Magdalena Gómez - Opinión
Contra todas las evidencias que
muestran la fragilidad de la tesis de la incineración en el basurero de
Cocula, Guerrero, de los 43 normalistas desaparecidos, el ocupante de
Los Pinos no parece dispuesto a honrar su retórica de que investigarán
con su compromiso con su estado, con su comunidad y con sus propias familias hagamos un esfuerzo colectivo para que vayamos hacia adelante y podamos realmente superar este momento de dolor. La protesta de las madres y padres de los jóvenes desaparecidos fue inmediata. Como lo fue para aceptar el resultado del estudio practicado a una de las muestras enviadas a los laboratorios de Austria que identificó los restos de uno de los estudiantes, Alexander Mora Venancio, en especial porque fue transmitido a través del equipo forense argentino, el cual, sin embargo, colocó un punto clave: no les consta que dicha muestra provenga del basurero de Cocula; ellos no recogieron las muestras, sólo se las entregaron. La Procuraduría General de la República (PGR) eludió comentar al respecto y señaló que hay nuevos elementos. En los hechos está asumiendo que su tesis se fortaleció con la identificación de uno de los estudiantes. Tampoco respondió ante el estudio de expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de que es imposible probar científicamente la hipótesis de la PGR en el sentido de que los 43 alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa fueron quemados hasta las cenizas en un basurero municipal.
Seguramente se escudan en que éste no es una prueba pericial y, sin
embargo, tendrían que darle cabida si los abogados de los familiares la
presentan como tal en acuerdo con los autores del estudio. Las
movilizaciones solidarias con la exigencia de justicia se han
incrementado, pero coexisten con el ánimo dentro y fuera del gobierno de
tope en lo que tope. En cambio, mostró su aspiración escapista cuando el pasado 4 de diciembre en Acapulco, Guerrero, afirmó:
Quiero convocarles para que con su capacidad,
con su compromiso con su estado, con su comunidad y con sus propias familias hagamos un esfuerzo colectivo para que vayamos hacia adelante y podamos realmente superar este momento de dolor. La protesta de las madres y padres de los jóvenes desaparecidos fue inmediata. Como lo fue para aceptar el resultado del estudio practicado a una de las muestras enviadas a los laboratorios de Austria que identificó los restos de uno de los estudiantes, Alexander Mora Venancio, en especial porque fue transmitido a través del equipo forense argentino, el cual, sin embargo, colocó un punto clave: no les consta que dicha muestra provenga del basurero de Cocula; ellos no recogieron las muestras, sólo se las entregaron. La Procuraduría General de la República (PGR) eludió comentar al respecto y señaló que hay nuevos elementos. En los hechos está asumiendo que su tesis se fortaleció con la identificación de uno de los estudiantes. Tampoco respondió ante el estudio de expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de que es imposible probar científicamente la hipótesis de la PGR en el sentido de que los 43 alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa fueron quemados hasta las cenizas en un basurero municipal.
dar vuelta a la página, que es la traducción del
supérenlode Peña Nieto.
El presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco) declaró que
para mí, (los estudiantes) están muertos, porque si encontraron los restos de ADN de uno de ellos en el basurero, es por lógica que, si desaparecieron 43 juntos, la conclusión final es que los otros 42 están ahí también (...). Esperemos que con la aparición de otro muchacho, otros dos o tres, pudiéramos concluir para cerrar esa página.
En marcado contraste, el detallado informe no oficial de Anabel Hernández en la revista Proceso (14/12/14) muestra la participación tanto de la Policía Federal como del Ejército, factor central que ha sido ignorado en la investigación de la PGR.
Con toda razón las madres y padres han señalado desde el
inicio de la investigación que el Estado ha buscado a sus hijos muertos,
no vivos, y no sólo eso: se ha insistido en que la responsabilidad de
los hechos no debe colocarse sólo en el grupo delictivo y en los
policías municipales sin que hasta ahora se les consigne por
desaparición forzada. Este contexto ha generado fuertes reacciones del
movimiento social, concretamente de los maestros de la Ceteg y los
normalistas, apoyados en ello por las madres y los padres de los
estudiantes desaparecidos.
En días recientes éstos acudieron al Senado y solicitaron la
desaparición de poderes en Guerrero y la suspensión de elecciones en
2015. Al aumentar las acciones y demandas en terrenos vitales para la
clase política se colocó una agenda que ciertamente contrasta con la de
justicia y aparición con vida de los normalistas; en última instancia
entraña la disputa por la construcción de nuevas formas de organización,
como los concejos municipales. La dimensión de confrontación ha
generado reacciones, una de ellas la del secretario de Marina, almirante
Vidal Francisco Soberón Sanz:
Llama mucho la atención ver a actores o agrupaciones que se dediquen a tratar de desacreditar lo hecho por el gobierno federal, y me enoja más todavía que manipulen a los padres de familia, manipulen a esta gente, porque eso es lo que están haciendo.
De nueva cuenta las madres y padres se defendieron. Un discurso así
agrega leña al fuego; apenas dos días después del tercer aniversario de
los asesinatos impunes de los normalistas de Ayotzinapa Jorge Alexis
Herrera y Gabriel Echeverría, cometidos por policías federales y
estatales en la Autopista del Sol, tuvo lugar un enfrentamiento en
Chilpancingo con la policía federal; de nueva cuenta el gobierno niega
la responsabilidad de su agrupamiento, mientras la Coordinadora Estatal
de Trabajadores de la Educación en Guerrero (Ceteg) y los normalistas
denuncian la agresión.
Antes que dar vuelta a la página se abren nuevas. El riesgo para el
movimiento social es que, en efecto, la ampliación estratégica de su
agenda, en los hechos, le resulte funcional al gobierno para evadir lo
que lo tiene en jaque frente al mundo: la aparición con vida de los
estudiantes de Ayotzinapa y castigo a los responsables.