El Correo Ilustrado-La Jornada
El 20 de julio se aprobaron en
el Senado las leyes de Pemex y de CFE, que de hecho significan en un
futuro no muy lejano, lamentablemente, su casi desaparición, pues aunque
en el discurso se les pondrá a competir con los pesos pesados
trasnacionales, en la realidad lo harán con las manos atadas, los ojos
vendados y los bolsillos vacíos, por todos los candados que les ponen a
las leyes secundarias, sobre todo la de Ingresos sobre hidrocarburos y
de presupuesto.
Las iniciativas presidenciales eran omisas, ambiguas, y desconocían
los derechos de petroleros y electricistas de Pemex y CFE, y los
dirigentes oficialistas de sus sindicatos fueron aún más omisos,
callados y entreguistas en la defensa de los derechos de los
trabajadores que dicen representar. Pero que gracias a las denuncias de
algunos sectores de trabajadores y al apoyo de senadores del PT,
encabezados por Manuel Bartlett y Layda Sansores, logramos incluir en la
versión final de las leyes enunciadas el respeto a los derechos de los
trabajadores activos, jubilados y pensionados, petroleros y
electricistas, así como el respeto a los contratos colectivos, cosa que
nunca hicieron los dirigentes oficiales.
Lo que sigue es luchar por ampliar la protección a los compañeros del
SME y de estos derechos por medio de la movilización en el dictamen de
la Cámara de Diputados y en la calle y lucha diaria para que se haga
realidad, pues no se ha tomado en cuenta la situación laboral de los
institutos de investigación del sector energético.
Por el Comité Nacional de Estudios de la Energía, Francisco Javier Carrillo, Mario Galicia y Heberto Barrios