lunes, 27 de octubre de 2014

Tiemblan precios petroleros / Erario: ¿ataque de nervios? / Ronda uno: traje a la medida

Carlos Fernández-Vega / México SA
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Por si algo le faltara al de por sí sacudido ambiente nacional, a lo largo del presente año el precio promedio del petróleo mexicano de exportación –uno de los pilares de las finanzas públicas– ha caído a niveles no registrados desde 2010. Con todo, para 2015 el Ejecutivo y el Legislativo se aferran a una cotización que, todo indica, tarde que temprano afectará al presupuesto federal para ese año.
Tan sólo en lo que va de octubre de 2014 el precio de la mezcla mexicana de exportación ha caído en casi 10 dólares por barril, y el promedio mensual (hasta el pasado día 24) se redujo a 78.15 dólares, es decir, 15.5 por ciento menos (igual a 14.36 billetes verdes) que a comienzos del año.
A mediados de 2014 en el aparato financiero del sector público respiraban con tranquilidad, porque el 12 de junio el precio de la mezcla mexicana alcanzó 101.13 dólares por barril, y para el día 20 de ese mismo mes todavía subió a 102.41 billetes verdes, muy por arriba del promedio anual considerado en el presupuesto de egresos de la federación para 2014.
Sin embargo, a partir de allí comenzó el descenso sostenido hasta llegar a 78.15 dólares el pasado viernes, de tal suerte que en apenas cuatro meses la caída ha sido de 23.7 por ciento, o lo que es lo mismo 24.26 billetes verdes por barril, en un ambiente donde la economía de por sí no reacciona y el panorama nacional e internacional está más que enrarecido.
En este ambiente, La Jornada (Israel Rodríguez) informa que en el tercer trimestre de 2014 Petróleos Mexicanos registró una pérdida neta de 59 mil 717 millones de pesos, con lo que acumula en el año un deterioro de 147 mil 966 millones de pesos, de acuerdo con la estadística de la propia ex paraestatal.
Las pérdidas de Pemex registradas entre julio y septiembre de este año fueron superiores en 52.3 por ciento, equivalente a 20 mil 600 millones más y se comparan desfavorablemente con las registradas en el mismo periodo del año anterior, cuando alcanzaron 39 mil 199 millones de pesos. La ahora empresa productiva de Estado, lejos de aliviarse su onerosa carga fiscal, tuvo que pagar impuestos, derechos y aprovechamientos por 197 mil 44 millones de pesos, monto superior en 43 por ciento o 59 mil 718 millones más que la utilidad obtenida por 137 mil 326 millones de pesos (ídem).
Según Pemex, la pérdida neta fue causada por una disminución en el rendimiento de operación, incremento en intereses y mayores costos de financiamiento, resultado principalmente de una devaluación del peso y del euro respecto del dólar. También por un menor volumen de producción y exportación de crudo y una variación cambiaria desfavorable, la reducción en la cotización internacional de la mezcla mexicana de petróleo, y una pérdida en la valuación del precio de las acciones de la petrolera española Repsol disponibles para su venta y una caída en el rendimiento de operación.
Con todo, los genios de las finanzas nacionales y los inquilinos de San Lázaro consideran que la reducción de apenas un dólar al precio promedio de la mezcla mexicana (de 82 a 81 billetes verdes por barril) resulta más que suficiente para que en 2015 sus números cuadren.
En otro orden, al Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN), del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que en septiembre pasado la información oficial arroja que la tasa de desocupación fue de 5.1 por ciento en términos anuales, alrededor de 0.2 puntos más baja que la observada durante el mismo periodo de 2013, de tal suerte que el mercado laboral se mantiene prácticamente congelado.
Esa aparente reducción se debe a que la estructura de la población desocupada se ha mantenido prácticamente sin cambio con respecto a septiembre de 2013. Al analizar la información por estado, resalta el hecho de que 16 entidades federativas registraron una tasa de desocupación por encima de la media nacional, donde el Distrito Federal alcanzó 7.4 por ciento, el nivel más alto del país. Adicionalmente, Nuevo León (5.6 por ciento), Jalisco (5.9), el estado de México (6.1) exhibieron tasas de desocupación significativas, lo cual es materia de preocupación, ya que dichas entidades son las de mayor participación en la economía nacional. En síntesis, las entidades de la República con mayor contribución al PIB se encuentran en la lona.
En lo que respecta a los antecedentes laborales, detalla el CIEN, el personal con experiencia representa el 89 por ciento del total de los desocupados, cifra similar a la que se obtuvo en septiembre del año pasado. Adicionalmente, las personas que poseen educación media superior y superior representan 41.4 por ciento de los desocupados. Por ello es necesario generar plazas que requieran un alto grado de especialización y una aportación reconocida y remunerada adecuadamente, lo cual nos llevaría sin duda al camino de un desarrollo económico viable.
En materia de subocupación por actividad económica, los servicios registraron una leve mejora con respecto al año pasado (33.4 por ciento en 2014 comparado con 34.7 de 2013), pero todavía se ubican como la actividad que agrupa el mayor número de subocupados. En segundo lugar se encuentra el comercio con 21.3 por ciento del total de la población subocupada. Lo anterior podría explicarse debido a la degradación que han sufrido los salarios en las actividades comerciales, ya que las remuneraciones reales en el comercio al por menor cayeron 4.1 por ciento en agosto a tasa anualizada, acumulando en el año una pérdida de 0.3 por ciento con respecto al mismo periodo del año pasado; por su parte, las remuneraciones del comercio al por mayor acumulan un aumento de 2.3 en lo que va del año, sin embargo, en agosto sufrieron una caída de 3.6 en términos anuales.
Entonces el triunfal México en movimiento es más que obvio.
Las rebanadas del pastel
La Coparmex se queja amargamente, porque los lotes no convencionales que se presentaron este viernes a la inversión privada nacional y extranjera son demasiado grandes para la capacidad del empresariado nacional, por lo que deberían fijarse proporciones más adecuadas. Se trata de las asignaciones propuestas por la Secretaría de Energía en la llamada ronda uno, pero el sindicato patronal olvida que la reforma energética por él apoyada es un traje a la medida para el capital foráneo. En el mejor de los casos al doméstico le dejarán las sobras, si bien va.