mismo está, por ejemplo, dentro de países
como España, Grecia, Portugal, Italia, Francia. Es decir que es una
situación en la cual estamos para no vivirla”.
Y es que, dice, hay países cuya economía
depende de que los centros de poder, los países ricos, tengan capacidad
de compra. Lo que ocurre con una crisis en el corazón del sistema es una
crisis en todo el planeta, porque las importaciones y las
exportaciones, es decir, el comercio exterior desciende.
Posible, cambiar el sistema
Entrevistados por separado, García
Zaldívar y Caño Tamayo coinciden en que es posible cambiar el sistema
capitalista neoliberal por uno justo, aunque ambos refieren que eso será
posible a largo plazo.
En el mundo siempre ha habido procesos en
los cuales han ocurrido cambios bruscos, a los que se les llama
revoluciones. En un momento dado el poder establecido no aguanta a pesar
de que tiene todo el poder, explica García Zaldívar. Sin embargo, dice,
las revoluciones producen mucho sufrimiento a los más débiles: son
cambios muy bruscos que implican durante mucho tiempo una gran
inseguridad.
Por ello, detalla, hay muchas voces que
claman que con violencia no se consiguen los cambios, que éstos se deben
lograr en forma pacífica cuando se producen grandes manifestaciones de
contrapoder, porque la gente no está dispuesta a seguir admitiendo esto.

El doctor en economía opina que hay que jugar con las contradicciones del sistema: ésta es una jungla entre empresas capitalistas y entre países que buscan la hegemonía y su interés particular.
“Hemos vivido en una fase en la que
teníamos una especie de pax romana: hay un imperio y al que levanta la
mano se la cortan; y eso es la paz. No hay posibilidad de rebelión. Todo
eso por qué: porque efectivamente a partir de la década de 1970 y de
forma más acentuada después de la caída del muro de Berlín, el
capitalismo se ha globalizado: el capital es capaz de llegar a China y
decir ‘qué bien: mano de obra organizada, barata. Meto aquí tecnología,
meto capital y éste va a ser el nuevo taller del mundo’, pero eso no es
estable, ahí hay contradicciones. Y esas contradicciones son las que
hacen jugar, las que hacen mover el tablero. Entonces, desde una perspectiva de cambio se tiene que hacer el análisis lo más fino posible para saber cómo jugar y cómo hacer que esas contradicciones jueguen a favor de la mayoría.”
Xavier Caño ejemplifica ese juego
político con el caso de Podemos: “El cambio es posible y el cambio se
puede dar si la gente se pone de acuerdo. Hay una cosa que parece muy
local, pero no es tan local: hace 1 año nadie hubiera previsto que de un
grupo iniciado y liderado por unos cuantos profesores universitarios
que son amigos, compañeros de la facultad, surgiera un movimiento que en
4 meses y con sólo 100 mil euros, consiguieran cinco eurodiputados, y
que 4 meses después de las [elecciones] europeas, en las encuestas en un
avance teórico de las generales [de 2015] en España les dé 40 diputados
[en las preferencias]. El grupo que se llama Podemos y que ha
transmitido un mensaje: nosotros, la gente, somos importantes. Somos la
gente la que tiene que decir las cosas. Nadie había previsto eso”.
Sobre la urgencia de soluciones para
países que enfrentan crisis humanitarias como México, el doctor García
Zaldívar reflexiona: “El problema es que cuando la injusticia se vive en
propia carne y de forma tan dramática como se vive en algunos sitios,
lo que se quiere son soluciones urgentes y radicales. Y esas soluciones
urgentes y radicales desgraciadamente no existen. Lo único que podemos
decir es que algunas medidas y políticas que se toman van en buena
dirección o van en dirección contraria. Y, desgraciadamente, muchas de
ellas van en dirección contraria”.
Nancy Flores, @nancy_contra/enviada
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