De la Redacción | Periódico La Jornada | Miércoles 10 de abril de 2013, p. 21
La Familia Pasta de Conchos denunció ayer que la abogada Cristina Auerbach fue víctima de amenazas y hostigamiento, por lo que exigió a las autoridades que se garantice su seguridad e integridad. Indicó que “tras haber hecho público en las redes sociales la muerte de un minero en la empresa First Majesti, la cual ésta no informó a las autoridades, varios sujetos no identificados trataron de ingresar a la vivienda de la activista en derechos humanos”.
Por conducto de la cuenta @pastadeconchos se dio a conocer la muerte del minero y a raíz de esto el usuario identificado como @Martinillo la hostigaba vía electrónica.
Este martes, en una abierta amenaza, le escribió, al igual que a la reportera Camelia Muñoz: “Mi experiencia como minero me indica... nunca esperes que funcionarios te cuiden, ellos no están donde estás tú”.
Horas antes, dos sujetos, a bordo de una camioneta gris con placas de Texas, trataron de ingresar al domicilio de la activista y al ser descubiertos se limitaron a preguntar por “la persona que trabaja con Cristina” y si “aquí vive Cristina”, para después retirarse.
Posteriormente, la misma unidad, pero con seis personas, circuló sin detenerse, al ver que había más gente en la vivienda.
Fuente: La Jornada
Por conducto de la cuenta @pastadeconchos se dio a conocer la muerte del minero y a raíz de esto el usuario identificado como @Martinillo la hostigaba vía electrónica.
Este martes, en una abierta amenaza, le escribió, al igual que a la reportera Camelia Muñoz: “Mi experiencia como minero me indica... nunca esperes que funcionarios te cuiden, ellos no están donde estás tú”.
Horas antes, dos sujetos, a bordo de una camioneta gris con placas de Texas, trataron de ingresar al domicilio de la activista y al ser descubiertos se limitaron a preguntar por “la persona que trabaja con Cristina” y si “aquí vive Cristina”, para después retirarse.
Posteriormente, la misma unidad, pero con seis personas, circuló sin detenerse, al ver que había más gente en la vivienda.
Fuente: La Jornada