lunes, 9 de junio de 2014

Salud para los pueblos de la Montaña de Guerrero, su siguiente reto

El pueblo de San Marcos da sus primeros pasos para solucionar su demanda de atención médica, ante la falta de atención agravada por el paso del huracán Manuel
9 junio 2014 | Edith Na Savi | Desinformémonos.org
San Marcos, Guerrero. En San Marcos, poco a poco avanza una iniciativa para crear su propia Casa de Salud Comunitaria, administrada por el pueblo. Es una alternativa a la pésima atención gubernamental, incapaz de generar programas enfocados a la atención con calidad para los pueblos ñuu savi, nauas y me’phaa de la Montaña de Guerrero.
San Marcos, ejido de Zitlaltepec, es una comunidad ñuu savi perteneciente al municipio de Metlatónoc que se dio a conocer en 2013, a raíz del desastre natural que provocó el huracán Manuel tras su paso por la montaña. Las intensas lluvias provocaron un gran desgajamiento del cerro, lo que causó la muerte de cuatro personas, incluyendo a tres menores de edad.

Más de ocho meses, después, la reconstrucción de viviendas es casi nula, a pesar de todas las promesas de las autoridades municipales. Las cuestiones de salud son todavía peores, pues ni siquiera existe una propuesta concreta del gobierno. Durante la contingencia no hubo atención médica, ni brigadas de emergencia para prevenir un brote de enfermedades respiratorias o gastrointestinales, que se presentaron en la comunidad en los meses posteriores.




Dos pueblos, dos historias de falta de atención

Los pueblos de San Marcos, municipio de Metlatónoc, y Yosondakua El Nuevo, municipio de Cochoapa El Grande, pertenecen a la región conocida como Montaña de Guerrero, habitada actualmente por los pueblos indígenas ñuu savi(mixteco), naua y me’phaa (tlapaneco). Tienen en común las condiciones en las que viven, y que ambos son considerados municipios de muy alta marginación. Por un tiempo, Metlatónoc fue considerado como el municipio de menor índice de desarrollo humano en el informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre Índices de Desarrollo Humano a nivel municipal en 2004. Esto generó la atención mediática, con el presidente Vicente Fox y otros funcionarios visitando por primera vez al pueblo “más pobre” de todo el país.

Al crearse el nuevo municipio de Cochoapa El Grande, en 2005, éste desplazó a Metlatónoc y ocupó el primer lugar en marginación, en menor índice de desarrollo con niveles comparados a los de países en África. Ahora es el municipio que los altos funcionarios bombardean de infraestructura y ponen de ejemplo por los programas “de atención a los pueblos”, como la Cruzada Nacional Contra el Hambre y todo el paquete, que incluye la construcción de viviendas a base de paneles, estufas de ahorro y los programas Piso Firme y Oportunidades.




La salud en San Marcos

San Marcos, ejido de Zitlaltepec, es una comunidad ñuu savi perteneciente al municipio de Metlatónoc que se dio a conocer en 2013, a raíz del desastre natural que provocó el huracán Manuel tras su paso por la montaña. Las intensas lluvias provocaron un gran desgajamiento del cerro, lo que causó la muerte de cuatro personas, incluyendo a tres menores de edad.

Más de ocho meses, después, la reconstrucción de viviendas es casi nula, a pesar de todas las promesas de las autoridades municipales. Las cuestiones de salud son todavía peores, pues ni siquiera existe una propuesta concreta del gobierno. Durante la contingencia no hubo atención médica, ni brigadas de emergencia para prevenir un brote de enfermedades respiratorias o gastrointestinales, que se presentaron en la comunidad en los meses posteriores.

Los niños tuvieron problemas de salud, respiratorios, gastrointestinales y erupciones en la piel. La atención se las dio la propia familia con remedios. Ante la exigencia de atención, los funcionarios respondieron que la gente podía acudir a la clínica en Zitlaltepec, a dos horas de camino a pie, sin considerar los caminos destruidos y la falta de equipo y personal, pues sólo atiende una pasante de enfermería, que de vez en cuando visita la comunidad para alguna campaña de vacuna ó para las pláticas de Oportunidades.

Doña Petra, de 57 años, relata que ella fue porque le dolía mucho el estómago y tuvo diarrea por varios días. “La señora que da pastillas me dio una caja para tomar dos veces al día, pero no se me quitó y empecé a vomitar. El doctor es muy enojón, nos grita porque no entendemos español, y la enfermera a veces grita y no quiere darnos la pastilla”, relata.

El centro de salud en Zitlaltepec tendría que atender a más de 14 pueblos que conforman el ejido, pero apenas y llegan a los más cercanos porque el camino no está en condiciones y el médico aparece, si les va bien, una vez por semana.

Recientemente, una mujer tuvo que ser trasladada a Tlapa con la ambulancia de la Policía Comunitaria de Zitlaltepec. “No había nadie en la clínica, ella quería nacer su hijo, namás que le faltaba todavía, le dolía mucho y estaba mal. Unos que pasaron –médicos, creo-, le dijeron que mejor se la llevaran a Tlapa. Cuando llegó allá, su bebé ya se había muerto en su panza”, denuncia Soledad, una mujer de 32 años.

Don Nachito es un abuelo de 75 años, originario de San Marcos, que espera que algún médico lo revise. No puede caminar, pues tiene una fractura en el tobillo derecho resultado de caminar de noche por el cerro, con una visión que empezó a perder desde hace tres años. La enfermera de Zitlaltepec le dio unas gotas, que son para limpiar los ojos del polvo.

“Aquí vino un doctor, se llama Euclides, re buena gente, muy amable y nos dio consulta a todos los del pueblo, niños, señoras, abuelitos. No es del gobierno, es un apoyo de su organización, es de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Yo fui a una reunión a México a que la gente se enterara de que a San Marcos ni el doctor viene. Queremos tener un doctor de planta en la comunidad, porque Zitlaltepec nos queda lejos y San Marcos está grande”, reclama la señora Obdulia, quien considera que es mejor tomar el asunto en sus propias manos.




En Yosondakua, en lo cotidiano, hay una lucha constante de la familias ñuu savi por el alimento, la salud y la educación. Aquí “la tierra no da”, relata don Justo, uno de los fundadores de la comunidad, lo que atribuye a que viven en tierras frías, justo bajo la montaña de Yukú Samí (Cerro de la garza).

Cuando alguien enferma, tienen que buscar la manera de curarse. A veces soportan el dolor porque no tienen dinero para irse a alguna cabecera municipal (Metlatónoc, Cochoapa o Tlapa de Comonfort). Los gastos corren por cuenta de los familiares, pues de nada sirve tener el Seguro Popular- al no pertenecer al municipio, les niegan el servicio.

Doña Alejandrina acusa que “cuando vamos a Cochoapa nos dicen que en Cahuañaña, un pueblo a media hora de Yosondakua, hay un centro de salud. Les decimos que no nos quieren atender, y mejor nos vamos a Metlatónoc. Allá nos contestan mal, que no es nuestro municipio, y así mejor nos vamos a Tlapa, pero es mucho dinero”. El problema de la salud no sólo afecta a los mayores, sino también a los niños, quienes están a expensas de que sus padres puedan llevarlos fuera del pueblo a conseguir medicamento.

Aurelio es un niño de apenas ocho meses de edad, y ya tiene serios problemas en la piel. En su estómago se notan las cicatrices de los granos que tuvo hace meses. Los granos le aparecen en todas partes del cuerpo, provocan comezón, dolor “y le sale pus cuando se rascan”, relata Asunción, la madre del niño, quien agrega que “aquí no hay doctor, casi ni viene, es el que sale de Cahuañaña. A veces pasa a firmar cartilla o por las vacunas. Al niño lo tuvimos que llevar a Tlapa, ahí nos recetaron una pomada, pero los granos no se le quitan y llora mucho”.

La comunidad de Yosondakua no cuenta con una clínica que atienda a la comunidad, sólo construyeron una casa de salud hecha de madera a la que “el doctor no quiere llegar; cuando viene es cada dos o tres meses a vacunar, pero no da consulta ahí, nos llaman a la comisaría”, explica doña Petra.

La impresión de los habitantes es que no les harán caso si lo denuncian. A mediados de mayo, se pueden ver a muchos niños y mujeres con los granos purulentos, sin que el doctor haya ido en los últimos dos meses. Aparte está el panorama de tantas muertes que se presentan porque las distancias no permiten la pronta y urgente atención médica.




A principios del año 2013, en un boletín de prensa del gobierno del estado, el gobernador Ángel Aguirre resaltó grandes cambios: “Se debe principalmente a las acciones que emprendimos mediante la estrategia Transformemos Nuestro Entorno y a las inversiones aplicadas por mi gobierno desde inicios de noviembre en el 2011 en Cochoapa el Grande y Metlatónoc, hoy se confirma que en poco más de un año logramos que dejen de ser los municipios más pobres de México”. Una simple visita confirma que aún con toda la inversión en cuanto a infraestructura y la inyección de programas paliativos, las condiciones en que vive la gente no cambiaron.

En términos de salud, la gente sigue igual ó hasta peor con el llamado Seguro Popular, y ve con preocupación que después le quieran cobrar por todo.

Los pueblos exigen su derecho a la atención médica, por medio de la cual los funcionarios justifican presupuestos millonarios, pero también piensan en construir modelos de atención a la salud desde los pueblos.

En San Marcos, poco a poco avanza una iniciativa para crear su propia Casa de Salud Comunitaria, administrada por el pueblo. Es una alternativa a la pésima atención gubernamental, incapaz de generar programas enfocados a la atención con calidad para los pueblos ñuu savi, nauas y me’phaa de la Montaña de Guerrero. Las demandas de acceso a la salud, la alimentación, la educación y la justicia, no han cambiado en esta zona, pero sí la organización de los pueblos para exigirlas y solucionarlas.

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Fuente: Desinformémonos.org