viernes, 18 de julio de 2014

Surgen testimonios de inhumaciones clandestinas en albergue de Zamora

FotoRevelan internos presuntas inhumaciones clandestinas
Confirman reporteros las pésimas condiciones del albergue
La parte donde duermen los menores se asemeja a una prisión
Ernesto Martínez Elorriaga | Corresponsal | Periódico La Jornada | Viernes 18 de julio de 2014, p. 3
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"Más que una cárcel, esto es una perrera", señaló un niño de unos 10 años de edad durante el recorrido que varios medios informativos realizaron por la casa hogar La Gran Familia. Foto: Ignacio Juárez


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En uno de los cuartos de la casa hogar se encontraron unos ataudes, además de gran cantidad de escombros, basura y ropa regada por el piso. Foto: La Jornada

Zamora, Mich., 17 de julio.- Hacinados en un edificio de tres pisos, que presenta graves deficiencias de construcción y diseño, la mayoría de los cerca de 600 habitantes de la casa hogar La Gran Familia han tenido que tolerar maltratos, golpes, castigos, humillaciones y miseria.

Hay mujeres y niños que han sido víctimas de abusos sexuales y violaciones. Pero lo más grave es que fueron privados de su libertad, y también hay testimonios acerca de posibles inhumaciones clandestinas.

Dos días después de que fuerzas policiacas y militares ocuparon el albergue mediante orden de cateo, algunos medios informativos, entre ellos La Jornada, tuvieron acceso al lugar. En un centenar de cuartos, con una extensión máxima de 20 metros cuadrados, se distribuyen las sucias literas.

El albergue tiene dos patios. El de acceso está presentable, tiene dibujos en los muros y una pequeña sala de música, denominada Alberto Sahagún en honor a la familia benefactora. Los invitados no rebasaban ese espacio.

Al patio trasero, donde están el edificio y las habitaciones de niños y jóvenes, se ingresa por una pequeña puerta de metal, como si fuera cárcel. Había control estricto de entradas y salidas. El albergue permanece resguardado por decenas de policías y militares.

Un niño de unos 10 años y otro de cinco buscaban algo de valor en una habitación, entre la basura, cajas y ropa regada en el piso. Al preguntarles si se sentían prisioneros, el mayor respondió: Más que una cárcel, esto es una perrera.

El más pequeño dijo: Aquí nos pegan y nos encierran. Nos dan comida apestosa. El más grande lo interrumpió: Yo le pido a Dios que me deje salir de este lugar porque nos lastiman y no nos quieren.

Pequeñas cajas de muerto

En dos días de intenso trabajo, los equipos de limpieza han sacado 30 toneladas de basura. La fetidez invade el ambiente. Los niños deambulan, algunos juegan futbol y otros se animan a tocar algún instrumento musical.

Rosa del Carmen Verduzco (Mamá Rosa), directora de La Gran Familia, detenida el pasado martes a las nueve de la noche, seguía hoy en observación por un padecimiento cardiaco, según reportes del hospital San José.

Niños, adolescentes, jóvenes y algunos adultos recluidos en el albergue dicen que algunos abusos tuvieron desenlace fatal.

Algunos aseguraron que en el terreno baldío de la parte trasera de la casa hogar fueron enterrados varios menores y fetos de adolescentes que abortaron. En dos habitaciones se constató que había cuatro ataúdes.

Víctor Verduzco, de 54 años, fue entregado a Mamá Rosa junto con tres de sus hermanos cuando tenía seis meses. Escapó a los ocho años y recuerda que ellos fabricaban pequeñas cajas de muerto de madera.

Decían que a unos los enterraban en el patio de atrás y a otros en el panteón municipal. No entendí por qué.

Vivió años en la calle. Ahora reside en Guadalajara, es mecánico y tiene familia. Deseo que se haga justicia, porque aquí viví una pesadilla, afirmó Víctor.

Fátima Trejo Vázquez tiene 23 años. Acudió al albergue porque quería dejar las drogas y estudiar para atender a su hija de dos años de edad. Sólo salgo cuando nos pagan por labores de limpieza, dice. Nos dan 200 pesos al mes, nos llevan a una tienda de aquí cerca y luego nos vuelven a meter.

Señaló que no tiene nada contra Rosa Verduzco, pero sí contra su ayudante Luis Gerardo Bretado Reyes, quien con la promesa de que iba a dejarla en libertad le pidió tener relaciones sexuales. Cuando vi que no hacía nada por sacarme, me negué a estar con él, pero me golpeaba fuertemente y más cuando se enteró de que estaba embarazada.

El hombre le pidió que abortara y por eso la golpeaba con saña. Estuve dos veces a punto de morir. En una ocasión se metieron unos compañeros para quitármelo de encima. Nos amenazó de muerte a mí y a la niña. Si no hubiera entrado la policía, no sé qué nos hubiera pasado.

Su hija mayor tiene siete años y la menor año y medio. Fátima es originaria de Uruapan, pero nunca le interesó a su familia. Sabe que su mamá tiene 15 hijos. Antes me drogaba, pero quise dejar esa vida; por eso vine aquí, para estudiar. Terminé la preparatoria y quiero sacar adelante a mis hijas.

Una semana en el Pinocho

Luis Gómez comentó que durante una semana lo encerraron en el cuarto de castigo llamado Pinocho, porque cortó a uno de sus compañeros. Unas veces me daban de comer y otras no. Me la pasaba aburrido, sin hacer nada, acostado y a ratos dormido. Tiene 21 años, lo trajeron de 10 del DIF Guadalajara. No conoció a sus padres.

José González, de 16 años, dijo que llegó a ver cómo los custodios abusaban sexualmente de los más pequeños. “Mamá Rosa se hacía la desentendida, pero a veces, por miedo, los niños y las muchachas negaban que eran violados”.

Carlos Pantoja nació en Morelia hace 18 años. A los 10, su padre lo llevó al albergue por su mal comportamiento. Me escapé en tres ocasiones y volví a casa, pero mi papá me regresó a putazos. Está separado de mi mamá y no quiere saber nada de mí.

Mamá Rosa lo mandaba a recoger cheques de la gente rica de Zamora. Dice que no entendía por qué la responsable de la casa hogar guardaba dulces, juguetes, ropa, medicamentos y comida que muchas veces se echaba a perder, en lugar de repartirlos.

Leticia Castillo Múgica, de 39 años, es oriunda del estado de Morelos. Su familia sufrió un accidente automovilístico y sólo ella sobrevivió. Indicó que cuando tenía 11 años el sicólogo Ricardo la llevó de Toluca con Mamá Rosa. Afirmó que ha sido golpeada y que no la dejan salir para buscar a sus familiares. Por el trabajo que realiza en el albergue le daban 400 pesos mensuales.

Esta mañana la presidenta municipal de Zamora, Rosa Hilda Abascal, visitó el albergue. Después dijo a los reporteros que toda la ciudad está consternada por las revelaciones.

“Nosotros conocimos una parte de La Gran Familia, tenía un coro extraordinario y una orquesta de primer nivel; conocíamos la labor de Mamá Rosa y hoy estamos conociendo otra parte que nos obliga a reconstruir y a trabajar”.

Fuente: La Jornada